El World Socialist Web Site habló con Keith Begg, un activista anti-COVID-19 irlandés-sueco que ha dirigido esfuerzos por exponer la respuesta criminal del gobierno sueco a la pandemia de COVID-19. Esta es la segunda entrega de una entrevista en dos partes para la Investigación Obrera Global de la Pandemia de COVID-19. La primera parte se puede leer aquí.
Gabriel Black: Me preguntaba si pudieras referirte un poco más a la cuestión económica. Sé que esto ha sido un regalo del cielo para los bancos. ¿Podrías hablarnos más sobre la política sueca de priorizar las ganancias por encima de salvar vidas?
Keith Begg: La ironía es que Suecia priorizó su economía por encima de la salud y el bienestar de su pueblo. Pero en última instancia, a la economía sueca le fue peor que a la de los otros países nórdicos, o por lo menos de una forma muy, muy parecida.
Les hacen la cabeza constantemente a los suecos sobre esto. Utilizan las ventas de coches, por ejemplo, para afirmar que la economía iba realmente bien. En realidad, Suecia tiene la cuarta mayor tasa de desempleo del conjunto de la Unión Europea, de cerca tras Italia, España y Grecia. Tiene una de las mayores tasas de desempleo juvenil, así que sus políticas no tuvieron literalmente ningún resultado.
Suecia, en la Unión Europea, es conocida como una de los “cuatro frugales”. Están Suecia, Finlandia, Dinamarca y Austria. Ellos no quieren, faltaría más, ayudar a las economías en dificultades como Italia y España, porque fueron de verdad, de verdad afectados por la pandemia. Así que una de mis teorías es que si Suecia inicia un confinamiento, como muchos otros países muy desarrollados, casi tendría que hacer de asegurador de los negocios y personal despedido, etc.
En pueblos más pequeños, algunas personas no siguieron las pautas. En Dalarna, que es un län, el equivalente de un Estado o condado en Suecia, recomendaron llevar la mascarilla. Así que gradualmente, hubo diferentes regiones en Suecia que ignoraron totalmente el consejo de la sanidad pública sueca.
Pero muy claramente, hubo un enorme modus operandi económico en Suecia que era proteger la economía. Pero eso no fructificó. Business Insider escribió un artículo sobre cómo esta estrategia no dio rienda suelta a Suecia, especialmente entre los nórdicos.
Y por supuesto, proteger la imagen de Suecia viene con la economía, porque si historias como la mía y las de muchos otros en Suecia salen a la luz, hay un enorme daño a la reputación. Y ellos tienen que proteger la imagen de Suecia.
Hay una notable docente política en la Universidad de Uppsala, Gina Gustavsson. Una cita suya se destaca en mi mente. Ella dice que si Suecia fuera una persona, la diferencia entre el comportamiento y la realidad sería tan grande, que haría falta ir a ver al psiquiatra. Es simplemente este nivel de excepcionalismo empecinado. Es la reticencia a analizar errores.
Lena Hallengren, la ministra de sanidad y asuntos sociales, ha estado mintiendo constantemente a lo largo de la pandemia. Hemos tenido dos informes de la comisión interina de coronavirus que eran mordaces respecto al manejo que ha hecho Suecia de la pandemia. El tercero y último saldrá dentro de poco. Mats Melin, que fue el jefe de la comisión, le pidió documentos a Lena Hallengren. Ella dijo que no había documentos emanados de las 149 reuniones al principio de la pandemia. Y gracias a un denunciante, una secretaria común, ella [la secretaria] mostró esos documentos.
Lena Hallengren ha estado mintiendo todo a lo largo de la pandemia. Y miente con orgullo. Y esto es tan endémico dentro del sistema de gobierno sueco. Suecia ya no se puede definir como democracia. Es una democracia totalitaria.
GB: La supuesta “izquierda” de Estados Unidos pone a Suecia en un pedestal. ¿Podrías hablar de esta imagen que se está construyendo alrededor de Suecia?
KB: El Estado de bienestar, aunque todavía existe, se ha derrumbado totalmente. Te daré un ejemplo. A lo largo de la pandemia, miles y miles de trabajadores, principalmente mujeres, que estaban empleadas en agencias de cuidado de ancianos, estaban en contratos de cero horas y mal pagados. Así que muchas de ellas iban a trabajar enfermas, porque no había provisiones de bienestar social para ellas si se enfermaban.
En Estados Unidos, sabes, puedo entender por qué la gente mire a Suecia y piense que es un Estado del bienestar, pero nosotros pagamos una de las mayores tasas de impuestos del mundo. En este momento, hay cientos de miles de personas que no tienen acceso a la sanidad a causa del problema del COVID. Básicamente, para acceder a la atención del primer nivel, que es como un médico general, es increíblemente difícil en Suecia.
En este momento, en Suecia, como ya no hay restricciones, los pacientes de COVID pueden mezclarse con pacientes que no tienen COVID. Hablé con un amigo mío que tiene minusvalías severas, y mucha gente no puede correr el riesgo de ir al hospital aquí, porque tienen factores de riesgo severo.
Así que lo que yo diría es, yo antes era siempre un votante de izquierdas o de los Verdes. Cuando estaba en Irlanda, votaba a la izquierda. Así que en Suecia, votaba también a la izquierda, al Vänsterpartiet. Pero desde que empezó la pandemia, hay tan pocas diferencias ideológicas entre la izquierda y la extrema derecha. Y los socialdemócratas, sabes, evocan imágenes de igualdad. Pero vaya elitismo han demostrado durante esta pandemia.
Anders Tegnell está intentando culpar a los inmigrantes de la propagación del COVID, de la tasa de mortalidad, cuando de hecho, como ya he dicho antes, fueron los miles de suecos blancos, la mayoría privilegiados, los que fueron a los Alpes, y volvieron sin que se les hicieran tests. Así que el partido La Izquierda, no protegieron las escuelas ni a los niños, que son lo más valioso de nuestra sociedad.
Tiraron a los ancianos a las ruedas del autobús. Es casi como si vieran a los ancianos como a inútiles consumidores de comida. [Había] una ideología en los años ’30 en cierto país, no lejos de Suecia. Los ancianos eran vistos como una carga para la sociedad, y eran tratados como una carga para la sociedad.
Mientras tanto, los marginalizados en Suecia, en los guetos de las ciudades donde muchas personas de ascendencia extranjera viven en la periferia, apenas acceden a esta información en su propio idioma. Pero aún así, están en la mira. Viven apelotonados, y el partido socialdemócrata dice, “una de nuestras soluciones es que la gente trabaje desde casa”. Sí, “Ingrid” y “Sven”, de la clase media, pueden trabajar desde casa. Pero a la mayoría de la gente en la industria de los servicios la tiraron plenamente a las ruedas del autobús.
La gente marginalizada que está un poquito por fuera de la sociedad ha sido la más afectada. Y los socialdemócratas han demostrado, en cierto sentido, algunas de las tendencias más ultraderechistas que se han visto en los nórdicos en mucho tiempo.
GB: Creo que un punto importante es que el partido La Izquierda de Suecia es un grupo pseudoizquierdista en toda regla. El fracaso de estos partidos pseudoizquierdistas, de hecho, lleva al crecimiento de la ultraderecha. Un corolario en Estados Unidos es Socialistas Democráticos de América, que postuló a Martin Kulldorf. No sé si estabas al tanto.
KB: No, no, no lo estaba…
GB: Jacobin, la revista asociada al DSA [Socialistas Democráticas de EEUU), le dio acríticamente una plataforma a Kulldorff en 2020. Esto fue promocionado por Bhaskar Sunkara, un editor de Jacobin y dirigente de DSA, en Twitter. Si te fijas en su sitio web, apenas si han escrito sobre el COVID. Recientemente, el DSA expresó su oposición a los docentes en huelga en Chicago que estaban luchando contra la reapertura de las escuelas. Comparto esto para aclarar que nosotros no apoyamos ni a La Izquierda ni al Partido Socialdemócrata de Suecia. A pesar de sus pretensiones de que representan a los trabajadores de Suecia, son partidos de la gran patronal.
KB: Te entiendo perfectamente. Pero lo que me parece impactante en Suecia es que la élite y el sistema de gobierno puedan proceder impunemente. Ese es un shock absoluto del sistema para mí. Tenemos una ministra de sanidad que ha estado mintiendo descaradamente, Lena Hallengren, y sigue todavía en su cargo. Anna Ekström, la ministra de educación, manipuló las notas OECD PISA para que Suecia pareciera más alta [mejor] en educación. Es parte de un sistema que ha forzado a los padres a enviar a sus hijos a la escuela incluso si el padre del niño formaba parte de un grupo de riesgo, a escuelas desprotegidas.
Ayer dejaron de hacer tests de COVID, dejaron de hacer tests al público, y dicen que es por los costes. ¡Uno de los países más ricos del mundo lo achaca al coste! La semana pasada murieron 325 personas, de las que sepamos que se informó, y esta semana ya llevamos 150. ¿Qué clase de sociedad arruinada desde el punto de vista moral, ético y científico hace esto?
[Los que se pronuncian] han sido criminalizados en los medios suecos, nos han criminalizado las autoridades. Si te sales del muy, muy estrecho pasillo de opinión, ya te tachan de subversivo, radical, una amenaza a la democracia.
Muchos de nosotros solo queremos poder contar nuestra historia. Aprecio mucho lo que está haciendo el WSWS [con la Investigación]. Necesitamos un registro histórico, en vídeo. Lo gracioso del sistema de gobierno sueco y de la élite es que es como si vivieran en los ’50 y que pueden destruir las pruebas. El internet no miente, sabes, está todo ahí en la nube, en la web.
GB: Nuestra perspectiva es que a los científicos genuinos y los trabajadores ordinarios les han acallado la voz durante la pandemia. Hace poco publicamos el testimonio de Randall James, un trabajador de la industria automotriz, cuyo hermano se contagió de COVID en la planta de componentes de coche de Michigan y murió. Su abuela ahora tiene COVID de larga duración.
No hemos hablado de cómo te criminalizaron. ¿Podrías hablar más sobre esto y del grupo de Facebook que creaste?
KB: Somos un grupo pequeño de 200 personas, y estábamos en un grupo cerrado de Facebook que lanzamos en abril de 2020. Consistía de profesores, médicos, fontaneros, padres, un amplio abanico de gente.
El motivo por el que éramos un grupo escondido es que estábamos hartos de combatir a los odiadores. Muchos de nosotros recibíamos ofensas homófobas, antisemitas. Empezó con tres de nosotros, decidimos crear este grupo para poder defender estos temas y compensar la manipulación de los medios, pero también para hace campaña a miembros del Parlamento Europeo en relación con los errores en los datos y las estadísticas amañadas que Suecia estaba enviando.
Éramos un grupo pequeño, comparado con el grupo Tegnell, por ejemplo, que tenía 90.000 personas. El grupo de Tegnell estaba compuesto principalmente de ultraderechistas, antivacunas, etc., y los medios los consideraban “buenos”.
Pero para nosotros, el año pasado, la radio pública sueca puso un infiltrado o espía en nuestro grupo de Facebook. Analizaban lo que hablábamos, y la mayor parte de ello eran defensas. Analizaban lo que queríamos hacer y lo que habíamos logrado. Luego recibimos una serie de preguntas de la Radio Sueca que decían, “los expertos dicen que ustedes se proponen dañar la imagen de Suecia y los intereses suecos”, que ustedes pueden ser tomados por “amenaza a la democracia”, que podrían “incitar a la gente a cometer crímenes” —esto fue absolutamente tronchante.
Cuando recibimos las preguntas, las preguntas eran tan estrafalarias, las puse, con mis respuestas, en Twitter, y literalmente se volvieron virales. [Lo hice] solo para mostrar lo siniestro que era [y] lo que pasaría. Entonces salió el programa de radio, creo que a las cuatro de la madrugada. Lo que siguió fue una total criminalización por parte de los medios suecos. Pusieron nuestras fotos en los medios con nuestros nombres, diciendo que este era el grupo escondido que atacaba la estrategia sueca, con esos titulares sensacionalistas.
Se puso tan feo que muchos de nosotros recibieron amenazas, pero una persona recibió 80 amenazas, amenazas de muerte a sus hijos, a su familia. Los medios nos crimminalizaron totalmente de esta manera, los medios que el gobierno acababa de rescatar. Se puso tan feo, el lenguaje que usaban, que muchos de nosotros no sabíamos qué pasaría.
Tuve que irme, así que me fui a vivir a Irlanda. Sé que suena dramático. Pero el caso es que, si eso te pasa a ti, si te amenazan como a nosotros, no sabes cuál es el siguiente paso que va a tomar el gobierno o las autoridades. Otra activista, Andrea Rodriguez, de Portugal, que creó Suecia Segura, también se fue. Pero daba la impresión de que no sabías si te iban a tirar piedras a la ventana.
GB: ¿Puedes hablar de la cuestión de eliminar el COVID-19? Nosotros luchamos por la eliminación global y la erradicación final del virus.
KB: Suecia tiene la cuarta menor densidad de población de Europa. Está en la periferia de Europa y tiene una de las mayores tasas de hogares individuales. Podrían haber eliminado este virus.
En los países de la “inmunidad colectiva”, no se dan cuenta de que no vas a tener una economía muy fuerte cuando tu población, cientos de miles, y quizás millones, sufren los efectos del COVID de larga duración. Esto va a tener su impacto en el coste de la sanidad para ellos de ahora en adelante. El coste del bienestar social de gente que no puede trabajar, el coste de su atención hospitalaria, va a impactar todos los aspectos de la sociedad. Y pensar que la vacunación por sí sola es la única salida de esto, es incorrecto.
GB: La idea de que esto es “suave” es una mentira con el objetivo de presionar a la gente para que vuelva al trabajo…
KB: Los economistas han secuestrado esta pandemia. Y los intereses financieros han secuestrado esta pandemia. Esto debería ser por la vida, por nuestra calidad de vida.
En Suecia la esperanza de vida media ha bajado en un año aproximadamente. Pero el hecho es que no vamos a ver los mayores impactos en un buen tiempo. La productividad perdida con una sociedad más enferma, con más costes, esto va a afectar todos los aspectos de nuestra sociedad.
Creo que la única salida a esto es llegar a cero. Es un virus mortal. Está matando niños. No son solo los mayores, está matando a jóvenes en grupos de riesgo y les está dañando el cerebro y los órganos.
GB: ¿Quisieras añadir algo más antes de terminar?
KB: Queremos que el mundo sepa lo que ha acontecido en Suecia. Hay que hacer algo y hay que abordar algo. No es un problema solo de Suecia. Pero en Suecia ha habido un esfuerzo concertado por desatar el experimento de la inmunidad colectiva en la población, revisar la historia, mentir descaradamente. Queremos que la verdad prevalezca.
El World Socialist Web Site insta a todos sus lectores a seguir y participar en la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19. Estamos recogiendo testimonios y contribuciones de expertos, trabajadores y víctimas de todo el mundo. Para participar en la Investigación, por favor completa el formulario de abajo.
(Publicado originalmente en inglés el 17 de febrero de 2022)