Ha comenzado un poderoso movimiento huelguístico en Estados Unidos e internacionalmente en las últimas semanas, involucrando a decenas de miles de trabajadores de distintas industrias. El enfado explosivo por los bajos salarios, las condiciones intolerables de trabajo y los niveles obscenos de desigualdad están provocando comentarios nerviosos en la prensa corporativa sobre “un verano laboral caliente”.
Pero, en una instancia tras otra, los trabajadores están colisionando con las reaccionarias burocracias sindicales y, detrás de ellas, con el Estado capitalista.
El domingo, el sindicato Teamsters anunció que cancelaría una huelga de 22.000 camioneros de la empresa Yellow que iba a comenzar el lunes, desafiando el apoyo generalizado de los trabajadores a una huelga. El principal propósito del acuerdo es prevenir que una huelga en Yellow anime un paro de labores en UPS, donde expira el contrato de 340.000 miembros de los Teamsters el 31 de julio, una semana después. Este aparato sindical, encabezado por el presidente Sean O’Brien, está intentando sellar un acuerdo para atajar una huelga.
El acuerdo en Yellow no resuelve ninguno de los problemas que hicieron que los trabajadores exigieran un paro, incluyendo las demandas de los acreedores de la empresa en Wall Street de recortes de costes brutales.
La clase gobernante ya está extremadamente nerviosa sobre los movimientos en marcha en EE.UU. y Canadá, que presentan la posibilidad de un movimiento incontrolable de la clase trabajadora:
Más de 11.000 guionistas han estado en huelga por casi dos meses y a mediados de julio se les unieron más de 65.000 actores, efectivamente paralizando la producción de cine y televisión en EE.UU. Es la primera huelga conjunta de guionistas y actores desde 1960.
En Columbia Británica, 7.400 trabajadores portuarios llevaron a cabo una segunda huelga en un mes el martes pasado. El sindicato International Longshore and Warehouse Union (ILWU) la finalizó en cuestión de horas después de que el Gobierno canadiense del primer ministro liberal Justin Trudeau la declarara “ilegal”. Luego, canceló otro paro programado para el sábado. ILWU ahora pretende imponer a la fuerza su convenio tentativo con los operadores portuarios en un voto el martes, a pesar de la enorme oposición de los trabajadores.
Miles de trabajadores hoteleros en el sur de California comenzaron su tercera serie de huelgas en ocho hoteles del área de Los Ángeles el jueves. Los trabajadores están en busca de importantes aumentos salariales para lidiar con el alza desenfrenada de los costos de vivienda y comida, pero sus huelgas han sido deliberadamente aisladas y segregadas por el Local 11 del sindicato UNITE HERE.
Aproximadamente 1.400 trabajadores de Wabtec en Pennsylvania, que producen locomotoras, y 1.400 trabajadores de National Steel Car en Hamilton, Ontario, que producen vagones de tren, han estado en huelga por más de un mes.
Más allá de Norteamérica, las huelgas se han seguido expandiendo en Europa, incluyendo en las últimas semanas a 10.000 trabajadores de tierra de los aeropuertos italianos, miles de médicos de Reino Unido, trabajadores de la aerolínea EasyJet en Portugal, entre otros.
Las huelgas son apenas una pequeña muestra de la oposición que se está acumulando, en la medida en que los trabajadores buscan irse a la ofensiva. Además de la posibilidad de una huelga a partir de agosto de cientos de miles de trabajadores de UPS, en septiembre expirarán los contratos de 170.000 trabajadores automotores de Ford, General Motors y Stellantis, las “Tres Grandes”, en EE.UU. y Canadá.
La Casa Blanca está particularmente preocupada de que la evolución de la lucha de clases socave los planes de guerra del imperialismo estadounidense, incluyendo tanto la escalada de la guerra contra Rusia como los preparativos para una guerra incluso mayor contra China. Está dependiendo del aparato sindical para intentar controlar de alguna manera la situación.
Mientras que la dirección del sindicato United Auto Workers bajo el presidente Shawn Fain finge una “reforma” del UAW, ha seguido traicionando las luchas de los trabajadores en sus primeros meses a cargo, incluyendo la huelga de 40 días de los trabajadores de baterías para coches de Clarios. Conscientes del enojo entre los trabajadores por las constantes mentiras de la burocracia sindical, el UAW creó con bombo y platillo una página con “notificaciones sobre el contrato” en las “Tres Grandes” y videos. Sin embargo, no les informan a los trabajadores ningún detalle sobre lo que supuestamente les están exigiendo a las empresas ni lo están discutiendo con ellos.
Detrás de su bombástica retórica “militante” y vacía, Fain y O'Brien esconden muchos subterfugios y miedo. Las direcciones del UAW y los Teamsters, al igual que sus homólogos de otros sindicatos, mantienen una estrecha coordinación con el Partido Demócrata, tratando desesperadamente de evitar huelgas y de impedir que los trabajadores inicien luchas que puedan escapar su control.
La semana pasada, el presidente estadounidense Joe Biden solicitó una reunión privada cara a cara con Fain, antes de que el jefe del UAW se reuniera a pueta cerrada con prácticamente toda la dirección del Partido Demócrata, los mismos políticos que prohibieron una huelga ferroviaria e impusieron un contrato contra la voluntad de los trabajadores ferroviarios el año pasado.
Lo que impulsa el ascenso explosivo de la lucha de clases son las condiciones de vida cada vez más imposibles para la clase obrera. En los supuestos países más ricos del mundo, el hambre y la falta de vivienda azotan no solo a los desempleados y subempleados, sino también cada vez más a los que tienen empleos a tiempo completo en las grandes empresas. En una encuesta reciente de la web de empleo Monster.com, más del 80 por ciento afirmaba que su salario no se correspondía con el aumento del coste de la vida.
Se está acumulando un enorme descontento social en torno a una amplia gama de agravios, desde los niveles estratosféricos de ganancias y riqueza amasados por las corporaciones y los súper ricos, hasta las pésimas condiciones de trabajo que se han vuelto omnipresentes. El impacto cada vez más evidente de la crisis climática es en sí un factor del verano “caliente” en materia laboral, generando una ola de calor que se ha apoderado de gran parte del hemisferio norte, así como el humo de los incendios forestales que ha asfixiado repetidamente a gran parte de Canadá y Estados Unidos.
Además, las terribles consecuencias de la pandemia de COVID-19, incluyendo los primeros indicios de una nueva ola en Estados Unidos, siguen despertando entre los trabajadores un profundo sentimiento de injusticia y una sed de venganza. “El trauma nacional alimenta un punto de ruptura”, escribió el domingo el Detroit Free Press, afirmando: “Los trabajadores están agotados y quieren sentirse valorados por lo que hicieron durante la pandemia”.
La burguesía está dirigiendo todos sus esfuerzos precisamente contra esta creciente marea de lucha. Los bancos centrales de Estados Unidos y Europa van a seguir subiendo los tipos de interés esta semana, decididos a hacer subir el desempleo y debilitar la influencia de los trabajadores. “Si bien el mercado de trabajo se mantiene firme, los funcionarios no corren riesgos”, dijo James Knightley, economista jefe internacional de ING Financial Markets LLC, en un informe de Bloomberg el domingo.
La clase dirigente y sus servidores están aterrorizados ante el tremendo poder social de la clase trabajadora. Este poder social es el que debe ser organizado internacionalmente y liberado.
El resultado de las luchas en la industria automotriz, en UPS y en otras empresas depende de que los trabajadores asuman la iniciativa. No se puede confiar en ninguno de los dirigentes sindicales ni en nada de lo que digan. Fain, O'Brien y sus homólogos conspiran a puerta cerrada con la patronal y sus representantes en Washington. Ya han llevado a cabo traiciones masivas, y volverán a hacerlo si se les da la oportunidad.
La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) está construyendo una red mundial de comités controlados por los trabajadores en todas las industrias. Estos comités -en GM, Stellantis, Ford, UPS y otros lugares-- están conectando a los trabajadores. Están proporcionando un medio para que los trabajadores compartan información y preparen y coordinen una contraofensiva unida. Instamos a los trabajadores a que se afilien a la AIO-CB y establezcan hoy mismo un comité de base en su lugar de trabajo.
(Publicado originalmente en inglés el 23 de julio de 2023)
