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Perspectiva

Medios corporativos censuran las protestas contra el genocidio israelí en Gaza

Algunos de los manifestantes de la protesta de 20.000 personas en Mánchester, contra la guerra israelí contra Gaza, 28 de octubre de 2023

La intensificación de la guerra genocida en Gaza, que entró en una nueva etapa más sangrienta este fin de semana, ha provocado indignación masiva en todo el mundo. Millones han salido a las calles para expresar su ira y horror por los miles que ya han sido masacrados en el bombardeo aéreo israelí de Gaza, el asedio que está creando una hambruna masiva y la inminente invasión que amenaza con la destrucción total y la dispersión de toda la población del territorio sitiado.

Estas protestas son un veredicto popular contra los crímenes de guerra que está llevando a cabo Israel, con el pleno respaldo y la participación de las principales potencias imperialistas. Se ha abierto un gran abismo entre las masas trabajadoras y los Gobiernos capitalistas, que apoyan unánimemente el Estado de Israel.

La población mundial está viendo atrocidades de dimensiones asombrosas: edificios pulverizados por bombas y misiles; hospitales y bloques de apartamentos arrasados; niños cubiertos de sangre, sacados a gritos de los escombros; cuerpos por todas partes. Estas imágenes de una guerra genocida tienen un profundo efecto en la conciencia, que no puede ser deshecho por las mentiras de los medios o la propaganda del Gobierno.

Este fin de semana, medio millón de personas participaron en una protesta en Londres. Decenas de miles se manifestaron en otras ciudades de Europa, con cientos de miles en los países árabes y otros países de mayoría musulmana. En los Estados Unidos, decenas de miles han marchado en la ciudad de Nueva York, Washington, Detroit, Chicago, San Francisco y Los Ángeles, con una participación significativa en cientos de otras ciudades, tanto grandes como pequeñas.

Uno de los aspectos más significativos de estas protestas ha sido la participación de miles de judíos, particularmente jóvenes judíos. Esto se vio más dramáticamente en la toma de la terminal Grand Central en Manhattan el viernes por la noche, en una sentada de varios miles convocada por Jewish Voice for Peace (Voces judías por la paz), bajo el lema “En nuestro nombre, no”.

El estallido de la ira popular en respuesta a los crímenes de guerra en Gaza ha sacudido tanto a las clases dominantes como a sus lacayos de los medios de comunicación. Están tan asustados que han decidido que la única forma de responder es ignorarlo y que los medios relaten falsamente que el público apoya a Israel y su guerra genocida contra Gaza, y que no ha habido expresiones de horror y repulsión de las masas.

Los medios de comunicación que marcan la pauta para el resto en EE.UU. han impuesto un virtual apagón sobre las protestas, limitando sus reportajes a un puñado de referencias en línea que se ven enterradas bajo el diluvio de cobertura proguerra, que ocupa páginas y páginas de la prensa y horas interminables de televisión. No hacen ninguna referencia a los millones que han declarado su oposición a la guerra contra Gaza, mientras que ha habido una cobertura ininterrumpida de la incursión de Hamás del 7 de octubre contra Israel, los preparativos israelíes para la guerra, la campaña de bombardeos y las visitas de los principales líderes occidentales —Biden, Sunak, Scholz, Macron y otros— a Jerusalén para declarar su inquebrantable solidaridad con Netanyahu e Israel.

Este fin de semana, por ejemplo, el New York Times ni siquiera informó sobre las protestas contra la guerra en todo el mundo en sus ediciones impresas, limitando su cobertura a un pequeño artículo en su edición en línea sobre una marcha propalestina en el Puente de Brooklyn. Esto fue relegado a la sección “Nueva York” de la edición en línea, que contiene noticias de interés local solamente.

El Washington Post adoptó una política similar. Publicó un resumen de las protestas globales, en una columna de opinión en línea que no apareció en la edición impresa. CNN publicó un solo artículo de menos de 600 palabras en su sitio web, en comparación con las interminables horas de tiempo de transmisión dedicadas a las operaciones militares israelíes y al ataque de Hamás.

Hace veinte años, millones de personas en todo el mundo marcharon en protesta contra la inminente invasión estadounidense de Irak, que fue vista amplia y correctamente como un descarado crimen de guerra. El Gobierno de Bush utilizó los atentados terroristas del 11 de septiembre para proporcionar una justificación falsa para poner en marcha planes, desarrollados mucho antes, de apoderarse de Bagdad y saquear los vastos recursos petroleros del país.

En ese momento, el New York Times señaló, con considerable asombro: “La fractura de la alianza occidental sobre Irak y las enormes manifestaciones contra la guerra en todo el mundo este fin de semana son recordatorios de que todavía puede haber dos superpotencias en el planeta: los Estados Unidos y la opinión pública mundial”. Traducido a términos de clase, este fue un reconocimiento de que el imperialismo estadounidense se enfrentaba a un oponente más poderoso que cualquier Estado: las masas obreras de todo el mundo que odian la guerra y la opresión en todas sus formas.

Hoy, sin embargo, el Times y sus discípulos en los medios de comunicación ni siquiera se atreven a referirse a la creciente oposición a los planes de guerra del imperialismo estadounidense y sus cómplices sionistas. Esto no se debe a que la posición de Washington sea más sólida, sino todo lo contrario: es una muestra de debilidad y crisis extrema.

Esta debilidad y crisis también se ponen de manifiesto en la criminalización absoluta de las protestas contra la guerra de Gaza. No les basta censurar las noticias de las protestas: las protestas mismas deben ser reprimidas. En Europa occidental, ya ha habido varios intentos de restringir la libertad de expresión con respecto a consignas propalestinas, de prohibir la exhibición de la bandera palestina, e incluso de prohibir las protestas por completo.

Estados Unidos será testigo de medidas similares. Esto fue pregonado por una resolución adoptada por el Senado de los Estados Unidos, redactada e introducida por el republicano fascista Josh Hawley, condenando las protestas estudiantiles en Harvard y varias otras universidades, alegando que eran pro-Hamás y proterroristas. Fue aprobado por unanimidad el jueves, después de que ningún demócrata, ni siquiera el autodenominado senador “socialista” Bernie Sanders, hiciera alguna objeción.

La resolución en sí es solo una declaración de opinión sin fuerza legal. Pero Hawley lo acompañó con una carta al Departamento de Justicia exigiendo que el FBI investigue a los grupos e individuos involucrados en tales protestas. “Dada la escala potencial de esta amenaza, le insto a que despliegue de inmediato los recursos del Departamento de Justicia para investigar las fuentes de financiación de estas organizaciones”, escribió. “La Primera Enmienda protege el derecho a protestar. Pero no protege la provisión de apoyo material a organizaciones terroristas”.

Sin embargo, a pesar de la censura de los medios y las mentiras del Gobierno, las muertes masivas en Gaza son reales, al igual que la repulsión popular contra ellas. Los medios imperialistas no crean la realidad, solo pueden distorsionarla y encubrirla.

La clase dominante está aterrorizada porque el carácter espontáneo de estas protestas muestra que son producto de un proceso subyacente de radicalización de las masas que no pueden controlar. Tampoco controlan los informes de las redes sociales que han proporcionado al mundo un flujo ininterrumpido de imágenes e informes desde Gaza. Pueden participar en la censura y la represión, pero no son omnipotentes.

El apoyo a los palestinos muestra hasta qué punto se está erosionando la narrativa de la propaganda imperialista. Pero las protestas masivas aún carecen de un programa político claro.

La cuestión decisiva es dotar este movimiento con una comprensión política más amplia que coloque la guerra en Gaza en su contexto global, como un frente del impulso imperialista cada vez más avanzado hacia la Tercera Guerra Mundial. La guerra en Ucrania está vinculada a la guerra en Oriente Próximo y a la preparación para una guerra contra China, como parte de un frente global.

En su declaración publicada el sábado, el Consejo Editorial Internacional del World Socialist Web Site llamó a expandir y desarrollar el movimiento contra la guerra en Gaza, convocando a: “huelgas y otras acciones de protesta de la clase trabajadora en todos los países. Instamos a organizar manifestaciones masivas en las ciudades y protestas de solidaridad de los estudiantes de universidad y secundaria...”.

“La fuerza y el éxito del movimiento contra la guerra dependen de su desarrollo en todo el mundo como un movimiento obrero y socialista,” explicó.

El apagón informativo sobre las manifestaciones masivas en los medios corporativos expresa el miedo y la hostilidad de la clase dominante a la oposición de los trabajadores y jóvenes de todo el mundo al genocidio de Israel. El desarrollo de estas protestas en un movimiento que pueda poner fin a la guerra imperialista requiere la construcción de una dirección socialista. Esta es la tarea esencial.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de octubre de 2023)

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