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Perspectiva

Estudio halla que las balas y bombas israelíes posiblemente mataron a más de 60.000 palestinos en Gaza

Una columna de humo y explosiones al interior de la Franja de Gaza, como visto desde el sur [AP Photo/Ariel Schalit]

Un estudio de gran importancia hecho por investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londresy publicado en The Lancet la semana pasada estimó que la cifra oficial de muertes en el genocidio en Gaza es 41 por ciento menor al número de personas asesinadas en los ataques israelíes entre octubre de 2023 y junio de 2024. 

Según las cifras oficiales del Ministerio de Salud de Gaza, más de 46.000 personas han sido asesinadas por las balas y bombas israelíes desde el comienzo del genocidio en octubre de 2023. Si las conclusiones del estudio de una tasa de letalidad mayor se han mantenido hasta el presente, eso significaría que la cifra de personas asesinadas por las fuerzas israelíes desde octubre de 2023 es de 64.000, o 2,9 por ciento de la población prebélica en Gaza. 

Miles de millones en todo el mundo se han visto conmocionados por los incendios forestales de Los Ángeles, que han destruido más de 12.000 hogares, negocios, escuelas y otras estructuras, y han provocado 24 muertes, en lo que el gobernador de California, Gavin Newsom, dijo que podría ser el peor desastre natural en la historia de los Estados Unidos por costo. Pero el número de muertos por el genocidio de Gaza es miles de veces mayor en un enclave pequeño y asediado, que no es una de las ciudades más ricas del mundo, y ha sido infligido por acción humana deliberada, o más bien inhumana.

El estudio encontró que el 59 por ciento de las víctimas eran mujeres, niños o mayores de 65 años. Estos hallazgos reafirman el hecho innegable de que la masacre sistemática del pueblo de Gaza por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), con el apoyo y la asistencia de los Estados Unidos y otras potencias imperialistas, es un genocidio.

Pero incluso este horrible número de muertos expuesto por el estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres es una gran subestimación en múltiples aspectos. En primer lugar, como dejan claro los autores, el diseño de la investigación omite a aquellos que aún están enterrados bajo los escombros, presuntamente muertos. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en inglés) estima esta cifra en aproximadamente 10.000.

El estudio también excluye el impacto del hambre, la deshidratación y la propagación de enfermedades infecciosas promovidas por los esfuerzos deliberados del Gobierno israelí para retener alimentos de la Franja de Gaza y destruir sistemáticamente sus hospitales.

El estudio publicado la semana pasada utilizó un método estadístico extremadamente detallado y granular para estimar el número de muertos. El estudio combinó datos de tres fuentes: registros de defunciones de hospitales del Ministerio de Salud, una encuesta en línea realizada por el ministerio y obituarios de redes sociales. 

Se utilizó un método conocido como análisis de captura-recaptura para identificar superposiciones y brechas entre los conjuntos de datos, lo que permitió a los investigadores contabilizar las muertes no registradas por una sola fuente. Los datos faltantes se abordaron a través de modelos estadísticos y se probaron varios escenarios para mejorar la precisión.

No se ha realizado ningún estudio de granularidad o rigor similar para estimar el número total de muertes, incluidas las muertes por hambre y enfermedades transmisibles, y es posible que dicho estudio ni siquiera sea posible. Como explican los autores, “aunque un estudio sobre el terreno podría arrojar estimaciones sólidas, las condiciones altamente inseguras para los trabajadores humanitarios y de salud dentro de Gaza y las limitaciones de acceso actualmente lo hacen inviable”.

En julio, un artículo publicado en The Lancet estimó, basándose en el impacto de guerras anteriores, que el número de muertes vinculadas al genocidio podría llegar a 186.000 o más.

Es muy posible que, dada la gran subestimación de las muertes violentas revelada por el estudio más reciente, la cifra anterior de 186.000 muertes por todas las causas podría ser en sí misma una gran subestimación.

La posición oficial de la Administración de Biden es que el número de muertos en Gaza es un subproducto de la guerra de Israel contra un grupo de resistencia armada. Sin embargo, el último estudio subraya que el número de muertos es el producto de una campaña deliberada para matar a la mayor cantidad posible de civiles con el fin de romper la resistencia del pueblo palestino a la ocupación ilegal israelí de Gaza. No es una guerra contra un grupo armado sino un genocidio contra toda la población. 

El mes pasado, el New York Times informó sobre la existencia de documentos militares oficiales israelíes que autorizaban el asesinato de 20 no combatientes en cada ataque contra un solo presunto partidario de Hamás, con una proporción en algunos casos de 100 a uno. “En cada ataque, decía la orden, los oficiales tenían la autoridad de arriesgarse a matar hasta 20 civiles”, escribió el Times.

El informe del Times dejó en claro que el “sistema” para atacar a presuntos simpatizantes de Hamás no era más que una tapadera para un bombardeo general de Gaza con bombas de alto rendimiento, con el objetivo de matar a la mayor cantidad de personas y destruir la mayor extensión de Gaza posible.

A principios de diciembre, Amnistía Internacional publicó un exhaustivo informe de 296 páginas que documenta que “Solo una intención de destruir a los palestinos en Gaza” puede “explicar la escala y el alcance” del asesinato en masa, el desplazamiento forzoso y el hambre deliberada de los palestinos en Gaza por parte de Israel. 

El 27 de noviembre, la Corte Penal Internacional (CPI) emitió órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el exministro de Defensa Yoav Gallant, acusando a ambos del “crimen de guerra de inanición como método de guerra; y los crímenes de lesa humanidad de asesinato, persecución y otros actos inhumanos”. 

El lunes, en el discurso final sobre política exterior de su presidencia, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se regodeó diciendo que “Israel hizo mucho daño a Irán y sus fuerzas patrocinadas” y que, en lo que respecta a los Estados Unidos, “nuestras acciones contribuyeron significativamente”. Resumiendo el legado de su presidencia, Biden declaró: “Hemos aumentado el poder de Estados Unidos en todas las dimensiones”, y agregó: “Hemos aumentado nuestro poder militar”. Concluyó: “Nuestras fuentes de poder nacional son mucho más fuertes que cuando asumimos el cargo”.

En una llamada con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, durante el fin de semana, Biden se jactó de que “las circunstancias regionales han cambiado fundamentalmente” en todo Oriente Próximo, “la caída del régimen de Asad en Siria y el debilitamiento del poder de Irán en la región”.

El genocidio de Gaza es un componente esencial de la campaña estadounidense para aumentar el “poder” del imperialismo estadounidense en Oriente Próximo. El Gobierno de Biden ha buscado la solución final de la cuestión palestina, el impulso para romper totalmente la resistencia del pueblo palestino en un esfuerzo por crear lo que la asesora de Seguridad Nacional de la administración Bush, Condoleezza Rice, bautizó como el “Nuevo Oriente Próximo”, un término utilizado repetidamente por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu para describir el objetivo de la guerra regional masiva que está librando en nombre de las potencias imperialistas.

En solo seis días, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, asumirá el cargo. En una conferencia de prensa la semana pasada, Trump prometió que “todo el infierno se desatará” en Oriente Próximo a menos que Hamás se rinda a las demandas de Israel. El vicepresidente JD Vance se comprometió a permitir que “los israelíes eliminen al último par de batallones de Hamás y su liderazgo”.

El ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, ha respondido a la elección de Trump ordenando los preparativos para la anexión de Cisjordania, amenazando con hacer que Cisjordania se parezca a Gaza.

Todas las facciones de la élite política estadounidense, desde la sangrienta Administración de Biden hasta Trump y su banda de fascistas, están comprometidas con la normalización de los genocidios y las anexiones neocoloniales. No ven la masacre en curso de los palestinos como una excepción que nunca se repetirá, sino como el modelo que se aplicará a todas las poblaciones rebeldes, ya sea en el país o en el extranjero.

Mientras Trump se prepara para asumir el cargo, la lucha contra el genocidio de Gaza debe redoblarse y transformarse en una lucha contra el orden social capitalista del que la matanza en Palestina es solo una manifestación horrible.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de enero de 2024)

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