En una abierta amenaza de iniciar una guerra nuclear contra Rusia, el presidente estadounidense Donald Trump anunció el 1 de agosto que está reposicionando submarinos nucleares estadounidenses para atacar a Rusia. Esta amenaza se produjo en la antesala del 8 de agosto, día en que Trump afirma que impondrá aranceles paralizantes contra Rusia y todos sus socios comerciales si Rusia no cesa los combates en Ucrania.
En Telegram, el expresidente ruso Dmitri Medvédev atacó la amenaza arancelaria de Trump tildándola de “jugar al juego del ultimátum”, y añadió: “1. Rusia no es Israel ni siquiera Irán. 2. Cada nuevo ultimátum es una amenaza y un paso hacia la guerra. No entre Rusia y Ucrania, sino con su propio país”. Medvédev también aconsejó a Trump ver la serie de televisión postapocalíptica The Walking Dead para entender lo que significaría una guerra entre Estados Unidos y Rusia. Trump respondió:
“Basado en las declaraciones altamente provocadoras del ex presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, quien ahora es vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, he ordenado posicionar dos submarinos nucleares en las regiones apropiadas, por si estas declaraciones insensatas y provocadoras resultan ser más que simples palabras… Las palabras son muy importantes, y a menudo pueden conducir a consecuencias no deseadas. Espero que esta no sea una de esas ocasiones”.
Con esta amenaza monumentalmente temeraria, queda claro que los conflictos militares y comerciales entre las principales potencias se están descontrolando por completo. El Kremlin ha desestimado las amenazas arancelarias de Trump y continúa desarrollando ofensivas localizadas a lo largo del frente en Ucrania. Las promesas de Trump de negociar rápidamente un fin a la guerra entre Rusia y Ucrania han fracasado, mientras en los círculos gobernantes se acumula una dinámica aparentemente imparable hacia una enorme escalada militar del conflicto de la OTAN con Rusia.
Durante su campaña electoral, Trump se presentó como un opositor a la guerra en Ucrania e incluso prometió terminarla en “24 horas” con unas pocas llamadas telefónicas. Sin embargo, como presidente, luego de suspender brevemente la ayuda militar a Ucrania este invierno e iniciar conversaciones con el Kremlin, Trump reanudó rápidamente el envío de armas por decenas de miles de millones de dólares a Ucrania. Esto fue elogiado tanto por funcionarios del Partido Demócrata como por la Unión Europea (UE), que han hecho del apoyo a la guerra contra Rusia el eje de su oposición a Trump.
Las negociaciones con Rusia se han estancado, sin embargo, porque los funcionarios estadounidenses y de la OTAN no están dispuestos a aceptar las demandas clave que llevaron al Kremlin a invadir Ucrania en 2022 —en particular, que la OTAN no ubique sus fuerzas en Ucrania, en la frontera con Rusia.
Durante la última semana, los funcionarios del gobierno de Trump han hecho declaraciones cada vez más pesimistas sobre las negociaciones diplomáticas con Rusia. El jueves pasado, Trump indicó que las amenazas de sanciones probablemente no detendrán al presidente ruso Vladimir Putin de continuar las operaciones militares en Ucrania, declarando: “No sé si las sanciones le molestan”.
El secretario de Estado estadounidense Marco Rubio dijo que el presidente estaba “molesto” por la falta de avances en un arreglo diplomático del conflicto en Ucrania y que podría abandonar las conversaciones. “Así que, en algún momento”, dijo Rubio a Fox News, “[Trump] tiene que tomar una decisión sobre cuánto seguir intentando lograr un alto al fuego si una de las dos partes no está interesada”.
En cambio, se siguen multiplicando las tensiones económicas y militares entre las principales potencias del mundo. Si Trump impone efectivamente aranceles del 100 por ciento a los países que comercian con Rusia, el resultado podría ser un colapso catastrófico del comercio mundial. Los compradores de petróleo y gas ruso incluyen no solo a grandes economías asiáticas como China, India y Turquía, sino también, a pesar de las sanciones de la UE contra Rusia, a varios estados de la UE: Hungría, Bélgica, Francia, Eslovaquia, Chequia e Italia.
Aunque los demócratas estadounidenses estuvieron inicialmente entusiastas respecto al uso de sanciones para intentar forzar la rendición rusa, las publicaciones liberales también adoptan ahora un tono más pesimista. El jueves, el New York Times escribió: “es difícil imaginar que el presidente de China, Xi Jinping, abandone al señor Putin, su socio más crítico en el desafío al poder estadounidense”.
El recurso de Trump a las amenazas nucleares debe tomarse como una advertencia: los conflictos entre las grandes potencias mundiales en Europa y más allá son tan intensos que no se resolverán pacíficamente, a menos que intervenga decisivamente la clase obrera para arrebatar el poder a los gobiernos capitalistas.
A medida que fracasan los intentos de Estados Unidos por imponer el sometimiento ruso mediante armas diplomáticas o comerciales, las potencias imperialistas de la OTAN avanzan rápidamente hacia una escalada militar contra Rusia.
De hecho, mientras Trump amenazaba con la guerra nuclear a Rusia, funcionarios alemanes confirmaron a Reuters que están preparando un aumento colosal del ejército terrestre alemán, en el marco de una campaña de rearme europeo que costará varios billones de euros. Berlín ordenará 3.000 vehículos blindados Boxer y 3.500 vehículos de combate de infantería Patria valorados en 17.000 millones de euros, así como aviones de combate Eurofighter. Esto sigue a la promesa del canciller alemán Friedrich Merz, hecha en mayo, de usar el programa de rearme de 1 billón de euros para convertir a la Bundeswehr alemana en “el ejército convencional más fuerte de Europa”.
Otras potencias de la UE también están realizando enormes adquisiciones. Francia planea adquirir 1.400 vehículos blindados Serval y 1.437 Griffon, además de cientos de cañones montados sobre camiones Caesar. Italia comprará al menos 1.050 vehículos blindados Lynx y 380 tanques de batalla principales Panther a la corporación alemana Rheinmetall. Polonia también ha anunciado planes para adquirir más de 1.000 tanques procedentes de Corea del Sur, Estados Unidos y Alemania, así como otros vehículos blindados.
El rearme militar europeo apunta al peligro creciente de una guerra nuclear y la bancarrota política de la política exterior del Kremlin. Solo la UE, con una población de más de 448 millones y un producto interno bruto de 20 billones de dólares, supera ampliamente a la población de Rusia de 143 millones y su PIB de 2 billones de dólares. Si Europa se rearma plenamente, las fuerzas convencionales rusas se verán ampliamente superadas numéricamente en cualquier guerra contra la OTAN, planteando rápidamente la cuestión de si el Kremlin recurrirá a su arsenal nuclear para evitar ser arrollado.
La guerra de la OTAN contra Rusia está, además, inseparablemente vinculada a la guerra de clases internacional contra los trabajadores. Mientras Trump recorta programas sociales e impulsa medidas que encarecen el costo de vida en Estados Unidos mediante aranceles, las potencias de la UE preparan medidas de austeridad por cientos de miles de millones de euros. Tras las movilizaciones de millones este año en protestas masivas contra Trump en Estados Unidos, crece la indignación explosiva entre los trabajadores europeos contra los gobiernos que preparan recortes sociales para financiar rearmes militares en abierta contradicción con la voluntad popular.
De hecho, cuando el presidente francés Emmanuel Macron propuso el año pasado desplegar tropas terrestres francesas o de la UE en Ucrania, la propuesta fue rechazada abrumadoramente por la población de Francia y de Europa. Una encuesta del Grupo Eurasia encontró que el 89 por ciento de los europeos occidentales se oponía a la implicación en una guerra contra Rusia.
Al doblar la apuesta por el militarismo y la austeridad, sin embargo, los gobiernos imperialistas de la OTAN—respaldados por los aparatos políticos que se han adaptado por completo a la guerra en Ucrania—están escalando rápidamente la guerra hacia un conflicto nuclear catastrófico que amenaza la supervivencia de la humanidad.
La gran tarea del momento es construir un movimiento internacional dentro de la clase obrera, que conecte la oposición masiva entre los trabajadores de base contra la austeridad social y la represión policial con una oposición a la guerra imperialista, y con una perspectiva socialista revolucionaria para arrebatar el poder de las manos de las oligarquías financieras que han llevado al mundo al borde de la guerra nuclear.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 3 de agosto de 2025)
