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Perspectiva

Los trabajadores deben movilizarse para detener el exterminio sionista e imperialista de los palestinos en Gaza

Palestinos luchan por obtener comida y ayuda humanitaria desde la parte trasera de un camión mientras avanza por el corredor Morag cerca de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, lunes, 4 de agosto de 2025 [AP Photo/Mariam Dagga]

La decisión del gabinete de seguridad del Gobierno fascista de Israel de expandir su ocupación militar de la Franja de Gaza significará la muerte de cientos de miles de palestinos y presagia su limpieza étnica final. Los trabajadores y jóvenes que quieren detener esta barbarie deben construir un movimiento socialista en la clase trabajadora contra el régimen sionista y sus patrones imperialistas.

El plan por etapas propone la conquista militar de la Franja de Gaza, incluida la ciudad de Gaza, Jan Yunis y otros campos de refugiados, donde se encuentran al menos un millón de palestinos desplazados. En respuesta a las preocupaciones tácticas expresadas por el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Eyal Zamir, de una pérdida innecesaria de personal militar y de poner en peligro a los 20 rehenes que aún mantiene Hamás, las discusiones abiertas sobre la anexión permanente han dado paso a una propuesta para mantener las áreas capturadas durante cinco meses con un nuevo perímetro de seguridad establecido dentro del enclave, mientras Hamás es eliminado y los rehenes restantes son liberados. Esto debe ser seguido supuestamente por alguna forma no especificada de control árabe.

Detrás de este cambio retórico, los asesinatos en masa y la limpieza étnica siguen estando a la orden del día. Las FDI ya han emitido nuevas órdenes de desplazamiento forzoso en partes de la ciudad de Gaza en el norte y Jan Yunis en el sur. Un portavoz militar dijo que las tropas de tierra se estaban preparando para “ampliar el alcance de las operaciones de combate”.

Un millón de personas, alrededor de la mitad de la población del enclave, serán conducidas inicialmente hacia el sur hacia la “zona humanitaria” de Mawasi, un campo de concentración, después de lo cual se lanzará una ofensiva militar en el área étnicamente limpiada. Muchas de estas personas, que ya están muriendo de hambre y han sido desplazadas varias veces desde que comenzó el genocidio, morirán en el camino.

Se trata de un genocidio llevado a cabo por el régimen sionista pero conducido desde Washington, Berlín y Londres.

La capacidad del primer ministro Benjamín Netanyahu para intensificar el exterminio y la expulsión de los palestinos es posible gracias al apoyo incondicional que su Gobierno disfruta de las potencias imperialistas que han inundado de armas y otros materiales de guerra al régimen sionista. De hecho, el presidente Trump dio luz verde al plan de Netanyahu cuando declaró el 5 de agosto: “Así que Israel tendrá que tomar una decisión... Va a depender bastante de Israel”.

Desde el comienzo de la última embestida de Israel contra Gaza en octubre de 2023, los Gobiernos imperialistas han combinado su armamento de Israel con los esfuerzos para aplastar la oposición popular al genocidio en cada país mediante el despliegue de violencia policial y campañas de desprestigio que califican a los activistas contra el genocidio como “antisemitas”.

Pero el apoyo de décadas al régimen sionista por parte de las potencias imperialistas se remonta a la creación en 1948 de un Estado judío exclusivo en el mandato británico de Palestina. Como explicó la Cuarta Internacional en mayo de 1948, la partición de Palestina en un Estado judío y territorios árabes “es un acuerdo entre los ladrones imperialistas” en los Estados Unidos y Reino Unido con el objetivo de asegurar sus posiciones en la región. La partición “estrangularía la lucha antiimperialista de las masas, mientras que los sionistas y los feudales árabes competirían por congraciarse con los imperialistas”, advirtió la Cuarta Internacional.

Casi ocho décadas después, los imperialistas solo pueden preservar a Israel como punta de lanza para su dominio sobre Oriente Próximo, respaldando la aniquilación de los palestinos.

La determinación por parte de Washington y sus cómplices europeos de facilitar el genocidio y tomar medidas enérgicas contra cualquier oposición proviene de su desesperado esfuerzo por promover sus intereses económicos y geopolíticos depredadores en medio de una crisis capitalista global. Los mismos antagonismos entre las grandes potencias que llevaron a dos guerras mundiales en el siglo pasado han creado las condiciones para una tercera guerra mundial imperialista, que amenaza la supervivencia misma de la humanidad.

Las etapas iniciales de este conflicto están en marcha, con el genocidio de los palestinos como un componente del impulso del imperialismo estadounidense para asegurar la hegemonía indiscutible sobre esta región rica en petróleo. Al mismo tiempo, los gánsteres imperialistas están librando una guerra contra Rusia con el objetivo de reducirla a un estatus semicolonial y preparar una guerra contra China para bloquear su ascenso económico. La disposición de los imperialistas a autorizar la masacre de todo un pueblo proporciona una indicación de la barbarie de la que son capaces en la búsqueda de materias primas, mercados, mano de obra e influencia geoestratégica.

Los regímenes árabes despóticos continúan compitiendo por congraciarse con los imperialistas y son cómplices del asesinato en masa. Para las élites gobernantes egipcias, jordanas, saudíes y otras del golfo Pérsico, su principal preocupación es servir como socios menores en la guerra de conquista y saqueo regional de Washington, formando una alianza antiiraní, sin provocar un levantamiento de la clase trabajadora árabe oprimida contra sus regímenes. De ahí su negativa a ofrecer cualquier oposición al genocidio más allá de declaraciones hipócritas de preocupación y propuestas para orquestar la expulsión de los palestinos, es decir, llevar a cabo un crimen de lesa humanidad más “humanamente”. El mismo día en que Netanyahu discutió la expansión de las operaciones militares en Gaza con su gabinete de seguridad, Egipto firmó un acuerdo conjunto con el régimen sionista para la exportación de gas natural por un valor estimado de $35 mil millones.

Los sionistas y sus patrocinadores imperialistas han tenido éxito durante casi dos años en llevar a cabo su criminal “solución final” de la cuestión palestina gracias sobre todo a la despreciable conducta de los partidos socialdemócratas, los sindicatos y sus parásitos políticos. Partidos como los laboristas británicos y los socialdemócratas de Alemania que están en el Gobierno han suministrado armas y equipo militar al régimen fascista de Netanyahu y han prohibido la oposición popular. Los sindicatos en todos los principales centros imperialistas han reprimido sistemáticamente la oposición de la clase trabajadora al genocidio, ignorando el llamamiento de los sindicatos palestinos desde el principio a acciones de solidaridad global para detener el ataque de Israel.

Millones de trabajadores y jóvenes han salido a las calles de todo el mundo para expresar su indignación por el genocidio. Sin embargo, los partidos socialdemócratas y estalinistas, así como las organizaciones de pseudoizquierda y los grupos en su órbita, han encadenado a los manifestantes a la estrategia en bancarrota de hacer llamamientos morales para presionar a los mismos criminales de guerra imperialistas responsables de masacrar a los palestinos.

La tarea urgente que enfrenta la clase trabajadora en los centros imperialistas es movilizar su inmenso poder social para detener el genocidio de Gaza y la maquinaria de guerra responsable de su implementación. Los trabajadores industriales, del transporte y otros sectores clave deben organizarse desafiando a la burocracia sindical para luchar por las siguientes demandas:

  • Un cese inmediato del envío de todas las armas a Israel.
  • El boicot de todo comercio y otra actividad económica con Israel.
  • Las corporaciones estadounidenses, europeas y de otro tipo que ayudan a Israel a llevar a cabo el genocidio deben ser acusadas y procesadas.
  • El arresto de funcionarios israelíes por crímenes de guerra.
  • El fin de la represión de la oposición al genocidio de Gaza.
  • El acceso inmediato y sin obstáculos a Gaza para el suministro de ayuda a través de todos los cruces terrestres disponibles.

Estas demandas solo pueden hacerse cumplir mediante el inicio de una lucha industrial y política por parte de la clase trabajadora. La huelga de esta semana en Boeing, en el corazón mismo de la maquinaria de guerra de Estados Unidos, subraya la base de apoyo real para el desarrollo de un movimiento de masas contra la guerra imperialista y los horrendos crímenes que produce.

Las huelgas y la negativa a producir y manipular bienes destinados a Israel deben combinarse con esfuerzos sostenidos para ampliar la lucha a otros sectores de trabajadores y jóvenes. Las resoluciones deben ser adoptadas por los trabajadores y las delegaciones enviadas a otros lugares de trabajo con el objetivo de movilizar a la clase trabajadora de todo el mundo para detener la barbarie imperialista asumiendo la lucha por el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de agosto de 2025)

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