Un análisis del paquete fiscal y de gasto de Donald Trump publicado el lunes por la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), una agencia no partidista, confirma que la medida, firmada como ley el mes pasado, transfiere billones de dólares de ingresos de los trabajadores y sectores pobres hacia los ricos.
En una carta en respuesta a una solicitud de los principales legisladores demócratas para analizar los “efectos distributivos” de la llamada “Gran Hermosa Ley” de Trump, la CBO informó que el 10 por ciento más rico de los perceptores de ingresos verá un aumento promedio anual de 13.600 dólares durante la próxima década, lo que representa un incremento del 2,7 por ciento de sus ingresos. Las ganancias provendrán principalmente de la extensión y expansión del recorte fiscal de 2017, aprobado durante el primer mandato de Trump, el cual beneficia de forma abrumadora a los superricos. Se estima que el 0,1 por ciento más alto verá un aumento promedio anual de ingresos del 3,9 por ciento (389.000 dólares por año).
El 10 por ciento más pobre de los perceptores de ingresos perderá unos 1.200 dólares al año, una disminución del 3,1 por ciento de su ingreso promedio anual de 39.464 dólares. Las pérdidas se deben a recortes en programas de red de seguridad social, como Medicaid y SNAP (el programa de cupones de alimentos), y a nuevos requisitos laborales que limitarán el acceso a estos beneficios. Esta pérdida afectará la capacidad de los hogares de bajos ingresos para pagar el alquiler o la cuota del automóvil y empujará a muchos hacia la miseria.
Los hogares de ingresos medios pueden esperar un modesto aumento anual de entre 800 y 1.200 dólares, según la CBO.
La ley de impuestos y gasto otorga 3,8 billones de dólares en reducciones fiscales para los ricos y superricos. Para ayudar a compensar el costo de esta estafa al servicio de la oligarquía corporativa, además de 170.000 millones de dólares en medidas antiinmigrantes y otros 150.000 millones de dólares para el presupuesto militar en 2025, impone recortes de 930.000 millones de dólares en Medicaid, mediante requisitos laborales más estrictos y reglas de elegibilidad más duras, y de 285.000 millones en cupones de alimentos. Además, elimina incentivos para energías limpias y reduce la condonación de deudas estudiantiles en 320.000 millones de dólares.
El enorme incremento del gasto para el pogromo de Trump contra los inmigrantes incluye 46.000 millones de dólares para completar su muro fronterizo y 45.000 millones para expandir los centros de detención para migrantes—en realidad, campos de concentración. También prevé la contratación de 10.000 nuevos agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y 3.000 nuevos agentes de la Patrulla Fronteriza.
Más de 71 millones de personas en EE.UU., o uno de cada cinco habitantes, dependen de Medicaid, el programa de seguro médico gubernamental para personas de bajos ingresos y discapacitadas. La CBO estima que 10 millones perderán su cobertura de salud para 2034 como resultado de los recortes de la “Gran Hermosa Ley”.
El recorte del 20 por ciento en los cupones de alimentos impactará un programa del que dependen 40 millones de personas para ayudar a pagar su alimentación. La CBO estima que los recortes en este programa harán que más de 2,4 millones de personas pierdan la asistencia alimentaria.
La ley agrega 3,3 billones de dólares a la deuda nacional, que ya ronda los 37 billones, y eleva el techo de deuda en 5 billones de dólares. Esto significa que la clase dominante intentará resolver su crisis de deuda y del dólar mediante la destrucción de lo que queda de la red de seguridad social establecida en las décadas de 1930 y 1960, incluidos Medicare y el Seguro Social.
Este es un programa de guerra de clases contra la clase trabajadora. Ya estimula una creciente oposición entre la población y provocará un movimiento de masas del proletariado. Es en preparación para esta erupción de la lucha de clases que Trump busca establecer una dictadura presidencial, con el pleno apoyo del Partido Republicano y la complicidad de los demócratas, quienes no han movido un dedo para oponerse seriamente a las políticas de Trump.
Los republicanos desestimaron el informe de la CBO, acusándolo de estar manipulado a favor de los demócratas. El representante Jason Smith, presidente republicano del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara, dijo: “La CBO tiene un historial problemático de hacer cálculos incorrectos y, al igual que los demócratas, tiene un sesgo a favor de más gasto federal y mayores impuestos”.
Los demócratas realizaron diversas maniobras para retrasar la aprobación de la “Gran Hermosa Ley” y votaron en contra, pero nunca convocaron protestas masivas, y mucho menos huelgas, para oponerse a su implementación. Al igual que los republicanos, son un partido de la clase capitalista dominante y de su aparato militar-inteligencia. Los demócratas apoyan brutales recortes a los programas sociales para financiar una agresión militar cada vez mayor y para ayudar a amortiguar la crisis económica del capitalismo estadounidense. No ofrecen resistencia alguna ante los avances de Trump hacia la dictadura, a la cual temen mucho menos que al surgimiento de un movimiento independiente de la clase obrera contra el capitalismo.
Como escribió el World Socialist Web Site en el momento de la aprobación de la ley:
Es una expresión desnuda del régimen de clase: una ofensiva general dictada por y para los multimillonarios que dominan la sociedad estadounidense. La legislación representa la política de la élite corporativo-financiera encarnada en la administración fascistoide de Trump y demuestra con brutal claridad que el Estado capitalista—incluyendo ambos partidos de grandes empresas—existe únicamente para defender y ampliar la riqueza y el poder de esta clase parásita.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de agosto de 2025)
