El 19 de agosto, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés) emitió una nueva guía en su “ manual de políticas ” que amplía enormemente las bases para negar solicitudes de inmigración y naturalización. La medida profundiza la vigilancia ideológica contra los inmigrantes, reactivando las exclusiones de la era de la Guerra Fría y extendiéndolas a cualquier persona que se oponga al imperialismo estadounidense y sus crímenes.
La guía instruye a los oficiales de inmigración a llevar a cabo un “análisis discrecional” que abarque no solo los lazos familiares, el historial migratorio y cuestiones humanitarias del solicitante, sino también sus opiniones políticas.
Entre los factores que pueden pesar en contra de los inmigrantes se encuentran si han “apoyado, promovido o defendido” los puntos de vista de una “organización terrorista”, de quienes participen en “ideologías o actividades antiamericanas”, o de grupos e individuos asociados al “terrorismo antisemita” o a “ideologías antisemitas”.
La redacción deliberadamente vaga de la nueva política no es accidental. Abre la puerta para que el Estado tache de “antiamericana” la oposición a las guerras de EE. UU. en el extranjero, la oposición al sionismo y al genocidio en Gaza, o la promoción socialista de la igualdad y la revolución. A cualquiera acusado de tales convicciones se le puede negar la entrada, la residencia permanente o la ciudadanía.
Las notas al pie de la guía remiten 8 U.S.C. § 1424, un estatuto codificado por primera vez en lo más profundo de la Guerra Fría. Dicha disposición prohíbe naturalizar a quien defienda “la oposición a todo gobierno organizado” o esté afiliado al Partido Comunista, a la Asociación Política Comunista o a cualquier “partido totalitario”. Prohíbe la pertenencia a cualquier organización que defienda las “doctrinas económicas, internacionales y gubernamentales del comunismo mundial” o “el establecimiento en Estados Unidos de una dictadura totalitaria”.
En la práctica, estas cláusulas fueron diseñadas para excluir y deportar a socialistas revolucionarios. El gobierno estadounidense, aterrorizado por los levantamientos revolucionarios del siglo XX, intentó criminalizar el marxismo en sí. No sancionó acciones criminales, sino doctrinas políticas —sobre todo, el programa de la revolución socialista internacional.
La nueva guía del USCIS no elimina estas prohibiciones anticomunistas, sino que se basa directamente en ellas. Al agregar las “ideologías antiamericanas” a la lista, el gobierno declara de hecho que cualquier oposición al capitalismo, al imperialismo o al propio Estado es extranjera, peligrosa y prohibida.
El abogado de inmigración Eric Lee señaló que bajo la nueva guía, probablemente Trump “negaría la ciudadanía a Thomas Jefferson bajo la nueva política del USCIS por esta carta que escribió a William Stephens Smith el 13 de noviembre de 1787”. En esa carta, Jefferson escribió célebremente: “El árbol de la libertad debe regarse de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos”.

Usando el garrote del “antisemitismo”, la guía brinda suficiente ambigüedad para permitir al gobierno estadounidense prohibir la entrada a todos aquellos que se opongan al genocidio en Gaza respaldado por EE. UU.
El espectro del trotskismo ronda Washington
Esta guía apunta directamente a quienes defienden la perspectiva desarrollada por León Trotsky, co-líder de la Revolución Rusa: que la emancipación de la clase obrera requiere una revolución socialista internacional.
En La revolución permanente (1930), Trotsky escribió:
“La tarea fundamental del partido proletario en cada país consiste en vincular la lucha de los obreros con la de los obreros del mundo entero”.
En el Programa de Transición (1938), advirtió:
“Sin una revolución socialista … una catástrofe amenaza toda la cultura de la humanidad”.
Trotsky también insistió en el derecho de los trabajadores a migrar libremente, declarando en 1932:
“Los obreros deben exigir la abolición de todas las leyes migratorias. … La clase obrera debe defender sus propios intereses exigiendo plena libertad de movimiento para los trabajadores.”
Cada uno de estos principios —el internacionalismo, la oposición al Estado capitalista, la abolición de las fronteras— cae directamente dentro de las categorías de pensamiento “antiamericano” que ahora vigila el USCIS. Defender el programa de la Revolución Permanente de Trotsky es, ante los ojos de la ley estadounidense, razón para ser descalificado del ingreso o la ciudadanía.
El significado de estos cambios es claro. Los inmigrantes no solo deben obedecer las leyes de Estados Unidos; deben profesar lealtad al imperialismo estadounidense. Quienes se oponen al genocidio en Gaza, quienes defienden el socialismo, quienes abogan por la unidad de la clase trabajadora a través de las fronteras, son todos sospechosos. Incapaz de gobernar democráticamente, la clase dominante estadounidense exige conformidad ideológica en la frontera, convirtiendo a los oficiales de inmigración en comisarios políticos del Estado capitalista.
Esta actualización de política no tiene nada que ver con “mantener a la gente segura”. Su único propósito es suprimir la expansión de la conciencia socialista dentro de la clase trabajadora, en un momento en que crece internacionalmente la oposición masiva a la desigualdad, los ataques contra los inmigrantes, la dictadura y la guerra. Un gobierno que encarcela a trabajadores inmigrantes, persigue estudiantes por escribir artículos de opinión, deporta familias y apoya genocidios en el extranjero se arroga ahora el derecho de decidir qué pensamientos son lo suficientemente “estadounidenses” como para ser permitidos dentro del país.
La clase trabajadora debe rechazar esta depuración ideológica. La lucha por los derechos de los inmigrantes, por la libertad de movimiento y por el derecho de los trabajadores a vivir y trabajar donde elijan es inseparable de la lucha contra el imperialismo, el capitalismo y la amenaza de una guerra mundial.
El hecho de que el gobierno de EE. UU. busque ilegalizar la perspectiva defendida por Trotsky y el World Socialist Web Site no solo confirma su poder: demuestra su verdad.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de agosto de 2025)