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¡Preparar una huelga general, derrocar a Macron, detener la escalada bélica en Europa!

El presidente Emmanuel Macron, al centro, el primer ministro François Bayrou, a la izquierda, y el ministro de Territorios de Ultramar Manuel Valls asisten a una reunión con funcionarios electos de Nueva Caledonia y representantes estatales en el Palacio del Elíseo en París, Francia, el 12 de julio de 2025. [AP Photo/Tom Nicholson]

Al presentar una moción de confianza sobre su presupuesto de austeridad, el primer ministro francés François Bayrou ha destapado la crisis política en Francia y en toda Europa. Con su gobierno minoritario al borde de la caída y sin un ganador claro en el horizonte si se convocan nuevas elecciones legislativas, Francia se encuentra en un punto muerto.

Está surgiendo un conflicto irreconciliable entre la clase obrera y la oligarquía capitalista que financia su rumbo hacia la guerra mediante una austeridad brutal. Mientras el canciller alemán Friedrich Merz prepara un fondo bélico de 1 billón de euros y declara que “el Estado de bienestar ya no se puede financiar”, Bayrou propone recortar días de vacaciones y 44.000 millones de euros de gasto social para triplicar el gasto militar francés. Estas políticas de austeridad y militarización, impulsadas en toda Europa, enfrentan un rechazo masivo de la población.

Las encuestas señalan que el 84 por ciento de la población francesa se opone al presupuesto de Bayrou. Más de dos tercios quieren la destitución tanto de Bayrou como del presidente Emmanuel Macron, el presidente de los ricos. Se están preparando paros por parte de trabajadores de la energía y el ferrocarril, trabajadores de supermercados, taxistas y farmacéuticos, y crecen los llamados a bloquear la economía con una huelga de protesta nacional de un día el 10 de septiembre.

La situación política está preñada de la posibilidad de una huelga general como la de mayo de 1968 en Francia. Pero una erupción de esta magnitud en la lucha de clases —para la cual una huelga de un día sería solo un ensayo— debe ser preparada conscientemente. La clase obrera debe armarse políticamente comprendiendo sus tareas en la lucha internacional emergente y superando el obstáculo que representan las burocracias que buscan frenar y desorganizar la lucha de clases.

En Francia, estas burocracias están encarnadas sobre todo en la coalición del Nuevo Frente Popular (NFP) liderada por La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, el Partido Socialista (PS) empresarial, los Verdes y el estalinista PCF. Las burocracias sindicales rechazan los llamados a bloquear la economía: la CFDT los calificó de “no ser nuestro método” y la CGT los descartó como “nebulosos”. Mélenchon pide un “bloqueo general” de un día el 10 de septiembre, “porque el 23 de septiembre presentaremos una moción de censura” en el parlamento, con la esperanza de forzar la dimisión de Macron.

Pero no habrá una solución nacional a esta crisis, y los trabajadores deben oponerse a los partidos pequeñoburgueses como LFI que buscan subordinar la lucha de clases a su parlamentarismo. La tarea de los trabajadores no es elegir un nuevo gobierno capitalista, sino arrebatar el poder de las manos de una oligarquía capitalista que se precipita hacia la guerra, el genocidio y la dictadura.

Raíces de clase de la crisis presupuestaria francesa

Los trabajadores no pueden resolver la crisis presupuestaria francesa eligiendo un nuevo gobierno capitalista. Tal gobierno inevitablemente buscaría continuar con las políticas fundamentales de Bayrou. Los trabajadores enfrentan dos alternativas claras: detener las guerras y el rearme mediante un asalto directo a la propiedad capitalista, o ser arrojados a la miseria.

Los recortes de Bayrou tienen como objetivo financiar el aumento del gasto en defensa hasta el 5 por ciento del PIB que las potencias de la OTAN europeas acordaron con Washington, en el contexto de la guerra OTAN-Rusia en Ucrania y el genocidio en Gaza. Se busca liberar 100.000 millones de euros al año para el ejército, mientras se recortan los presupuestos estatales para tranquilizar a los bancos acerca de la solvencia de la deuda pública francesa.

Los trabajadores no son responsables de estas deudas. Desde el colapso de Wall Street en 2008, la deuda de Francia ha crecido del 68 al 115 por ciento del PIB. De esta subida de 47 puntos del PIB, dos tercios se debieron a que Francia financió solo dos de los muchos rescates bancarios de la eurozona: uno en 2009, tras el colapso de Wall Street, y otro en 2020, para detener el pánico financiero al comenzar la pandemia de COVID-19.

Los Estados de la eurozona pidieron préstamos del Banco Central Europeo para dárselos a los bancos, sostener el mercado bursátil y de deuda y enriquecer a la oligarquía. Desde 2009, la industria y el nivel de vida se han estancado. Sin embargo, la riqueza de los 500 franceses más ricos, según la revista Challenges, se ha multiplicado más de seis veces desde 2009, pasando de 194.000 millones a 1,228 billones de euros. Esta obscena riqueza se ha vuelto incompatible con la democracia.

Del presupuesto operativo del Estado francés —445.000 millones de euros según el Palacio del Elíseo— el 25 por ciento se destina a pensiones, el 20 por ciento a la sanidad, el 15 por ciento a la educación y otras administraciones, y el 11 por ciento al seguro de desempleo y ayudas familiares. Con ingresos de solo 330.000 millones de euros, el estado enfrenta un enorme déficit presupuestario que los bancos amenazan con no seguir financiando.

Con el 71 por ciento del presupuesto operativo destinado a servicios básicos, la única forma de conseguir 100.000 millones para el aparato militar —y otros 100.000 millones para reducir el déficit— es destruir el estado de bienestar. Esto implica también establecer una dictadura policial para aplastar la oposición social. Por el contrario, para defender los derechos sociales y democráticos, la clase obrera debe detener la guerra y aplastar el diktat de la oligarquía capitalista.

¿Qué camino debe tomar la clase obrera?

Hay que sacar las lecciones políticas de las luchas de los últimos años. En la lucha contra la reforma de las pensiones en 2023, millones hicieron huelga y estallaron disturbios contra los recortes de Macron, solo para ver cómo los sindicatos cancelaban las huelgas tras la imposición por decreto de las reformas. En 2024, millones votaron por Mélenchon y el NFP, que quedó primero en las legislativas, pero luego Mélenchon apoyó a los candidatos de Macron en la segunda vuelta, permitiéndole conservar el poder con gobiernos débiles y minoritarios.

Una enseñanza central es que la lucha de clases debe liberarse del control de las burocracias del NFP y de la perspectiva nacionalista que subyace a las maniobras parlamentarias de Mélenchon.

Para ello, los trabajadores deben construir organismos de base, independientes de las burocracias sindicales y de su “diálogo social” con el estado, para coordinar y organizar sus luchas. Es necesario un crecimiento masivo de la lucha de clases para crear condiciones en las que pueda surgir una huelga general y una lucha internacional contra el capitalismo y la guerra imperialista.

La clase obrera necesita sus propias reivindicaciones en torno a las cuales pueda organizar semejante ofensiva política. El Parti de l’égalité socialiste plantea, con este propósito, las siguientes demandas:

¡No a la guerra imperialista! ¡Detener la guerra con Rusia, desmantelar la OTAN! ¡Fin al rearme militar!

Los planes de la OTAN para una guerra contra Rusia, rechazados por la inmensa mayoría de la población, deben ser detenidos. Los trabajadores deben exigir la salida de Francia de la alianza imperialista de la OTAN, que amenaza con desencadenar una guerra nuclear, como parte de una lucha internacional de la clase obrera para desmantelar la OTAN y detener sus guerras. Ni un centavo más para el rearme y la “guerra de alta intensidad”, es decir, para la masacre que ya ha costado cientos de miles de vidas ucranianas y rusas.

¡Detengan el genocidio en Gaza! ¡Cesen a la persecución de los opositores al genocidio!

Los trabajadores en Francia y en todo el mundo deben bloquear la producción y el envío de armas al régimen israelí para su genocidio en Gaza. Debe cesar el enjuiciamiento de los opositores al genocidio bajo cargos falsos de terrorismo o antisemitismo. Los responsables israelíes del genocidio, así como los funcionarios franceses y de la OTAN que lo arman o son cómplices del mismo, deben ser procesados.

¡Derrocar a Macron, abolir la presidencia ejecutiva de la Quinta República!

Macron gobierna contra el pueblo mediante represión policial y arrestos masivos de huelguistas y manifestantes. Debe ser derrocado por la clase obrera, pero remplazarlo por otro político capitalista no detendrá los ataques a los derechos democráticos. Hay que abolir la presidencia ejecutiva de la constitución de 1958, centro neurálgico de la represión policial y de complots contra la democracia.

¡Alto a la persecución de refugiados e inmigrantes, por la unidad internacional de la clase obrera!

La lucha por la revolución socialista es inseparable de la unidad internacional de la clase obrera. Los trabajadores deben oponerse a la persecución de inmigrantes, a la instauración de campos masivos de detención para refugiados y a leyes humillantes como las que prohíben la vestimenta musulmana en las escuelas francesas. Esta es una condición indispensable para derrotar los intentos de la burguesía y sus aliados pequeñoburgueses de dividir a la clase obrera por nacionalidad y bloquear una lucha europea contra la guerra y el capitalismo.

¡Confiscar los fondos públicos usados en rescates bancarios, expropiar a la oligarquía capitalista!

Los trabajadores deben rechazar la mentira de que no hay dinero para programas sociales y empleo. Los billones de euros de fondos públicos monopolizados por la oligarquía capitalista en Francia y Europa deben ser confiscados y utilizados para financiar programas sociales y empleos. Esto requiere una lucha de la clase obrera para expropiar a la oligarquía y convertir las principales empresas europeas en una red de servicios públicos al servicio del pueblo.

Por los Estados Socialistas Unidos de Europa

Los trabajadores y jóvenes en Francia cuentan con poderosos aliados entre los millones de trabajadores de Europa y del mundo opuestos a la guerra, el fascismo, el genocidio y la austeridad. Los burócratas y parlamentarios se interpondrán. Los trabajadores deben construir sus propias organizaciones de base para la lucha y un movimiento político para transferir el poder a la clase obrera en Francia, en toda Europa y a nivel internacional, reemplazando la Unión Europea capitalista por los Estados Socialistas Unidos de Europa.

(Artículo originalmente publicado en inglés el 29 de agosto de 2025)

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