El miércoles, el primer ministro británico Keir Starmer recibió al presidente de Israel, Isaac Herzog, en la puerta del Número 10 de Downing Street, su residencia oficial.
Herzog es el jefe de un Estado que la Corte Internacional de Justicia de la ONU dictaminó en febrero de 2024 que estaba “cometiendo razonablemente un genocidio”, y ordenó que tomara todas las medidas necesarias para evitar actuaciones contrarias a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948.
En noviembre de 2024, la Corte Penal Internacional de la ONU emitió órdenes de arresto contra el primer ministro Benjamín Netanyahu y el exministro de Defensa Yoav Gallant por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en el marco de la guerra en curso contra los palestinos en Gaza. Más recientemente, la Asociación Internacional de Especialistas en Genocidio declaró que las acciones de Israel en Gaza equivalen a genocidio.
La reunión se produjo a pesar de la amplia oposición a la visita de Herzog debido a su respaldo a la guerra, incluso por parte de algunos parlamentarios del Partido Laborista que se vieron obligados a admitir que su visita “no es compatible con nuestras obligaciones según la Convención sobre el Genocidio”. La disposición de Starmer a reunirse con el jefe de Estado de Israel confirma que apoya plenamente el genocidio llevado a cabo por Netanyahu, a pesar de haber hecho un gesto simbólico de crítica a la última ofensiva israelí y de amenazar con reconocer un Estado palestino.
Este genocidio forma parte de los planes más amplios del imperialismo estadounidense para afianzar su control sobre el Oriente Medio, una región rica en recursos y corredores geoestratégicos de transporte, apuntando contra Irán y sus antiguos aliados —incluyendo a Hezbolá en Líbano, Siria y los hutíes en Yemen— en preparación para una confrontación con China, de la cual el Reino Unido espera sacar provecho.
El gobierno laborista suministra armamento a Israel, realiza casi a diario vuelos de reconocimiento desde su base en Chipre para proporcionar inteligencia a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y ofrece apoyo político y diplomático a Israel en las Naciones Unidas. El exministro de Asuntos Exteriores David Lammy declaró que el Reino Unido no había determinado que se estuviera cometiendo un genocidio en Gaza y que no había pruebas de que las piezas del F-35 vendidas por el Reino Unido a Israel se hayan utilizado en crímenes de guerra —aunque la mayoría del pueblo británico sabe que se está perpetrando un genocidio.
La reunión con Herzog tuvo lugar apenas un día después de que Israel lanzara un ataque aéreo sobre Catar, un estrecho aliado tanto de Estados Unidos como del Reino Unido, que tenía como objetivo a una delegación del liderazgo de Hamas con la que supuestamente se estaba negociando una tregua temporal y un intercambio de rehenes.
Se produjo tan solo dos días después de que Starmer se reuniera en Londres con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, mientras avanza hacia el reconocimiento de un Estado palestino. Según los informes, discutieron “la necesidad de una solución urgente para poner fin al horroroso sufrimiento y la hambruna” en Gaza, así como la liberación de los rehenes detenidos por Hamas. Abbas dio la bienvenida al “compromiso de Starmer de reconocer un Estado palestino antes de la Asamblea General de la ONU a finales de este mes, a menos que Israel cambie de rumbo”. Acordaron que “no habrá absolutamente ningún papel para Hamas en un futuro gobierno de Palestina” y reiteraron la necesidad de una “solución a largo plazo” al conflicto.
Las noches del martes y miércoles, Israel atacó la flotilla internacional de ayuda humanitaria con destino a Gaza, compuesta por 20 embarcaciones frente a la costa de la ciudad portuaria de Sidi Bou Saïd, Túnez, arrojando artefactos incendiarios desde drones que explotaron e iniciaron un incendio. Según la tripulación, nadie resultó herido. Entre las figuras más conocidas a bordo de la flotilla se encuentran la activista climática sueca Greta Thunberg y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau. Miembros de la flotilla informaron haber visto drones sobrevolándolos desde su partida de Barcelona el 1 de septiembre, incluso momentos antes de los ataques.
Herzog, a pesar de sus intentos por presentarse como el rostro respetable (es decir, no fascistizante) de Israel en tanto exlíder del Partido Laborista israelí, ha abandonado cualquier pretensión de apoyar una “solución de dos Estados” y ha respaldado plenamente el castigo colectivo a Gaza. Considera que el reconocimiento simbólico por parte del Reino Unido de un Estado palestino si Israel no cumple ciertas condiciones, entre ellas aceptar un alto el fuego en Gaza —así como medidas similares por parte de otros Estados europeos— es una recompensa inexplicable para Hamas y una traición a Israel por parte del gobierno británico.
En esta postura cuenta con el apoyo del departamento de Estado estadounidense, que ha negado visados a toda la delegación de la Autoridad Palestina, incluida Abbas, para asistir a la Asamblea General de la ONU este mes, obligándola a mudarse de sede fuera de Nueva York.
Tras el ataque palestino contra Israel el 7 de octubre de 2023, Herzog culpó a toda la población palestina, justificando la guerra contra Gaza con las palabras: “Toda la nación [palestina] allá afuera es responsable. No es verdadero este discurso sobre civiles que no saben, que no están involucrados. Pudieron haberse levantado, pudieron haber luchado contra ese régimen maligno”. Se le ha fotografiado firmando proyectiles de las FDI que serían lanzados contra Gaza.
El lunes, tras días de especulación en Reino Unido sobre su visita, sus funcionarios en Jerusalén confirmaron que viajaría a Londres durante tres días centrando su agenda en combatir el creciente antisemitismo en el Reino Unido, “para mostrar solidaridad con la comunidad judía, que está bajo un fuerte ataque y enfrentando una ola de antisemitismo”. Afirmaron que había sido invitado por organizaciones judías para pronunciar discursos en conferencias comunitarias.
Miles de personas se manifestaron en apoyo al pueblo palestino frente a Downing Street el miércoles por la noche mientras Herzog se reunía con Starmer, y luego frente al centro de estudios Chatham House, donde golpearon ollas y sartenes mientras Herzog pronunciaba un discurso.
Tras la reunión, un portavoz de Downing Street dijo que Starmer había declarado a Herzog que el ataque a Doha era “inaceptable” y lo condenó como “una flagrante violación de la soberanía de un socio clave”, pero agregó que “el Reino Unido e Israel son aliados desde hace tiempo”.
Herzog defendió sin tapujos los asesinatos, afirmando que la decisión de Netanyahu “de atacar a la cúpula del terrorismo de Hamas es importante y correcta”. Agregó: “Ante el terrorismo y el mal absoluto, es necesario luchar con determinación y valentía para, ante todo, lograr la liberación de los rehenes y crear un futuro mejor para nosotros y nuestros vecinos”.
También se opuso a la decisión de Starmer de reconocer un Estado palestino, declarando que “dejé claro que la intención declarada del Reino Unido de reconocer un Estado palestino en este momento no ayudaría en absoluto a traer a casa a los rehenes, ni a los palestinos, ni a lograr el fin del conflicto”.
Herzog añadió: “Discutimos, discutimos con respeto. Es evidente que podemos discutir, porque cuando los aliados se reúnen, pueden discutir. Ambos somos democracias. También hubo puntos en los que estuvimos de acuerdo. Acordamos que Irán es una amenaza global. Coincidimos en que Hamas debe ser eliminado.
“Estamos de acuerdo en eso, pero sobre cómo hacerlo, cómo pasar de esta idea a la realidad, ahí, por supuesto, empieza la disputa”. Señaló que había invitado al Reino Unido a enviar “una misión de investigación” a Israel “para estudiar la situación humanitaria en Gaza”.
Starmer defendió su decisión de reunirse con Herzog, rechazando los llamados a cortar relaciones diplomáticas. Dijo: “No renunciaré a la diplomacia. Esa es la política de los estudiantes”.
La próxima semana, Starmer recibirá al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su visita de Estado al Reino Unido.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de septiembre de 2025)
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