Tras recibir presiones del gobierno de Trump el lunes, ABC—propiedad de Disney—anunció que suspendería el programa nocturno Jimmy Kimmel Live! “indefinidamente” luego de que el presentador fuera atacado por fascistas y funcionarios del gobierno de Trump por sus comentarios sobre el asesinato de Charlie Kirk.
A pesar de la caída generalizada en la audiencia televisiva, Jimmy Kimmel Live! sigue siendo bastante popular. Además de competir con Stephen Colbert por los mayores índices de audiencia nocturna en televisión abierta, el programa cuenta con 20,7 millones de suscriptores en YouTube—más del doble de los 10,2 millones de The Late Show with Stephen Colbert de CBS, pero menos que los 32,8 millones de The Tonight Show Starring Jimmy Fallon de NBC.
Durante su monólogo del lunes por la noche, Kimmel observó acertadamente que, tras el asesinato de Kirk, “la pandilla MAGA” estaba “desesperada por caracterizar a este chico que asesinó a Charlie Kirk como cualquier cosa menos uno de ellos, y haciendo todo lo posible para sacar rédito político de ello”.
Los comentarios de Kimmel no fueron ni incendiarios ni inexactos. Tras la muerte de Kirk, políticos y figuras mediáticas de derecha exigieron represalias contra “la izquierda” a pesar de que no había surgido ninguna evidencia sobre las motivaciones o filiaciones políticas del tirador.
En ningún momento de su monólogo Kimmel afirmó que el tirador fuera de derecha, partidario de Trump o afiliado a algún partido u organización. No ha surgido ninguna evidencia que lo vincule con ningún grupo de izquierda o con el Partido Demócrata; lo único que se sabe sobre él es que despreciaba el “odio” de Kirk y que, según informes, había tenido una relación con un hombre. Estos hechos han sido utilizados como armas por el gobierno de Trump y sus aliados mediáticos para lanzar una campaña reaccionaria culpando a “la izquierda”, la “ideología LGBT” y los “radicales trans” de la muerte de Kirk.
La expulsión de Kimmel forma parte de una purga cada vez más amplia de periodistas y comentaristas acusados de deslealtad tras el retorno de Trump a la Casa Blanca. Esta represalia política contra Kimmel es parte de una campaña coordinada para silenciar a los críticos del gobierno de Trump en los medios corporativos, antes y después del asesinato de Kirk.
La columnista de opinión del Washington Post, Karen Attiah, fue despedida sumariamente por sus publicaciones en redes sociales tras la muerte de Kirk. El despido de Attiah se produjo luego de que publicara una cita de Kirk en la que afirmaba que Ketanji Brown Jackson, Michelle Obama y otras mujeres afroamericanas “no tienen la capacidad cognitiva para que se las tome en serio. Tienes que robarle el lugar a una persona blanca”.
Terry Moran, corresponsal veterano de ABC, fue apartado a principios de este año tras criticar a Trump y a su asesor fascista Stephen Miller.
La división de CBS de Paramount anunció la cancelación de The Late Show with Stephen Colbert pocos días después de que Colbert denunciara públicamente el acuerdo de 16 millones de dólares de la empresa con Trump. Cada uno de estos despidos se ha producido mientras sus corporaciones matrices—ABC/Disney, The Washington Post Company y Paramount Global—buscan la aprobación regulatoria para fusiones y adquisiciones multimillonarias, lo que subraya que la purga de críticos de Trump en los medios corporativos se está llevando a cabo bajo coerción directa del Estado.
El carácter político de esta purga queda al descubierto por el papel del presidente de la FCC, Brendan Carr, quien ha actuado como ejecutor del gobierno de Trump en una ofensiva estatal contra la actividad protegida por la Primera Enmienda.
En una aparición en el programa del propagandista fascista Benny Johnson el miércoles por la mañana, Carr habló como un jefe mafioso, declarando: “Podemos hacerlo por las buenas o por las malas. Estas empresas pueden encontrar la forma de tomar medidas contra Kimmel, o habrá más trabajo para la FCC”.
Pocas horas después, Nexstar Media Group—el mayor propietario de estaciones de televisión locales en Estados Unidos, dueño de The Hill y una empresa que busca aprobación de la FCC para su adquisición de 6.200 millones de dólares de Tegna—anunció que transmitiría Jimmy Kimmel Live! de manera indefinida en sus estaciones.
Actualmente, Nexstar posee o está asociada con más de 200 estaciones de televisión en 116 mercados televisivos de Estados Unidos. Bajo la adquisición propuesta de Tegna (si se aprueba), la entidad combinada operaría 265 estaciones en 44 estados y Washington D.C., y su alcance se expandiría a aproximadamente el 80 por ciento de los hogares televisivos estadounidenses.
Las declaraciones de Carr igualan abiertamente la obediencia a la línea política de Trump con el cumplimiento de las obligaciones de “interés público” de los radiodifusores, convirtiendo ese lenguaje legal en un arma para la censura estatal. Las afirmaciones de Carr se desmoronan cuando se contrastan con la declaración del presentador de Fox News, Brian Kilmeade, quien afirmó la semana pasada que las personas sin hogar deberían ser sometidas a una “eutanasia involuntaria”—una llamada genocida transmitida a millones sin ninguna consecuencia ni reprimenda regulatoria.
Ni Carr ni la FCC tienen que ver con la protección del “interés público”; su único objetivo es imponer pruebas de lealtad política a la prensa, utilizando el poder de otorgamiento de licencias del gobierno federal como mecanismo de coerción.
Carr, al escoger la plataforma de Johnson para emitir estas amenazas, subraya la coordinación entre la maquinaria propagandística de Trump y los reguladores federales. Benny Johnson es un propagandista de Trump que anteriormente promovió el campo de concentración “Alcatraz de Caimanes” en su programa, elogiándolo como un modelo de detención masiva.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de septiembre de 2025)