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El New York Times interviene para defender al desprestigiado presidente del UAW, Shawn Fain

Presidente del UAW, Shawn Fain, durante una transmisión en vivo [Photo: UAW]

La burocracia del sindicato United Auto Workers (UAW) se encuentra en una crisis sin precedentes. La oposición de las bases crece frente a su colaboración con el ataque corporativo contra los empleos y las condiciones laborales, así como por el respaldo del presidente del UAW, Shawn Fain, a las medidas proteccionistas de Trump y su negativa a organizar una resistencia contra la dictadura.

Hace tres años, los medios corporativos, la administración Biden, los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) y otras organizaciones pseudoizquierdistas aclamaron a Fain por supuestamente tomar por asalto la sede del UAW y expulsar a la vieja guardia corrupta. Sin embargo, su historial en el cargo ha sido una sucesión constante de traiciones. Entre los trabajadores automotrices, se habla de Fain con desprecio e indignación.

Este resultado confirma las advertencias de Will Lehman, trabajador de Mack Trucks que se postuló como candidato socialista para presidente del UAW en 2022 bajo un programa de abolición del aparato sindical y transferencia del poder a los lugares de trabajo mediante comités de base controlados por los propios trabajadores. Lehman obtuvo casi 5.000 votos y habría conseguido muchos más si la burocracia no hubiera suprimido la participación electoral.

La crisis de la administración de Fain crea el potencial para una gran y rápida reorganización dentro de la clase obrera. Crecerá el apoyo a una rebelión de las bases para destruir a los burócratas corruptos proempresa, junto con una lucha contra la desigualdad, la explotación y la dictadura fascista.

Esto aterra a la clase dominante, y por eso el New York Times, portavoz del Partido Demócrata, ha optado por intervenir. El 15 de septiembre publicó un artículo titulado “Shawn Fain, quien prometió reformar el U.A.W., enfrenta disenso interno”.

El Times intenta apuntalar como puede la reputación de Fain y de la burocracia mediante mentiras sobre su historial, mientras suena la alarma para las capas privilegiadas que componen el núcleo de su audiencia: algo peligroso está ocurriendo. También presenta la crisis únicamente como una pugna faccional interna, dando espacio a los oponentes burocráticos de Fain para plantear su caso de reemplazarlo.

El periodista del Times, Neil Boudette, comienza retratando a Fain como un reformador heroico cuya “huelga escalonada” de 2023 supuestamente logró conquistas históricas:

Hace dos años, Shawn Fain lideró al sindicato United Auto Workers en huelgas simultáneas en tres grandes fabricantes de autos, una estrategia que ayudó a conseguir importantes mejoras salariales y de prestaciones para sus miembros.

El Times miente descaradamente. La supuesta “huelga escalonada” de 2023 solo involucró un puñado de plantas. Fue coordinada con el presidente Biden—quien habló en un mitin en apoyo del contrato resultante, mientras funcionarios del UAW expulsaban por la fuerza a manifestantes contra el genocidio—para contener la oposición masiva contra décadas de concesiones auspiciadas por el UAW.

Solo en Stellantis, más de 5.000 trabajadores han sido despedidos o suspendidos desde entonces. El aumento de la carga de trabajo y el ritmo de producción resultante ha provocado la muerte de dos trabajadores: Antonio Gaston y Ronald Adams Sr. La burocracia ha encubierto junto con la gerencia su responsabilidad compartida.

Sin embargo, el Times le da espacio a Fain para mentir sobre su trayectoria. “Durante décadas retrocedimos, hicimos concesiones”, se le cita decir. “Pero conseguimos los contratos más grandes en la historia de las Tres Grandes”.

Aquí, el “periódico de referencia” incurre en una contradicción evidente. Si eso fuera cierto, ¿cómo es que la administración de Fain enfrenta una oposición significativa? No dan una respuesta clara porque hacerlo expondría no solo a Fain, sino a toda la cúpula sindical.

Por ello, el Times tampoco menciona el informe más reciente del supervisor judicial designado para el sindicato, Neil Barofsky, el cual retrata a Fain como poco más que un matón violento, a imagen y semejanza de sus predecesores. Según el informe, Fain amenazó con “cortar la maldita garganta” a sus opositores de facción, profería obscenidades de manera habitual y tomaba represalias contra funcionarios que se negaban a autorizar gastos. Informes previos también revelaron que el sindicato entorpeció las investigaciones del supervisor sobre corrupción.

Tampoco se menciona la afinidad de Fain con los aranceles proteccionistas de Trump bajo el lema “Estados Unidos primero”, coincidencia que comparte con muchos funcionarios sindicales del país. Apenas cuatro días antes del artículo del Times, Fain emitió una transmisión en vivo reafirmando su apoyo a dichos aranceles, guardando silencio sobre el despliegue de tropas en grandes ciudades de EE. UU. y sobre el asesinato del propagandista derechista Charlie Kirk como excusa para reprimir la oposición.

El Times omite absolutamente todo esto porque cualquier contacto con la realidad derrumbaría su narrativa de inmediato.

Al tratar el “disenso interno”, el periódico se limita exclusivamente a una campaña iniciada por ex aliados de Fain para sancionarlo o destituirlo del cargo, encabezada por la secretaria tesorera Margaret Mock, el vicepresidente Richard Boyer y el “opositor leal” Brian Keller.

Recientemente, seis secciones locales votaron para aprobar los cargos contra Fain, aunque el supervisor determinó que habían sido presentados de forma incorrecta, obligando a reiniciar el proceso. Incluso si avanza, la decisión final sobre destituirlo recaerá en el Comité Ejecutivo Internacional del sindicato, no en los miembros del mismo.

El Times cita a aliados de Fain que descalifican la oposición por su baja asistencia a reuniones, y señala que “más de 100 personas en puestos de liderazgo en más de 50 secciones locales del U.A.W. firmaron una petición en respaldo al Sr. Fain”. También ofrece citas de Keller y otros “disidentes”.

El Times tranquiliza a sus lectores asegurando que la oposición a Fain se limita a cuestiones secundarias y fricciones personales:

Las principales quejas de los trabajadores disidentes contra Fain están relacionadas con asuntos internos del sindicato como presupuestos y su trato a otros funcionarios, más que por desacuerdos ideológicos de fondo sobre temas laborales y políticos.

Quienes están detrás de esta campaña no son “trabajadores”, sino burócratas. Tal como el Times retrata falsamente a Fain como la voz auténtica de los trabajadores, intenta presentar a sus oponentes burocráticos como representantes de las bases. De este modo, prepara el terreno para presentar al próximo grupo de “reforma” sindical si el recambio resulta necesario.

De forma significativa, el Times no cita ni a un solo trabajador de base sobre su opinión acerca de Fain. Tampoco menciona a Will Lehman, cuyo programa de rebelión contra el aparato el Times se empeña por silenciar.

También le dice a su audiencia que “Fain dijo que los disidentes no lo distraerán de trabajar para conseguir un nuevo contrato en GE Aerospace, donde 600 miembros del U.A.W. están en huelga en Ohio y Kentucky”. En otras palabras, Fain no dejará que las disputas internas interfieran con la entrega de una huelga en una planta clave para la defensa, lo cual efectivamente ocurrió el viernes pasado.

El inicio del artículo da pistas sobre por qué es tan importante para el Times defender la credibilidad de la dirigencia del UAW:

Fain fue aclamado por progresistas y políticos demócratas como el expresidente Joseph R. Biden Jr., quienes lo vieron como la vanguardia de una nueva generación de dirigentes sindicales capaces de reclutar más afiliados y revertir el prolongado declive del movimiento sindical. Hizo campaña por Biden y luego por la exvicepresidenta Kamala Harris e intercambió agravios con el presidente Trump.

En otras palabras, la crisis del UAW implica a todo el Partido Demócrata y a las instituciones más poderosas del Estado capitalista estadounidense.

Fain debe su cargo, ante todo, al apoyo del gobierno, no de los trabajadores. Fue elegido en una votación fraudulenta, en la que participó apenas el 9 por ciento del padrón—hubo más boletas marcadas como “no entregables” que votantes reales. Lehman presentó impugnaciones legales a esa elección antidemocrática, pero tanto el supervisor del sindicato Neil Barofsky como el Departamento de Trabajo han bloqueado dichas iniciativas.

En una presentación judicial a principios de este mes, la administración Trump admitió que el Departamento de Trabajo no ha entregado la explicación legalmente requerida por su rechazo a la denuncia de Lehman sobre el proceso electoral fraudulento.

Fain fungió de facto como miembro del gobierno de Biden, invitado de honor en cenas de Estado y nombrado al Consejo de Exportaciones de la Casa Blanca, donde jugó un papel en la gestión global del capitalismo estadounidense. También fue uno de los principales respaldos de las políticas de guerra de Biden y promotor de la instauración de una economía de guerra.

Demócratas pseudoizquierdistas de los DSA como Jonah Furman y Brandon Mancilla ingresaron a la dirección nacional del sindicato como principales asesores de Fain, a través de su participación en la lista “Unir a Todos los Trabajadores por la Democracia”, que atacó el llamado de Lehman a derrocar a la burocracia como “antisindical”.

Hoy, tanto Fain como el Partido Demócrata son ampliamente odiados. Ambos han respondido al naufragio electoral del año pasado y a la tentativa de golpe de Trump con complicidad. Fain, junto a otro “reformista”, el director de los Teamsters Sean O’Brien, encabeza a una nueva camada de burócratas sindicales que respaldan los aranceles proteccionistas de Trump, apoyando sus esfuerzos por culpar a los trabajadores extranjeros de la pérdida de empleos en EE. UU.

Los DSA apoyan esto; el Times ni siquiera lo menciona. UAWD, completamente desacreditado por haber formado coalición con un colaborador fascista, decidió disolverse a principios de año (aunque muchos de sus exmiembros, como Furman y Mancilla, siguen cobrando salarios de seis cifras como parte de la burocracia).

El completo desprestigio de “opositores” aprobados oficialmente como Fain es señal de que se están gestando las condiciones para un poderoso movimiento obrero que rompa con el control del aparato. “El odio a Fain y sus crímenes contra las bases es totalmente legítimo”, dijo Lehman. “Pero una maniobra burocrática no resolverá el problema ni establecerá control democrático. Solo una rebelión de las bases para abolir la burocracia y transferir el poder a los trabajadores lo hará”.

“El Departamento de Trabajo, tanto bajo demócratas como republicanos, demuestra que no tiene nada que ver con defender los intereses ni los derechos de los trabajadores. Apunta a sostener al aparato sindical porque la burocracia sirve para reprimir la oposición obrera contra la explotación capitalista. Pero al hacerlo, solo exponen aún más el papel proempresarial y antiobrero tanto del aparato sindical como del Estado”.

Ni las maniobras de Fain ni las mentiras del Times podrán detener el estallido de una oposición de masas contra la desigualdad, la dictadura y la guerra. La tarea es construir comités de base para romper el cuello de botella burocrático y organizar conscientemente una contraofensiva industrial y política para poner fin a la dictadura, expropiar a la oligarquía y reorganizar la sociedad para satisfacer necesidades sociales, no las ganancias empresariales.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de septiembre de 2025)

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