A las 7:45 a. m. (hora central) del viernes, una explosión masiva arrasó la planta de municiones Accurate Energetic Systems (AES) en Bucksnort, Tennessee, matando o hiriendo a más de una veintena de trabajadores, incluidos 19 que siguen oficialmente desaparecidos. Calificada como una “detonación masiva”, las autoridades locales confirmaron que se teme que los diecinueve empleados desaparecidos estén muertos, lo que representa aproximadamente una cuarta parte de la fuerza laboral de la empresa.
El sheriff del condado de Humphreys, Chris Davis, describió la escena como una devastación total. “No hay nada que describir. Ya no está”, declaró a la prensa. “Nos faltan 19 almas en este momento. Es una de las situaciones más devastadoras que he enfrentado en mi carrera”, dijo al New York Times.
La explosión destruyó al menos una estructura, que se cree corresponde al Edificio Seis del complejo de ocho edificios de la empresa, y fue tan poderosa que sacudió viviendas a más de 20 kilómetros de distancia y generó una columna de humo lo suficientemente grande como para ser detectada por el radar de un canal de televisión de Nashville.
Testigos relataron el terror que vivió la comunidad rural ubicada a 80 kilómetros al suroeste de Nashville. Gentry Stover, residente cercano, declaró a Associated Press que la onda expansiva lo despertó bruscamente: “Pensé que la casa se había derrumbado conmigo adentro. Vivo muy cerca de Accurate y entendí unos 30 segundos después que tenía que haber sido eso”.
A las afueras de la planta destrozada, las familias esperaban con angustia noticias sobre los heridos y desaparecidos. Ava Hinson dijo al Times que su hijo, Jeremy Moore, trabajaba en AES desde hacía casi veinte años. “No sabemos dónde está”, expresó. Nathan Birchard, cuya novia Rachel Woodall estaba en el turno de la mañana, se reunió con familiares y compañeros de trabajo esperando novedades. “Por favor, recen por mi novia”, escribió en redes sociales antes de dirigirse al lugar.
Las autoridades indicaron que la causa de la explosión aún se encuentra bajo investigación. El FBI y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos están presentes en el sitio, y el sheriff Davis advirtió que llegar al centro de los escombros podría tomar varios días. “No me sorprendería en absoluto que sigamos aquí la semana que viene”, afirmó.
Accurate Energetic Systems es un fabricante de explosivos de propiedad privada que opera en un terreno de 1.300 acres con ocho edificios de producción. La empresa produce y prueba materiales energéticos de alta potencia, incluidos RDX (ciclonita), TNT y explosivos militares de la serie PBXN para el Departamento de Defensa, el Departamento de Seguridad Nacional y clientes comerciales de demolición. AES emplea a aproximadamente 75 trabajadores y representa una de las pocas fuentes de empleo estable en los empobrecidos condados rurales al oeste de Nashville.
Esta es la segunda explosión mortal en el mismo lugar en poco más de una década. En abril de 2014, otra explosión destruyó un edificio utilizado para fabricar componentes de munición, matando a un trabajador y dejando a tres más gravemente heridos. Esa instalación estaba entonces operada por Rio Ammunition, una de las varias contratistas de defensa que han trabajado en la propiedad.
Registros de la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional de Tennessee (TOSHA) revelan que AES recibió cinco citaciones por violaciones graves en 2019 luego de que varios empleados sufrieran convulsiones mientras manipulaban polvo de RDX. Los investigadores determinaron que los trabajadores sufrieron daño al sistema nervioso central tras secar y tamizar el compuesto sin equipo de protección adecuado. Muestras tomadas de la piel de los trabajadores y de superficies del comedor dieron positivo para residuos de RDX, lo que demuestra que la exposición ocurrió por absorción e ingestión.
El RDX (ciclonita) es una neurotoxina potente. El Centro Nacional de Información Biotecnológica informa que la exposición puede causar “convulsiones e inconsciencia, acompañadas de dolores de cabeza, mareos y vómitos”, mientras que la exposición crónica puede dañar el hígado y los riñones.
Tras años de apelaciones, AES llegó a un acuerdo con TOSHA en 2023 que anuló o reclasificó las violaciones como “no graves”. A cambio, la empresa prometió solo mejoras menores como instalar una estación de lavado de manos y proporcionar uniformes de manga larga. La multa final fue de 7.200 dólares, aproximadamente el valor de un solo lote de explosivos grado militar.
La explosión en Tennessee ocurre apenas días después de una detonación en la refinería El Segundo de Chevron en California. Como informó el World Socialist Web Site, estos desastres son “prácticamente cotidianos en Estados Unidos”, con explosiones fatales, incendios y exposiciones tóxicas que han matado a trabajadores en Texas, Luisiana, Colorado y Nebraska en los últimos meses. Estos “no son accidentes en ningún sentido significativo”, explicó el WSWS, sino “crímenes sociales, resultados previsibles de un sistema desregulado y basado en las ganancias que trata las vidas humanas como desechables”.
El cierre del gobierno federal, que comenzó el 1 de octubre de 2025 después de que el Congreso no aprobara un proyecto de ley de financiación, ha paralizado la fiscalización de la seguridad laboral en todo el país. Según su plan de contingencia, el Departamento de Trabajo ha suspendido a la mayoría de su personal, dejando a la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA) con solo 460 de sus 1.664 empleados disponibles para responder a emergencias que afecten a “vidas y propiedades”. Todas las inspecciones de rutina, actividades de alcance y programas de formación han sido suspendidas, según Engineering News-Record .
Agravando esta parálisis, la propuesta presupuestaria del gobierno de Trump para el año fiscal 2026 recortaría casi 50 millones de dólares de OSHA y eliminaría 223 puestos de trabajo, erosionando aún más la ya débil supervisión existente. Con tres cuartas partes de la fuerza laboral de OSHA paralizada y recortes más profundos en camino, miles de centros de trabajo de alto riesgo operan ahora sin ningún tipo de control federal de seguridad. La explosión en Tennessee revela las consecuencias mortales de este colapso regulatorio impulsado deliberadamente por el gobierno.
La explosión en Accurate Energetic Systems no es un hecho aislado sino parte de una ruptura sistémica de la seguridad laboral que se viene gestando desde hace décadas. La eliminación bipartidista de las regulaciones de seguridad, las multas simbólicas y la subordinación de los organismos supervisores al lucro empresarial han hecho que estas catástrofes sean inevitables.
Los muertos y desaparecidos en Tennessee se suman a los miles de trabajadores que mueren cada año en lo que solo puede describirse como el matadero industrial estadounidense. Sus muertes fueron prevenibles. Cada advertencia ignorada, cada infracción anulada y cada concesión política a la élite empresarial allanaron el camino para esta tragedia.
La defensa de la vida de los trabajadores no puede dejarse en manos de los reguladores gubernamentales, los tribunales o la administración empresarial. Comités de base de seguridad, organizados de manera independiente por los propios trabajadores, deben tomar control de la seguridad en los lugares de trabajo, exigir total transparencia en las investigaciones y enlazarse con otras secciones de trabajadores en distintas industrias y estados para construir una red unificada de comités de base capaz de imponer control democrático sobre las condiciones laborales y priorizar la vida de todos los trabajadores por encima de las ganancias.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de octubre de 2025)