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Tras las protestas “No Kings”, organizadores llaman a los participantes a subordinarse al Partido Demócrata

Manifestantes en la protesta “No Kings” en Indianápolis, Indiana, 18 de octubre de 2025

Tras la masiva protesta Sin Reyes (“No Kings”) celebrada en EE.UU. e internacionalmente el pasado sábado, los organizadores oficiales del evento realizaron el martes por la noche una convocatoria en línea titulada “¿Qué sigue después de No Kings?”. En su punto máximo, unas 40.000 personas siguieron la transmisión en vivo, con más de 26.000 aún conectadas al cierre del evento.

Esta masiva audiencia, junto con la movilización del sábado que reunió aproximadamente a 7 millones de personas, expresa una profunda oposición de masas al carácter fascista de la administración Trump y a sus ataques continuos contra la clase trabajadora.

En condiciones en las que Trump pisotea la Constitución y se atribuye poderes absolutos para encarcelar a sus opositores políticos y asesinar a supuestos “narcoterroristas”, los oradores de la convocatoria no propusieron ninguna acción concreta para destituir a Trump del poder.

El propósito total de la reunión, que no permitió comentarios públicos, fue bloquear el desarrollo de un movimiento independiente de la clase trabajadora contra el sistema capitalista —fuente de la desigualdad y el fascismo— y canalizar la ira social masiva de regreso al cementerio político del Partido Demócrata y al pantano de la política electoral.

Esto ocurre bajo condiciones en las cuales no hay ninguna garantía de que se celebren las elecciones legislativas de 2026 o las presidenciales de 2028. Actualmente, Trump está enviando agentes federales, elementos de la Gestapo migratoria y la Guardia Nacional a las principales ciudades sin el consentimiento de los políticos locales. En una entrevista esta semana con The Economist, Steve Bannon, uno de los principales conspiradores del 6 de enero, dejó claro que Trump planea violar la Constitución y permanecer como presidente por un tercer mandato.

“Trump será presidente en el 28, y la gente debe empezar a acostumbrarse a eso”, afirmó Bannon.

Repudiando la Revolución Americana, librada para abolir el “derecho divino de los reyes”, Bannon afirmó que “hay un plan” y que Trump es “un instrumento de la voluntad divina”.

Frente a la inminente dictadura, los oradores vinculados al Partido Demócrata no propusieron ninguna acción para destituir efectivamente a Trump. Las palabras “impeachment” (juicio político) o “huelga” nunca fueron mencionadas.

Los ponentes del evento incluyeron a varios ejecutivos de organizaciones vinculadas al Partido Demócrata. El evento fue moderado por Ash-Lee Woodard Henderson del Movement for Black Lives (M4BL). Ezra Levin, codirector ejecutivo de Indivisible; Lisa Gilbert, codirectora ejecutiva de Public Citizen; y Jiggy Geronimo de la firma de consultoría “progresista” JG Insights, realizaron los comentarios más sustantivos.

En sus intervenciones, Levin señaló que las protestas del sábado fueron respaldadas por casi 300 “socios”, incluyendo la Federación Estadounidense de Maestros (AFT), el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) y MoveOn.org. Aunque AFT y SEIU fueron mencionadas como “socios”, ningún representante sindical participó en la convocatoria.

En un momento en el que el Partido Demócrata es ampliamente odiado por colaborar con la dictadura de Trump —desde los ataques a los inmigrantes hasta el apoyo a los presupuestos de guerra— Levin fue el único ponente que, aunque brevemente, criticó a un político demócrata. Levin señaló que se realizaron 86 manifestaciones de Sin Reyes en el estado de Pensilvania, donde el senador John Fetterman, previamente respaldado por Bernie Sanders y los Socialistas Democráticos de Estados Unidos, “está votando actualmente con los republicanos para poner fin al cierre del gobierno”.

Los ponentes dedicaron el resto del evento a elogiar los esfuerzos de los demócratas por “obtener una victoria” en el actual cierre del Gobierno mediante el restablecimiento de los subsidios de la Ley de Asistencia Asequible, lo que tuvo como efecto minimizar la rapidez con la que se está produciendo la desintegración de los derechos democráticos en Estados Unidos.

Gilbert, de Public Citizen, declaró sin ambages que el propósito del evento era “canalizar la energía del fin de semana” hacia una “victoria” en la “lucha por el cierre del gobierno”.

Afirmó que “hasta ahora esta batalla presupuestaria se está utilizando de forma efectiva por parte de los demócratas para impulsar negociaciones y un acuerdo eventual que devuelva la atención médica a los estadounidenses comunes”.

Gilbert continuó: “Ya hemos realizado numerosas votaciones en el Senado sobre la resolución de continuidad aprobada por la Cámara de Representantes, que es un proyecto de ley para reabrir el gobierno sin mejorar nuestro sistema de salud, y en esas votaciones hemos perdido solo a pocos demócratas. Así que, hasta ahora, lo estamos haciendo muy bien y ellos están manteniéndose firmes”.

Gilbert dijo que para inspirar a los millonarios del Congreso a luchar por la clase trabajadora, era “esencial” que “nuestra presión externa” mantuviera “unido al bloque demócrata y proporcionara rendición de cuentas si empiezan a titubear, si no se mantienen firmes…”.

Para “fortalecer” a los demócratas —un partido del gran capital y la guerra, tan reaccionario como los republicanos— Gilbert propuso dos “acciones” completamente ineficaces.

Dijo: “Primero, en las próximas 24 horas, llamen a la oficina de su senador y dejen un mensaje diciéndoles que deben restaurar la atención médica para millones de personas y agradecer a los demócratas por mantenerse firmes en el cierre del gobierno hasta ahora”.

Luego, Gilbert instó a los participantes a organizar eventos en oposición al “robo republicano del sistema de salud”. Estas acciones incluían tomarse una foto frente a un hospital y realizar una “manifestación” o “rueda de prensa”.

En una entrevista con USA Today, Gilbert dijo al periódico que esperaba que las protestas inspiraran a personas que nunca se habían visto como “activistas” a empezar a contactar a “miembros del Congreso” y a publicar en redes sociales “sus preocupaciones”.

En otras palabras, dejar todo en manos del Partido Demócrata. Como ya explicó el World Socialist Web Site:

Hay que decirlo sin rodeos: cualquier subordinación de este movimiento al Partido Demócrata será fatal —absolutamente fatal— para la lucha contra las conspiraciones fascistas de Trump. … los demócratas actúan no como oponentes de la administración Trump, sino como sus colaboradores y facilitadores.

Lejos de revelar el carácter colaboracionista de estos políticos, Ash-Lee Woodard Henderson, del Movement for Black Lives, afirmó falsamente que los políticos millonarios de la burguesía estaban “luchando por nosotros”. Henderson nombró específicamente a varios demócratas negros, incluyendo al alcalde de Chicago, Brandon Johnson, al senador de Georgia Raphael Warnock y a la derrotada candidata a gobernadora Stacey Abrams.

Desde que asumieron sus cargos, tanto Johnson como Warnock han participado en ataques contra los inmigrantes. Durante el gobierno de Biden, Johnson propuso que la ciudad construyera un gran campo de concentración para inmigrantes en un terreno contaminado con metales pesados y productos derivados del petróleo. Tras el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero, Warnock fue uno de varios demócratas que votaron a favor de la ley antiinmigrante conocida como Laken Riley Act, caracterizando su voto como un “paso genuino hacia una cooperación bipartidista real para asegurar y reforzar los recursos en nuestra frontera sur…”

Los demócratas, subordinados a los mismos intereses capitalistas que sus “colegas republicanos”, ya han demostrado que son incapaces y están totalmente dispuestos a permitir el avance del fascismo en EE.UU. e internacionalmente. En respuesta al fallido golpe de Estado de Trump el 6 de enero, Biden y los demócratas llamaron a construir un “Partido Republicano fuerte” y a una “unidad bipartidista” con sus “colegas republicanos”, incluso cuando estos seguían apoyando el intento de Trump por establecer una dictadura.

La lucha contra el fascismo, como explicó el Partido Socialista por la Igualdad en su declaración sobre las protestas “No Kings”, debe estar arraigada en “las luchas sociales y políticas de la clase trabajadora, basadas en una estrategia socialista e internacionalista”. La declaración continuaba: “La defensa de la democracia es imposible sin el desarrollo de un movimiento socialista para acabar con el capitalismo y colocar la riqueza de la sociedad bajo el control democrático de la propia clase trabajadora”.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de octubre de 2025)

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