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El gánster Trump desata a Murder, Inc. en Latinoamérica

Video publicado por el Pentágono de su asesinato de seis pasajeros en un bote en aguas internacionales frente a las costas de Colombia [Photo: @SecWar]

El lunes, el Gobierno de Trump anunció una nueva serie de ataques criminales con misiles contra cuatro embarcaciones civiles en el Pacífico oriental. Fue la jornada más letal en la campaña barbárica de asesinatos extrajudiciales llevados a cabo por el ejército estadounidense en aguas latinoamericanas. principios de septiembre.

La operación del lunes marcó una importante escalada en la violencia y el alcance de los ataques. Tres misiles destruyeron cuatro embarcaciones, matando a 14 personas y elevando el número total de muertos en la ola de asesinatos del imperialismo estadounidense a 57.

Los informes de los ataques reprodujeron el atroz ritual establecido por los fascistas en la Casa Blanca y el Pentágono. Los asesinatos, llevados a cabo en flagrante violación del derecho estadounidense e internacional, fueron anunciados en las redes sociales junto con videos de lo que equivalen a ejecuciones extrajudiciales.

El “secretario de Guerra” Pete Hegseth se jactó en la plataforma X sobre el asesinato de civiles no identificados y de nacionalidades no reveladas. Repitió la afirmación fraudulenta de que las pequeñas embarcaciones estaban “transitando por rutas conocidas de narcotráfico y llevando narcóticos” y que los miembros de su tripulación eran “narcoterroristas”.

La Casa Blanca no ha presentado ni una sola prueba para demostrar que alguno de los buques atacados o sus tripulantes estuviera relacionado con el narcotráfico, lo que, en cualquier caso, no legalizaría el asesinato descaradamente criminal de civiles desarmados en aguas internacionales. Pero el Gobierno estadounidense no está más preocupado por justificar sus afirmaciones de lo que Al Capone estaba interesado en justificar moralmente la Masacre del Día de San Valentín. En cambio, está empleando el inmenso poder del aparato militar y de inteligencia de los Estados Unidos como una empresa gigantesca, Murder Inc. o Asesinatos S.A., para alcanzar objetivos descaradamente criminales y depredadores.

Trump presumió absurdamente que la destrucción de cada pequeño barco pesquero ha salvado 50.000 vidas al evitar el ingreso de drogas ilegales a los Estados Unidos. Esto equivaldría a más de medio millón de vidas, aunque el número de muertes por sobredosis en los Estados Unidos anualmente es inferior a 100.000, y la gran mayoría son causadas por el fentanilo, que se introduce de contrabando en los Estados Unidos desde México, no desde América del Sur. Las pequeñas embarcaciones alcanzadas por los misiles estadounidenses estaban a casi 3.000 millas de los Estados Unidos, sin capacidad para llevar drogas a las costas estadounidenses.

Hegseth ha hecho hincapié en la Gran Mentira hitleriana de Trump. En su publicación del martes por la mañana en X, el secretario de Guerra escribió:

El Departamento ha pasado más de DOS DÉCADAS defendiendo otras patrias. Ahora, estamos defendiendo a los nuestros. Estos narcoterroristas han matado a más estadounidenses que Al-Qaeda, y serán tratados de la misma manera. Los rastrearemos, conectaremos con ellos y luego los cazaremos y mataremos.

La invocación de Hegseth de las justificaciones de Washington para lanzar su “Guerra contra el Terrorismo” es muy significativa. Así como los ataques del 11 de septiembre y las mentiras posteriores sobre las “armas de destrucción masiva” se utilizaron como pretextos falsos para lanzar dos guerras de agresión imperialista contra Irak y Afganistán, hoy la campaña de ataques de Trump contra pequeñas embarcaciones acusadas de “narcoterrorismo” tiene como objetivo iniciar una guerra para saquear Venezuela, una nación rica en petróleo.

Los preparativos de Washington para una guerra a gran escala contra el régimen venezolano de Nicolás Maduro están escalando rápidamente.

El viernes, Hegseth anunció el despliegue del portaaviones más grande de la Armada, el USS Gerald R. Ford, en aguas cercanas a la costa caribeña de Venezuela, donde ya están desplegados una armada naval y 10.000 marines y marineros estadounidenses. Esta escalada, que no es consistente con la interceptación de drogas, siguió a las declaraciones de Trump de que había autorizado las operaciones de la CIA para derrocar a Maduro, así como la amenaza de una invasión terrestre del país. A esto se han sumado vuelos de bombarderos B-1 adyacentes al espacio aéreo venezolano.

La acumulación militar contra Venezuela es parte del impulso neocolonial del imperialismo estadounidense contra América Latina en su conjunto. No solo revive las afirmaciones de la Doctrina Monroe de un derecho de Estados Unidos a controlar América Latina y sus recursos estratégicos, sino que busca revertir mediante la violencia militar la pérdida de influencia política y económica hegemónica de Washington en la región, en particular China.

La intensificación de los ataques criminales de Trump contra embarcaciones civiles es una indicación ominosa de que la amenaza de una guerra regional está creciendo rápidamente. A su vez, la campaña militar en América Latina es solo un frente en una Tercera Guerra Mundial emergente.

Si bien los ataques iniciales afectaron a embarcaciones en el sur del Caribe, cerca de Venezuela, los ataques del lunes y otros recientes han ocurrido en el Pacífico oriental, frente a las costas de Colombia. Este cambio coincide con el lanzamiento por parte de Trump de una feroz ofensiva política contra el Gobierno colombiano.

El 18 de octubre, Trump atacó al presidente Gustavo Petro en las redes sociales, acusándolo de ser un “líder narcotraficante que alienta fuertemente la producción masiva de drogas” y que esto se ha “convertido en el mayor negocio de Colombia”. Esta monstruosa mentira, seguida de sanciones contra el presidente colombiano, su familia y otros funcionarios, es una mera repetición de las afirmaciones fabricadas para justificar la intervención política y militar contra Venezuela y con el mismo propósito.

Los próximos pasos en esta ofensiva imperialista han sido indicados por el senador republicano Lindsey Graham, quien le dijo a CBS News el domingo: “Trump me dijo ayer que planea informar a los miembros del Congreso cuando regrese de Asia sobre futuras posibles operaciones militares contra Venezuela y Colombia”.

Este camino que está siguiendo el imperialismo estadounidense bajo Trump incendiará toda la región. Solo puede lograr sus objetivos por medio de la violencia extrema, la desestabilización económica y el establecimiento de regímenes fascistas y militares, todo lo cual se encontrará con una resistencia popular masiva y la intensificación de la lucha de clases.

Los planes del imperialismo deben detenerse, pero esto solo puede hacerse atacando su verdadera esencia, arraigada en las contradicciones del sistema capitalista global.

El punto más crítico que deben comprender los trabajadores de ambos lados del río Bravo es que toda la clase trabajadora, tanto en América Latina como dentro de los Estados Unidos, constituye el verdadero blanco de los ataques del imperialismo.

La campaña mafiosa de ejecuciones extrajudiciales en aguas latinoamericanas está orgánicamente relacionada con el asalto interno de la Administración de Trump a los derechos democráticos y su persecución de los trabajadores inmigrantes.

El mismo aparato militar y de inteligencia desplegado para asesinar a pescadores y migrantes en el Caribe y el Pacífico se está movilizando para detener y deportar a millones de inmigrantes dentro de los Estados Unidos.

La invocación de Trump de la Ley de Enemigos Extranjeros y la declaración de un “conflicto armado no internacional” sirven para justificar tanto los asesinatos en el extranjero como la represión interna, revelando la conexión inseparable entre la guerra imperialista en el extranjero y el impulso hacia la dictadura en el país. Así como el gánster de Trump está asesinando a pescadores y migrantes en aguas sudamericanas, también su Administración hará valer su poder para llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales al interior de Estados Unidos.

El redespliegue del grupo de ataque del portaaviones Gerald R. Ford del Mediterráneo al Caribe señala el carácter global de las operaciones militares del imperialismo estadounidense y su determinación de ejercer el dominio en múltiples teatros simultáneamente.

Es inevitable que crezcan las confrontaciones militares a medida que la clase dominante responde a la crisis cada vez más profunda del sistema de ganancias a través de la violencia militar en el extranjero y el autoritarismo en el país.

La única fuerza capaz de prevenir la guerra imperialista y defender los derechos democráticos es la clase obrera internacional, organizada independientemente de todos los partidos capitalistas y movimientos nacionalistas y luchando por el derrocamiento del capitalismo y el establecimiento del socialismo.

Los trabajadores en los Estados Unidos deben rechazar tanto la campaña de terror estatal de la Administración de Trump como la complicidad del Partido Demócrata, que, con la campaña de asesinatos con drones bajo la Administración de Obama, fue pionera en la práctica de ejecuciones extrajudiciales ordenadas desde la Casa Blanca. Ha apoyado y permitido décadas de agresión imperialista en toda América Latina y en todo el planeta.

La defensa de los trabajadores venezolanos, colombianos y de todos los trabajadores latinoamericanos atacados por el imperialismo estadounidense requiere la construcción de secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional para proporcionar una dirección socialista revolucionaria a la clase trabajadora.

Solo a través de la movilización política independiente de la clase trabajadora, uniendo sus luchas contra la guerra y en defensa de los derechos sociales y democráticos a través de las fronteras nacionales, se puede detener el impulso hacia un conflicto catastrófico y sentar las bases para una democracia genuina y la igualdad social.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de octubre de 2025)

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