Los partidos de pseudoizquierda a nivel internacional han aplaudido la toma de control de Siria el mes pasado por parte de Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), un grupo que surgió de la rama siria de Al Qaeda. Al hacerlo, estas organizaciones han profundizado su prolongado alineamiento con el imperialismo.
Lo que la pseudoizquierda ha promovido durante años como la “revolución siria” fue de hecho una operación masiva de cambio de régimen orquestada por el gobierno de Estados Unidos y sus aliados, en particular Gran Bretaña. En 2011, estas grandes potencias fomentaron una guerra civil en el país, utilizando a fuerzas islamistas reaccionarias como sus soldados de a pie. Se estima que la CIA canalizó mil millones de dólares en armas y dinero en efectivo a estas fuerzas, mientras que los aliados del imperialismo estadounidense en los estados del Golfo inundaron de recursos inmensos.
A pesar de haber colaborado con el imperialismo durante muchos años, el régimen sirio de Bashar al-Assad era visto como un obstáculo potencial para el dominio sin trabas de Estados Unidos en Medio Oriente. El esfuerzo por derrocar a Ásad estaba ligado a la hostilidad de Washington hacia los estrechos vínculos de Siria con Irán y Rusia.
Esta operación, que había devastado Siria y dado lugar al surgimiento de ISIS, fructificó con la toma del país por parte de HTS el mes pasado. Esto forma parte de la campaña bélica imperialista más amplia en la región, que incluye el genocidio israelí de los palestinos, su guerra contra el Líbano y las amenazas y provocaciones militares dirigidas por Estados Unidos contra Irán. HTS se ha comprometido a colaborar con las principales potencias, así como con Israel. U cotingente de representantes imperialistas ha viajado a Siria, donde se ha reunido con el líder de HTS, Abu Mohammad al-Julani, un antiguo terrorista de Al Qaeda que ahora ha sido eliminado de una lista de recompensas del gobierno estadounidense.
Todo esto ha sido encubierto por la pseudoizquierda internacional, que ha elogiado la toma de poder de HTS como la victoria de una “revolución” y el amanecer de una nueva era de la democracia siria.
Alternativa Socialista, un grupo pseudoizquierdista australiano, ha ido más allá que la mayoría. El mes pasado, envió a uno de sus principales miembros, Omar Hassan, a Siria. Hassan, que parece ser el primer representante de la pseudoizquierda internacional en entrar abiertamente en Siria bajo el nuevo régimen, ha escrito una serie de misivas para la publicación Red Flag de Alternativa Socialista.
Los artículos de Hassan sólo pueden describirse como un encubrimiento proimperialista. A veces critica a HTS porque es tan abiertamente reaccionario, pero estas condenas limitadas, que sirven como cobertura política para Red Flag, se enmarcan en el hecho de que el derrocamiento de Assad es una victoria para el pueblo sirio y un gran avance.
En los ocho misivas de Hassan, publicados entre el 2 y el 19 de enero, hay algunas omisiones flagrantes.
Las palabras “imperialismo” e “imperialista” no aparecen. No hay una sola referencia a los gobiernos de Estados Unidos o Gran Bretaña, o a sus agencias de inteligencia, a pesar de haber desempeñado un papel decisivo en la guerra civil y de haber desarrollado inmediatamente relaciones con el régimen de HTS.
Hassan tampoco hace ninguna referencia al papel de Turquía. Se trata de una omisión especialmente llamativa, ya que Turquía, miembro de la OTAN, ha sido el mayor partidario de HTS en los últimos años. Incluso dentro del mundo reaccionario de los islamistas de línea dura, HTS ha sido condenado por algunos como un títere del régimen de Erdogan, que ha subordinado la “yihad” a los intereses de política exterior de Turquía. Pero, como ocurre con el papel de las potencias imperialistas, Hassan evita lo que sin duda es un punto delicado para HTS simplemente ignorándolo.
Hassan eufórico al entrar en la “Siria libre”
Hay una omisión aún más flagrante en las dos primeras misivas. Hassan no menciona a HTS. El primer despacho tiene un título entusiasta: “Entrando en la Siria libre”, pero no menciona que dicha “Siria libre” está gobernada por un régimen de línea dura de Al Qaeda que ha declarado que es probable que ni siquiera se celebren elecciones parlamentarias restringidas en cuatro años.
Esa misiva marca el tono del resto. Está escrito en el estilo de propaganda del tipo “la gente parece feliz”, que ha sido empleado con frecuencia por escritores corruptos en nombre de regímenes dictatoriales y autoritarios.
Mientras que cruzar la frontera libanesa hacia Siria era antes oneroso, debido a la corrupción y el soborno, ahora la gente dice que no lo es. “Cuando llegamos a la capital, las celebraciones de Año Nuevo están en pleno apogeo y las masas están en las calles”, “Los ánimos están altos” y “el pequeño número de guardias armados parece relajado”, etc., etc.
Hassan escribe: “La gente se está deleitando con la derrota de Asad. ¿Quién podría culparlos? Después de 54 años de una dictadura dinástica, el pueblo sirio está disfrutando de su primera muestra de libertad”.
En la primera misiva, y en todas las posteriores, Hassan no intenta definir esta “libertad”. Dado que HTS prácticamente ha descartado las elecciones, no se trata de la “libertad” nominal del gobierno parlamentario capitalista. Tampoco hay ninguna sugerencia de que se estén avecinando cambios más fundamentales que aborden la desigualdad social y económica. La “libertad” de Hassan tiene, de hecho, tanto contenido y sinceridad como la de cualquier burgués que abuse del término, y recuerda a las declaraciones de criminales de guerra como George W. Bush, Barack Obama y Joe Biden.
Cómo Hassan encubre a Al Qaeda
En la tercera y cuarta misivia han surgido algunas nubes oscuras, ya que Hassan ha descubierto a HTS y algunas de sus posiciones “reaccionarias”. Hassan cubrió una pequeña protesta en la que se oponía a los cambios que HTS había introducido en el currículo escolar.
Hassan escribe: “Todo el mundo está de acuerdo en que hay que eliminar la propaganda pro-Assad que satura los libros de texto, pero las reformas propuestas van más allá…”. Incluyen “eliminar las lecciones sobre la evolución y la teoría del Big Bang, abolir todas las referencias negativas al Imperio Otomano” y denunciar a los judíos y los cristianos. Los cambios fueron introducidos por un decreto de HTS, pero Hassan no intenta conciliarlos con sus repetidas referencias a la “libertad”.
En otra misiva, Hassan se ve obligado a reconocer informes “escalofriantes” y “aterradores” de que las fuerzas de HTS llevan a cabo pogromos sectarios en todo el país. Incluso en este caso, Hassan minimiza las implicaciones.
El hecho de que HTS esté asesinando y acorralando a civiles por su religión y etnia es “un duro recordatorio de que la situación en Damasco, donde reina la estabilidad y el derecho a protestar y reunirse pacíficamente no se cuestiona, no es la experiencia de todos los sirios en este momento”. El régimen de terror de HTS, señala Hassan, ha provocado un animado debate en las redes sociales, pero “a veces, estos debates pueden caer en patrones y discursos sectarios”.
Esto no es una complacencia ingenua por parte de Hassan. Es un intento políticamente criminal de restar importancia a la evidente amenaza que el régimen de HTS respaldado por los imperialistas representa para los derechos democráticos más básicos del pueblo sirio. Durante años, Alternativa Socialista promovió la insurgencia islamista como una “revolución”, aun cuando las atrocidades sectarias del HTS y otros grupos estaban ampliamente documentadas, prefigurando lo que ahora se está perpetrando a mayor escala.
Sin embargo, después de haber señalado los informes de las atrocidades del HTS, en un despacho posterior publicado el 13 de enero, Hassan relató sus conversaciones amistosas con sus combatientes.
Bajo un titular que elogia a los “héroes de la revolución” en la ciudad suroccidental de Daraa, Hassan escribe: “En los últimos tiempos, algunas de las brigadas del FSA [Ejército Libre Sirio] en Daraa han comenzado a afiliarse al HTS. Se sintieron atraídos por su financiación y organización superiores, pero también por lo que vieron como su éxito en el gobierno de la provincia de Idlib”. ¿Qué hicieron estos “héroes”? Durante su prolongado control de Idlib, el HTS estableció una dictadura despótica, que incluyó abusos generalizados de los derechos humanos, tortura y encarcelamiento.
Hassan relata luego el siguiente intercambio: “‘Allí todo va muy bien, casi como en Europa’, afirma un guardia armado que patrulla las calles. Se mudó a Idlib hace apenas unos meses después de que su padre fuera designado para un puesto de liderazgo dentro del HTS. Regresaron a Daraa triunfalmente, como parte de la marcha del HTS hacia el sur a través de Hama, Homs y Damasco”. Hassan se apresura a añadir que muchos combatientes del FSA en Daraa no se han unido al HTS, y cita con aprobación a un combatiente que predijo que la organización Al Qaeda se disolvería mediante una unificación de todos los grupos islamistas armados.
Otro despacho promovía las actividades de los grupos de milicianos en la ciudad suroccidental de Suwayda. Hassan presentó a la milicia, que está organizada según líneas sectarias entre la minoría drusa, como un modelo de “autonomía” regional. Esa posición se alinea con las grandes potencias que están considerando activamente una nueva partición de Siria en medio de una lucha por la influencia y el control sobre el país geoestratégicamente crítico.
Incluso mientras celebraba la “autonomía” en Suwayda y la ausencia de una gran fuerza de combate del HTS, Hassan declaró: “Sin embargo, hay un enviado del HTS, Mustafa al-Bakkour, que en la práctica funciona como gobernador de la zona, lo que a nadie parece importarle”.
Hassan en busca de la “izquierda” siria
Hassan, como es evidente, no tuvo ninguna dificultad en encontrar a los islamistas patrocinados por el imperialismo y a varias milicias sectarias, pero durante años, Alternativa Socialista ridiculizó cualquier sugerencia de que éstos constituyeran la fuerza principal de la “revolución” como una teoría de la conspiración “asadista”. Sin poder nunca esbozar organizaciones políticas, programas o líderes, siempre insinuaron que había un elemento “progresista” dentro de la insurgencia que señalaba el camino a seguir.
En Siria, ésta era la oportunidad de Hassan de encontrar un movimiento de ese tipo. Los resultados que obtuvo fueron poco concluyentes. A una reunión de “la izquierda”, en la que participó Hassan en Damasco, asistieron un total de 55 personas en una ciudad de 2,5 millones de habitantes. No había jóvenes, señaló Hassan. Alguien le explicó que se debía a que los jóvenes estaban “menos comprometidos políticamente”, a lo que Hassan añadió: “Presumiblemente, las vacaciones de invierno tampoco ayudan”.
Alternativa Socialista ha aclamado la caída de Ásad como una revolución victoriosa, pero ¿ha habido alguna vez en la historia una revolución genuina que no haya animado, aunque sea levemente, a la generación más joven?
Habiendo madurado la “revolución siria”, casi 14 años después de su inicio, uno podría imaginar que la “izquierda” tendría un plan detallado y elaborado para su desarrollo ulterior. Según el relato de Hassan, las 55 personas reunidas estaban esencialmente en la etapa de la mesa de trabajo. Habían formado recientemente algo llamado el “Movimiento Democrático Sirio”, y la reunión estableció un “amplio consenso” sobre objetivos tales como “hacer hincapié en los derechos de las mujeres” y “trabajar para involucrar a más jóvenes en el movimiento”.
“Si había algo que faltaba en la conversación, era un enfoque en los agravios económicos”, lamentó Hassan. En otras palabras, el nuevo movimiento no tenía nada que decir sobre las condiciones sociales de la clase trabajadora, y mucho menos un programa para promover sus intereses.
En otra reunión a la que Hassan asistió, habló virtualmente Anne Alexander, una destacada representante de la pseudoizquierda británica, a quien Hassan describió como una “experta en Oriente Próximo”. En su relato, Hassan “Alexander destacó la necesidad de construir y fortalecer sindicatos independientes que puedan usar su poder en el punto de producción para disciplinar a fuerzas burguesas como HTS”.
Es decir, la consolidación del régimen de HTS es un hecho y debe aceptarse. La tarea es organizar “sindicatos independientes” para mantenerlo bajo control y proporcionar un contrapeso. Esa es una perspectiva que encaja perfectamente con los intereses de los gobiernos británico y estadounidense, que, si bien dan señales de que colaborarán con el régimen de Al Qaeda, sin duda desean algún tipo de hoja de parra democrática, así como potencialmente una oposición burguesa a la que puedan recurrir si el grupo islamista entra en una crisis o se sale de la línea.
Al igual que los comentarios de Alexander, los diarios de viaje de Hassan lo describen como un representante típico de una ONG occidental, ansioso por una expansión de la “participación civil”, dentro del marco del dominio capitalista y el orden geopolítico existente. Además de la palabra “imperialismo”, la palabra “socialismo” no aparece ni una sola vez. No hay una sola sugerencia de que haya planteado a alguien que la única manera de asegurar los derechos sociales y democráticos de las masas sirias era construyendo un movimiento socialista de la clase trabajadora.
¿Cómo ha viajado Hassan con tanta libertad?
Siria, bajo el gobierno de Al Qaeda, es un destino improbable para un “socialista” cuyo trabajo político se concentra en gran medida en el centro de la ciudad, en la bohemia Melbourne. El gobierno australiano actualmente aconseja: “No viajen a Siria debido a la situación de seguridad extremadamente peligrosa y la amenaza de conflicto armado, ataques aéreos, terrorismo, detención arbitraria y secuestro”.
Se espera sinceramente que Hassan haya considerado estas posibilidades y que salga ileso de Siria. No se puede descartar que su decisión de viajar a Siria haya sido fruto de una temeridad y una frivolidad extraordinarias.
Esa parece la explicación menos probable. En unas condiciones en las que HTS está consolidando su poder, incluso mediante el asesinato de rivales políticos, Hassan ha podido viajar libremente por todo el país. Sus misivas se publican más o menos al mismo tiempo, bajo su nombre real, por el que ya se presentó como candidato al parlamento.
Algunos pueden considerar inverosímil que, mientras caminaba por las calles de Daraa, Hassan entablara una conversación con un combatiente armado al azar, cuyo padre resultó ser un miembro destacado de HTS. En cualquier caso, es evidente que Hassan está recibiendo presentaciones, incluso de combatientes islamistas empedernidos y de miembros destacados de la milicia drusa.
La pregunta que se plantea inevitablemente es: ¿tiene Hassan un acuerdo de seguridad con HTS? Si es así, ¿hay ciertos temas que están fuera de los límites, como los estrechos vínculos del grupo con el régimen turco? ¿Ha sido su viaje facilitado o aprobado por otros estados regionales, o en consulta con agencias occidentales?
La pseudoizquierda como agente del imperialismo
Cualquiera que sea la respuesta a esas preguntas, el viaje de Hassan tiene un carácter inequívocamente proimperialista. Es parte de una aceptación del nuevo régimen de HTS por parte de las grandes potencias y su electorado de clase media alta, que también se expresó en una reunión aduladora entre la ministra de Asuntos Exteriores del Partido Verde de Alemania, Annalena Baerbock, que ha defendido una 'política exterior feminista', y el líder de HTS, Al-Julani.
Baerbock ha sido un abierto partidario del genocidio israelí de los palestinos en Gaza, incluso defendiendo explícitamente el bombardeo de escuelas y hospitales. Hassan y Alternativa Socialista han denunciado el genocidio y han estado muy involucrados en las protestas semanales a favor de Palestina en las ciudades australianas.
Pero Israel apenas recibe una mención en los despachos de Hassan, y eso en condiciones en que las Fuerzas de Defensa de Israel están llevando a cabo operaciones para apoderarse de territorio sirio y HTS ha prometido una actitud amistosa hacia el régimen sionista.
Un despacho relata una visita de Hassan a Yarmouk, un campo de refugiados palestinos en Damasco. Fue arrasado durante la guerra civil, incluso mediante fuertes ataques del régimen de Ásad y las actividades de ISIS y al-Nusra, el predecesor de HTS vinculado a Al Qaeda. No hay duda de que Ásad traicionó repetidamente a los palestinos y cometió crímenes durante la guerra, pero Hassan hace la siguiente declaración ridícula que conmovería los corazones de los sionistas de todas partes: “De hecho, los matones de Assad mataron a más palestinos en Yarmouk que Israel en cualquiera de sus guerras anteriores al 7 de octubre”.
En todos los despachos, Hassan presenta al régimen de Ásad como indescriptible e incomparablemente malvado. Así ha sido siempre como la pseudoizquierda ha justificado su apoyo a la operación de cambio de régimen. Está claro que el gobierno de Assad era reaccionario y despótico. Es el caso de literalmente todos los regímenes de Oriente Medio.
Los socialistas genuinos explican que el papel podrido de los regímenes árabes es testimonio de la bancarrota de la burguesía en los países de un desarrollo capitalista tardío. Se oponen a esos regímenes desde la izquierda, luchando por construir un movimiento socialista independiente de la clase trabajadora contra ellos.
Para Alternativa Socialista y la pseudoizquierda, las referencias histéricas al régimen de Assad eran simplemente una tapadera para alinearse con el imperialismo. Alternativa Socialista fue más explícita que la mayoría, y uno de sus principales miembros, Corey Oakley, declaró infamemente en 2012 que la guerra civil siria significaba que “el tiempo del ‘antiimperialismo instintivo’ ya había pasado”. El mundo “ha cambiado”, afirmó Oakley, y “el imperialismo, en el sentido del neocolonialismo occidental, no es la principal amenaza que enfrentan las masas de Siria o del mundo árabe en su conjunto”.
Basándose en esa línea, Alternativa Socialista saludó el avance de los islamistas reaccionarios financiados por la CIA. En la medida en que reconoció el apoyo occidental a los “rebeldes”, Alternativa Socialista se alineó con los sectores más belicistas del establishment militar y de inteligencia, insistiendo en que el apoyo era insuficiente y pidiendo que se transfirieran más armas y fondos.
No se trataba simplemente de una cuestión siria. Marcaba la entrada de fuerzas políticas que se habían separado abiertamente del movimiento trotskista décadas antes al campo del imperialismo. Habiendo rechazado el papel revolucionario de la clase obrera en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, estas fuerzas se convirtieron en los representantes políticos de una capa de la clase media que se hizo cada vez más rica en los años 1980 y 1990, al mismo tiempo que la posición social de la clase obrera estaba bajo ataque. A raíz de la crisis financiera de 2008 y en medio del surgimiento de una oposición social masiva, estas fuerzas se desplazaron aún más hacia la derecha, alineándose con sus propios gobiernos.
Ese proceso no ha hecho más que acelerarse. En medio de un colapso del capitalismo y una erupción del militarismo a nivel mundial, Alternativa Socialista, por ejemplo, no sólo se está alineando con los gobiernos de Estados Unidos, Israel y Australia en su apoyo al cambio de régimen en Siria, sino que también está respaldando plenamente la guerra por delegación de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en Ucrania, que amenaza con una guerra nuclear en Europa.
El viaje de Hassan es otra demostración de que un auténtico movimiento contra la guerra, que debe basarse en la clase trabajadora y en una perspectiva socialista dirigida contra la fuente del conflicto capitalista, sólo puede construirse mediante una lucha política incansable contra la pseudoizquierda.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de enero de 2025)
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