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Trump desata una operación antiinmigrante a gran escala en la frontera entre California y México

Un agente de la Patrulla Fronteriza, a la derecha, registra a uno de los cuatro hombres después de que el grupo cruzó ilegalmente la frontera a través de un hueco entre dos muros que separan México de Estados Unidos antes de entregarse, el jueves 23 de enero de 2025, en San Diego [AP Photo/Gregory Bull]

El miércoles, en una nueva escalada del ataque de la administración Trump contra los inmigrantes, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), con apoyo del ejército, lanzó una operación a gran escala en el cruce fronterizo de San Diego entre California y México.

Aproximadamente 1.500 tropas en servicio activo, incluidas 500 marines de Camp Pendleton, se han desplegado para colaborar en la seguridad de la frontera. Se reporta en el área una “fila de vehículos del DHS de un kilómetro y vehículos de CBP [listos] para llevar a cabo la mayor redada de inmigrantes ilegales en la historia reciente,” según la Casa Blanca, con el objetivo de detener y deportar a alrededor de 100.000 migrantes a México, Colombia, El Salvador y Guatemala.

Según una fuente de inteligencia de la Casa Blanca, la operación se lleva a cabo en fases, comenzando en la Costa Oeste y siguiendo luego a la Costa Este. Tom Homan, el zar fronterizo del ICE, declaró que Estados Unidos debe “ampliar el panorama” para incrementar la cantidad de deportaciones, ya que la agencia ha elevado rápidamente las detenciones a entre 1.000 y 1.200 por día.

El Pentágono ha confirmado que en los próximos días habrá más despliegue de tropas para apoyar estos esfuerzos. También se anunció que el ICE utilizará la Base Espacial Buckley en Aurora, Colorado, como instalación de detención para migrantes. El Comando Norte del ejército estadounidense declaró que comenzaron a proporcionar instalaciones en Buckley el lunes.

Homan subrayó que, a pesar de la reciente reducción diaria de cruces ilegales —de “10.000 al día a menos de 600”—, la administración sigue comprometida con aumentar las deportaciones. “Es genial, es bueno, pero no hemos terminado y necesitamos más deportaciones, muchas más deportaciones, y eso es en lo que estamos trabajando”, dijo Homan.

Además, en otra escalada de ataques contra los derechos de la Primera Enmienda y la disidencia política, Trump anunció el miércoles una orden ejecutiva bajo el pretexto de “combatir el antisemitismo,” prometiendo deportar a estudiantes y residentes no ciudadanos involucrados en protestas propalestinas. La orden exige al Departamento de Justicia procesar “amenazas y violencia contra los judíos”. Trump también prometió revocar visas estudiantiles para “simpatizantes de Hamas”, temiendo un aumento de radicalismo en los campus universitarios.

Las redadas cada vez más intensas han generado una ola inicial de indignación en todo Estados Unidos, con personas trabajadoras y jóvenes alzando su voz contra las políticas fascistoides dirigidas contra inmigrantes. Estos ataques, que forman parte de una ofensiva más amplia contra los derechos democráticos, representan una intensificación aguda de la lucha de clases en Estados Unidos. No son simplemente el resultado de la xenofobia personal de Trump: son un intento de la oligarquía gobernante por dividir a la clase trabajadora y culpar a los inmigrantes de la crisis del capitalismo.

Las protestas son una expresión inicial de la oposición de la clase trabajadora a las medidas dictatoriales de la administración Trump.

Cientos de estudiantes de secundaria en San José, California, abandonaron sus aulas el miércoles para exigir el fin de las deportaciones del ICE, rechazando la persecución gubernamental contra los trabajadores inmigrantes. “Puedes imaginarte cómo se siente la gente ahora que el ICE está invadiendo nuestras comunidades,” dijo Yesenia Márquez, estudiante, a KTVU, rechazando la afirmación de Trump de que Estados Unidos está siendo “invadido” por inmigrantes.

Gritando “¡Sí se puede!”, los estudiantes marcharon hacia la Plaza de San José, donde se realizó un segundo mitin. El director de la secundaria, Vito Chiala, como muchos docentes, apoyó la acción: “Creemos en empoderar a los estudiantes… cuando ellos quieren alzarse por algo en lo que creen.” Yonex Jones, uno de los manifestantes, subrayó la solidaridad: “Todos somos una sola gente”, desafiando las divisiones que el capitalismo impone a la clase trabajadora.

En El Cajón, California, alrededor de 75 personas se reunieron para protestar contra una resolución propuesta por el concejo municipal que permitiría a la policía local asistir al ICE en la deportación de migrantes. Los manifestantes portaban carteles que decían “No policía en nuestras escuelas” y “Una nación construida por inmigrantes”. La resolución fue revisada para enfocarse en “criminales violentos” y cumplir con la ley estatal que limita la participación de la policía local en la aplicación de leyes de inmigración.

Sin embargo, los manifestantes cuestionaron sus intenciones. “No les creo”, dijo Ilka Weston al San Diego Union-Tribune. Martin Eder criticó su lenguaje ambiguo: “¿Quién define quién es un criminal?” Ramiro Bautista argumentó: “Dicen que es para que la policía detenga criminales, pero eso es lo que hacen ahora”.

Las redadas también han recibido condenas de figuras públicas. La actriz Selena Gómez ha expresado frecuentemente sus preocupaciones sobre el trato a los inmigrantes en Estados Unidos. En un reciente video publicado en redes sociales, una emocionada Gómez expresó sus sentimientos de impotencia ante la brutalidad de la administración, diciendo a sus 422 millones de seguidores: “Lo siento tanto, desearía poder hacer algo, pero no puedo. No sé qué hacer. Intentaré todo”.

Sunny Hostin, copresentadora de The View y exfiscal, criticó las políticas de deportación de Trump por mostrar una “falta de empatía.” Destacó que “un inmigrante indocumentado no es un criminal por ser indocumentado. Eso es una ofensa civil. Así que llamar a las personas ‘ilegales’ es, en sí mismo, creo yo, xenófobo, racista e incorrecto”.

Las redadas antiinmigrantes de la administración Trump deben entenderse como un ataque a la clase trabajadora en su conjunto. Bajo el pretexto de aplicar las leyes de inmigración, agentes federales han realizado registros sin orden judicial, detenido a personas sin el debido proceso y aterrorizado a comunidades inmigrantes. Estas acciones son parte de una agenda fascista más amplia destinada a consolidar el poder estatal, fomentar divisiones raciales y suprimir la disidencia.

Aunque la administración Trump ha sido el principal impulsor de estos ataques, no se puede ignorar la complicidad del Partido Demócrata. El 7 de enero, la administración Biden llevó a cabo sus propias redadas de inmigración en California, dirigidas contra inmigrantes indocumentados. Estas redadas, justificadas como parte de un esfuerzo por priorizar la “seguridad pública,” demuestran la continuidad de las políticas antiinmigrantes entre los dos partidos capitalistas.

Ahora, después de que el gobernador Gavin Newsom se postrara ante Trump durante su reciente visita a las áreas de California afectadas por los recientes incendios forestales, y ofreciera “una mano abierta, no un puño cerrado,” el presidente fascista no dudó en llevar a cabo su operación militar en San Diego.

Las afirmaciones fraudulentas de los demócratas de proteger a los inmigrantes quedan aún más expuestas por el fracaso de las llamadas ciudades santuario para detener a los agentes del ICE en sus arrestos. En California, a pesar de las políticas de santuario del estado, los agentes del ICE y ahora los marines operan con total impunidad, deteniendo a inmigrantes en sus hogares y lugares de trabajo.

(Artículo originalmente publicado en inglés el 29 de enero de 2025)

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