La administración de Trump ha procedido a congelar 339 millones de dólares —más de una cuarta parte de los 1.100 millones de dólares que UCLA recibe anualmente en subvenciones y contratos federales— en fondos para investigación científica y médica de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Justificado mediante cínicas afirmaciones de combatir el “antisemitismo”, este acto motivado políticamente representa una aguda escalada en la campaña de la clase dominante para aplastar la disidencia, subordinar las universidades a un Estado cada vez más autoritario y silenciar la oposición a los crímenes de guerra de Israel y al imperialismo estadounidense.
La orden para cortar los fondos, encabezada por la fiscal general Pam Bondi y el Departamento de Justicia, acusa a UCLA de “discriminación racial” y de fomentar un “ambiente hostil” para estudiantes judíos e israelíes. Con un lenguaje típico de los regímenes autoritarios, Bondi advirtió a UCLA —y por extensión a todas las universidades— que permitir la crítica a Israel tendría un “alto precio”.
El verdadero problema no es el antisemitismo, sino la oposición masiva que ha surgido en los campus universitarios contra el genocidio en Gaza respaldado por Estados Unidos.
Esta acción forma parte de un patrón más amplio de chantaje financiero y represión política por parte del gobierno de Trump contra aquellas instituciones percibidas como insuficientemente leales al sionismo y a la política imperialista estadounidense.
Hasta ahora, la mayoría de estas medidas han apuntado a campus de élite de la costa este como Harvard, Columbia, y Brown. Pero la medida contra UCLA —que elimina decenas de subvenciones de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y el Departamento de Energía (DOE)— marca el primer retiro de fondos a gran escala en la costa oeste y el esfuerzo más extenso hasta la fecha para transformar las universidades de investigación en instrumentos de la política estatal de extrema derecha.
El World Socialist Web Site rechaza el pretexto mentiroso de que esto tenga algo que ver con combatir el antisemitismo. La fraudulenta equiparación del antisemitismo con la oposición al sionismo está siendo utilizada como un arma política contra estudiantes y docentes que se pronuncian contra la masacre masiva de palestinos por parte de Israel. Se trata de una herramienta ideológica central de la clase dominante para criminalizar la disidencia e imponer el conformismo ideológico en condiciones de un genocidio en curso y una creciente crisis política y social.
Las consecuencias de la eliminación de fondos a UCLA son de gran alcance. Laboratorios enteros y programas de investigación han sido arrojados al caos. Según el rector Julio Frenk, cuya administración recibió el aviso el miércoles pasado, los recortes afectarán a investigaciones “que salvan vidas” y que son críticas para la salud pública, la “seguridad nacional” y la economía. Pero Frenk, lejos de ser un defensor de la libertad académica, ha colaborado activamente en construir la infraestructura misma para esta represión.
Desde que asumió el cargo en enero, el sionista Frenk ha encabezado la campaña en UCLA para equiparar la oposición a Israel con el odio racial. Bajo su liderazgo, la universidad lanzó la “Iniciativa para Combatir el Antisemitismo”, destinada a “erradicar” el antisemitismo mediante una mayor vigilancia, mecanismos de denuncia y reeducación política. Declaró que su máxima prioridad era erradicar el antisemitismo del campus, afirmando que las universidades se han convertido en focos de odio—una flagrante mentira utilizada por el Estado para justificar su represión de las protestas.
La actitud condescendiente de Frenk ante la cancelación de las subvenciones es profundamente cínica. Él ayudó a sentar las bases legales e ideológicas para los mismos ataques que ahora se están utilizando para privar de financiamiento a su universidad. La semana pasada, su administración acordó pagar una indemnización de 6,45 millones de dólares a demandantes sionistas que alegaban “discriminación” durante las acampadas de solidaridad con Gaza en 2024. Este acuerdo, al igual que los alcanzados en Columbia y Brown, ha envalentonado al Estado para intensificar su ofensiva.
El ataque a UCLA sigue un patrón bien establecido. La Universidad de Columbia pagó 220 millones de dólares y acordó realizar cambios de gran alcance en sus políticas de admisión y gestión del campus. Brown pagó 50 millones. Harvard, enfrentando la pérdida de fondos federales para investigación y la posibilidad de perder su capacidad de acoger a estudiantes internacionales, ha ofrecido según informes hasta 500 millones de dólares para llegar a un acuerdo. Las universidades de Duke y George Mason enfrentan amenazas similares. También se están llevando a cabo investigaciones contra Cornell, Northwestern y otras instituciones.
El objetivo no es eliminar el antisemitismo, sino alinear por la fuerza a la educación superior con los intereses del imperialismo estadounidense y la extrema derecha. Se les ordena a los administradores universitarios purgar cualquier oposición al sionismo, al militarismo y al orden capitalista. A los docentes y estudiantes se les dice sin rodeos: apoyen el genocidio o pierdan su financiamiento, su empleo y su futuro.
Al mismo tiempo, estos ataques constituyen un frente clave en el esfuerzo más amplio por destruir los derechos sociales y democráticos de la clase trabajadora. El recorte de 300 millones de dólares a la investigación de UCLA no es solo un problema académico. Amenaza directamente los avances científicos de los que dependen millones—en el tratamiento del cáncer, la energía limpia o la salud pública. Es un ataque contra las bases intelectuales y materiales de la sociedad moderna en beneficio del militarismo, la reacción y las ganancias corporativas.
Debe subrayarse que estas políticas no son exclusivas de Trump. El gobierno de Biden sentó las bases políticas al adoptar la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), la cual equipara la crítica a Israel con el antisemitismo. El Departamento de Educación de Biden lanzó decenas de investigaciones amparadas en el Título VI contra universidades por las protestas en los campus. Biden denunció públicamente las acampadas estudiantiles y supervisó su brutal represión. Trump simplemente está llevando a su conclusión lógica el ataque bipartidista contra la libertad de expresión y los derechos democráticos.
Los partidos Demócrata y Republicano están unidos en su campaña para reprimir la oposición masiva al genocidio en Gaza que ha estallado en los campus de todo Estados Unidos. Les alarma la radicalización política de la juventud, que cada vez más reconoce que la lucha del pueblo palestino forma parte de una lucha global contra el capitalismo y el imperialismo.
El World Socialist Web Site llama a los estudiantes, docentes e investigadores a rechazar todo intento de dividirlos o silenciarlos bajo el falso estandarte de “combatir el antisemitismo”, una consigna que está siendo utilizada como arma para criminalizar la disidencia. La defensa de los derechos democráticos en los campus debe estar vinculada a las luchas más amplias de la clase trabajadora contra la explotación, la desigualdad y la guerra imperialista.
Esta lucha no puede confiar ni en los directivos universitarios, ni en los demócratas, ni en los sindicatos, todos los cuales están atados al Estado capitalista y son cómplices de la represión. Es necesaria una nueva dirección arraigada en la clase trabajadora, guiada por un programa socialista que trate la educación, la ciencia y la cultura como derechos sociales, no como mercancías.
La eliminación de fondos a UCLA es una advertencia sobre el avance del autoritarismo. El Estado capitalista se está preparando para la dictadura, la guerra en el extranjero y la represión violenta en el interior. Solo la reorganización socialista de la sociedad—bajo el control democrático de la clase trabajadora—puede defender la ciencia, la verdad y la libertad, y poner fin a la guerra y la opresión capitalista.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 4 de agosto de 2025)
Leer más
- Capitulación en la Universidad de Columbia: los demócratas habilitan el ataque de Trump a la libre expresión
- UCLA agrees to $6 million settlement with Zionist plaintiffs as repression intensifies against pro-Palestinian students
- Trump administration cancels Harvard’s remaining federal funding, escalates attack on international students
- Grupos israelíes de derechos humanos califican a Gaza de Nuestro Genocidio y afirman que los líderes occidentales también son responsables
- University of California Los Angeles chancellor to be replaced by pro-Zionist corporate shill
