El nuevo ciclo escolar en el sur de California ha comenzado bajo circunstancias extraordinarias y profundamente ominosas. A tan solo días del regreso de estudiantes a las aulas, agentes federales de inmigración han llevado a cabo operaciones agresivas en las inmediaciones de escuelas públicas, apuntando contra estudiantes y sus familias. Desde el reinicio de clases, se han documentado al menos diez casos en escuelas cerca de Los Ángeles y San Diego.
Las redadas en el sur de California son solo un frente de una campaña nacional que construye sobre las decenas de arrestos de estudiantes, padres y maestros en escuelas de todo el país el año pasado.
Todd Lyons, director interino del ICE, explicó a NBC News que las operaciones en torno a escuelas de kínder a secundaria forman parte de una campaña federal en curso, y justificó futuras incursiones en escuelas cuando surjan “circunstancias especiales” o “situaciones urgentes”. También señaló que, aunque no se verán agentes del ICE el primer día de clases en las escuelas de Washington DC, “podrían estar ahí pronto”.
El terror infligido a las familias inmigrantes forma parte de una represión aún más amplia. Trump ha desplegado a la Guardia Nacional en Washington DC, con planes de hacerlo en otros estados, y realiza vigilancia masiva sobre decenas de millones de titulares de visas. El señalamiento de los inmigrantes sirve de pretexto para introducir métodos dictatoriales que ahora se están aplicando contra los trabajadores en todas partes.
Arrestos en escuelas de Los Ángeles
La escala de actividad del ICE en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD, por sus siglas en inglés) no tiene precedentes.
El 14 de agosto, el primer día de clases, se reportó presencia federal en las cercanías de cuatro campus: Bakewell Primary Center, Harte Prep Middle School, Cortines School of Visual & Performing Arts y Victory Boulevard Elementary and STEAM Magnet. Las autoridades del LAUSD se apresuraron a avisar a las familias, pero el superintendente Alberto M. Carvalho minimizó los incidentes, enfocándose en un aumento del 2 por ciento en la asistencia. Buscó tranquilizar a los padres diciendo que el primer día de clases transcurrió sin contratiempos, a pesar de la visible presencia del ICE cerca de las escuelas.
Baldemar Gutiérrez, un estudiante de 15 años con necesidades especiales, fue aterrorizado y arrestado por error por agentes federales el 11 de agosto fuera de la preparatoria Arleta. Estaba acompañado de su madre, quien estaba estacionada frente a la escuela para inscribir a su hija.
Su madre relató que los agentes armados, incluyendo uno con pistola y otro con una pistola eléctrica, rodearon su vehículo. Baldemar fue sacado del auto, esposado e interrogado sobre una persona que no conocía. Tanto él como su madre explicaron repetidamente que Baldemar era ciudadano estadounidense y menor de edad, pero fueron ignorados hasta que los agentes se dieron cuenta de su error.
Para subrayar su crueldad, uno de los agentes dijo: “míralo por el lado bueno: vas a tener una historia emocionante que contar a tus amigos cuando regreses a la escuela”. Según una declaración de Carvalho, la Patrulla Fronteriza dejó balas en el suelo durante el arresto y le dijeron al distrito “que las guardaran y las usaran para práctica de tiro”.
El 8 de agosto, pocos días después de cumplir 18 años, el estudiante de la preparatoria Reseda Charter, Benjamin Guerrero-Cruz, fue atacado por hombres enmascarados vestidos de civil, quienes lo sujetaron mientras paseaba a su perro en Van Nuys y lo metieron en una furgoneta sin identificación. Para añadir crueldad, le quitaron la correa al perro y lo ahuyentaron. El ICE tomó custodia del estudiante de estos hombres enmascarados, quienes, según el joven, bromeaban sobre poder salir a beber el fin de semana gracias a los 1.500 dólares que habrían recibido por capturarlo. Guerrero-Cruz fue encerrado durante una semana en una celda hacinada de una instalación del ICE, sin acceso a ducharse, y desde entonces ha sido llevado a una celda en el Centro de Detención de Adelanto, enfrentando la deportación a Chile.
Arrestos en escuelas del condado de San Diego
En las últimas tres semanas se han producido al menos cuatro arrestos fuera de escuelas del condado de San Diego.
• El 20 de agosto, cerca de la primaria Park Dale Lane en Encinitas, un hombre (aún no identificado) fue detenido en su camioneta alrededor de las 7:30 am y rodeado por agentes. En un video grabado por testigos, se escucha a la esposa de la víctima suplicando a los agentes que lo liberaran y que le permitieran despedirse de su familia.
• El 15 de agosto, fuera de la preparatoria Montgomery en el distrito escolar Sweetwater Union High (SUHSD), agentes del ICE arrestaron al padre de un estudiante durante la entrega matutina, según informaron autoridades del distrito.
• El 13 de agosto, el ICE arrestó al ciudadano mexicano Juan José Martínez Cortés frente a la primaria Linda Vista mientras esperaba recoger a su hijo, minutos antes del fin de la jornada escolar. El arresto obligó al distrito a emitir un comunicado nervioso intentando asegurar a las familias que las escuelas seguían siendo “espacios seguros”, una afirmación completamente contradicha por los hechos.
• El 6 de agosto, frente a la primaria Enrique S. Camarena en Chula Vista, agentes del ICE enmascarados y armados arrestaron a la inmigrante coreana Kyungjin Yu frente a sus hijos cuando comenzaban las clases. Yu, como muchas otras víctimas de esta ofensiva del ICE, enfrenta persecución estatal y deportación no por ningún crimen, sino simplemente por residir en Estados Unidos con una visa vencida. Posteriormente, autoridades distritales admitieron que los padres estaban llamando aterrados, con algunos diciendo que temían mandar a sus hijos a la escuela.
En redes sociales, docentes documentan el impacto devastador sobre familias y comunidades escolares. Una maestra de San Diego reportó un caso desgarrador en el que un padre, temiendo la deportación, optó por auto-deportarse para acompañar a su hijo, quien enfrentaba procedimientos de expulsión. Familias enteras están siendo destrozadas en lo que constituye un terrorismo estatal organizado: diseñado no solo para castigar a individuos, sino para sembrar inseguridad y parálisis entre millones.
La respuesta del ICE a los ataques en San Diego ha sido de deshonestidad descarada y evasión calculada. Un vocero del ICE insistió con arrogancia: “La verdad es que ICE San Diego no ha llevado a cabo operativos en escuelas, y sugerencias en contrario desinforman al público y generan temor innecesario”. La declaración omite cínicamente el hecho de que los ataques han ocurrido dentro del alcance visual y auditivo de las escuelas—muchas veces a solo unos cuantos pasos—, apuntando directamente contra padres, estudiantes y personal, y traumatizando a hijos, familias y educadores.
Maestros, padres y estudiantes han continuado organizándose, protestando y creando redes comunitarias para compartir información y reportes de actividad del ICE. Recientemente en San Diego, agentes del ICE en dos vehículos sin distintivos fueron expulsados del estacionamiento de la primaria Herbert Ibarra por miembros de la comunidad. No cabe duda de que el deseo de resistir estas acciones brutales es profundo en las comunidades de la clase trabajadora.
Pero este impulso militante enfrenta un obstáculo inmediato: el control político del Partido Demócrata y la burocracia sindical, que buscan desarmar políticamente a los trabajadores mediante gestos simbólicos “seguros”, y evitar que la oposición se transforme en una lucha genuina de masas.
Es necesario desde el principio advertir a los trabajadores y estudiantes: la campaña contra el ICE no debe estar subordinada a la iniciativa de los demócratas ni de sus aliados en los sindicatos docentes. Estas instituciones defienden el sistema capitalista que genera represión, y harán todo lo posible para sofocar una oposición independiente y basada en la clase.
Lo que se necesita es la formación de comités de base independientes de trabajadores, no solo en el ámbito educativo, sino en todos los sectores e industrias de la economía, políticamente independientes de la burocracia sindical y sus gestores demócratas, que coordinen entre sí para la creación de un movimiento huelguístico de masas.
Los cómplices demócratas de Trump
Los demócratas del sur de California y del estado en general siguen promoviendo la ilusión de que las leyes de “ciudades santuario” protegerán a las familias de la “Gestapo” del ICE de Trump. Pero en todo California y el país, estas leyes, siempre limitadas en su alcance, han sido vaciadas de significado, ya que la policía colabora con agentes federales de inmigración para aterrorizar a comunidades inmigrantes. El inicio del nuevo ciclo escolar en el LAUSD deja clara esta traición.
Los sindicatos docentes, incluyendo United Teachers Los Angeles, la San Diego Education Association y la Chicago Teachers Association, se han esforzado en canalizar la ira de los educadores hacia protestas simbólicas y peticiones a los superintendentes. Los docentes han exigido la liberación de estudiantes detenidos, pero siempre apelando a las autoridades distritales, nunca convocando a una acción unificada y militante de todos los educadores.
Incluso cuando casi 80.000 docentes en California tienen contratos vencidos y la CTA alardea su campaña “We Can’t Wait” (No Podemos Esperar), los sindicatos se niegan a convocar a huelga o a una resistencia colectiva frente a las redadas del ICE. En su lugar, organizan manifestaciones y espectáculos mediáticos, presionando a superintendentes para tener mejor política de seguridad, mientras evitan cualquier confrontación con el Estado capitalista.
Esta negativa no es accidental. Los sindicatos y el Partido Demócrata cumplen una función política común: suprimir a la clase trabajadora y evitar cualquier lucha que evidencie el vínculo inseparable entre deportaciones, represión policial y el sistema capitalista mismo. Su papel es servir a los intereses de la clase dominante y defender el régimen de austeridad y violencia estatal. No pueden reformarse, empujarse hacia la izquierda ni ser presionados para luchar. Como lo demuestra la historia y la experiencia actual, todo movimiento que deposite sus esperanzas en estas organizaciones enfrentará ataques más profundos y una represión aún más brutal.
La escala y brutalidad de estas operaciones dejan clara la necesidad urgente de una organización consciente e independiente de los trabajadores frente al creciente ataque contra los inmigrantes y los derechos democráticos. Para derrotar esta ola de terror fascista y dictadura—cuyo origen está en el dominio capitalista—la clase trabajadora debe canalizar estos instintos a través de la formación inmediata de comités de base en cada vecindario, escuela y centro laboral, que preparen una huelga general capaz de usar su inmenso poder como mayoría y verdadera fuerza productiva en la sociedad.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de agosto de 2025)
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