Español
Perspectiva

Secretario de Estado de EE.UU. tilda de “animales bárbaros” a palestinos y aplaude ofensiva israelí contra Ciudad de Gaza

Secretario de Estado Marco Rubio, Doha, Qatar, 16 de septiembre de 2025 [AP Photo/Nathan Howard]

El lunes, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, realizó una aparición conjunta con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para saludar lo que Netanyahu llamó los “movimientos finales” en el ataque estadounidense-israelí contra Gaza: la conquista y destrucción de la ciudad de Gaza.

El ataque israelí contra la ciudad de Gaza colocará a la Franja de Gaza bajo una ocupación militar total, creando las condiciones para el internamiento de la población en campos de concentración para su exterminio o desplazamiento forzoso.

“Vamos a tomar el poder y destruir el bastión de Hamás”, gritó Netanyahu.

Pero el primer ministro israelí, que tiene una orden de arresto de la Corte Penal Internacional, fue superado en la sed de sangre genocida por el secretario de Estado estadounidense, quien repitió públicamente la notoria declaración del exministro de Defensa israelí Yoav Gallant de que los palestinos son “animales”.

Rubio despotricó: “Esto sucedió porque el 7 de octubre estos animales, estos animales bárbaros, llevaron a cabo esta operación ... contra personas inocentes”.

Concluyó: “Tiene que terminar. ¿Cómo termina? Termina eliminando a las personas que lo hicieron, acabando con ellos como amenaza”.

Tan vastos como han sido los crímenes del imperialismo estadounidense a la hora de financiar, armar y permitir el genocidio de Gaza, la declaración de Rubio marca un nuevo punto de inflexión. El imperialismo estadounidense, dejando caer su velo de promoción de la “democracia” y los “derechos humanos”, ha adoptado un lenguaje que no estaría fuera de lugar en un discurso pronunciado por Adolf Hitler.

El uso de este lenguaje genocida por parte de Rubio fue el disparo de salida para el ataque israelí a gran escala en la ciudad de Gaza. Tanques y aviones de guerra se acercaban, desplazando a miles y miles a punta de pistola sobre la asfixiada carretera costera hacia el sur de Gaza.

El asalto de esta semana fue precedido por una implacable campaña de bombardeos que arrasó gran parte de la ciudad en preparación para una ofensiva terrestre destinada a matar o expulsar al millón de personas que se habían refugiado allí.

Al anunciar el ataque a la ciudad de Gaza, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, escribió en X: “Gaza está ardiendo. Las FDI golpean con puño de hierro... No cederemos y no volveremos hasta la finalización de la misión”.

La “misión” es la destrucción y el desplazamiento de todo un pueblo, ante los ojos del mundo, en un genocidio cometido descaradamente y a plena vista.

Mientras Israel lanza sus “pasos finales” en Gaza, está ampliando una campaña destinada a someter a Cisjordania a una destrucción equivalente como la infligida a Gaza.

La semana pasada, Netanyahu anunció un plan para expandir los asentamientos israelíes en Cisjordania, reduciendo efectivamente el territorio palestino a la mitad. El plan de asentamiento, en palabras del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, tiene como objetivo “enterrar la idea de un Estado palestino”.

En un acto de aprobación de los planes de anexión de Israel para Cisjordania, Rubio participó en la inauguración de un complejo ilegal de “turismo arquitectónico” de colonos en Jerusalén Este, participando en la excavación de un túnel debajo de las casas palestinas.

El mismo día en que Rubio se reunió con Netanyahu, la Comisión Internacional Independiente de Investigación de las Naciones Unidas sobre el Territorio Palestino Ocupado publicó un informe de 72 páginas que demuestra meticulosa e irrefutablemente que Israel está cometiendo sistemáticamente un genocidio en Gaza.

Al anunciar los hallazgos de la comisión en un artículo de opinión del New York Times, la jurista sudafricana de 81 años Navi Pillay declaró: “Nuestra conclusión es contundente: Israel ha cometido genocidio contra los palestinos en Gaza”.

Pillay expuso el alcance sin precedentes del asesinato en masa. Más de 64.000 palestinos han sido asesinados, incluidos 18.000 niños y casi 10.000 mujeres. Como resultado, la esperanza de vida en Gaza se ha reducido casi a la mitad, de 75 a 40 años, en uno de los descensos más pronunciados jamás registrados. Cada hora muere un niño en Gaza.

Pillay declaró: “No se trata de los accidentes que ocurren en una guerra. Son actos calculados para provocar la destrucción de un pueblo”.

El informe explica que el delito de genocidio tiene dos componentes: uno físico (“ actus reus ”) y uno mental (“ mens rea ”). La culpabilidad de los funcionarios israelíes en ambos casos está fuera de toda duda. El informe acusa a los líderes israelíes de “matar a miembros del grupo” y “someter deliberadamente al grupo a condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física”.

En ocasiones anteriores, Pillay y otros miembros de su comisión han señalado que el componente mental del genocidio suele ser el más difícil de probar, ya que todos los genocidios anteriores habían ido acompañados de encubrimientos sistemáticos. Pero en el caso del genocidio de Gaza, los líderes israelíes han hecho declaraciones genocidas de manera flagrante y abierta, incluida la declaración de Gallant de que “estamos luchando contra animales humanos”, que ahora repite Rubio.

Como tal, el informe declara: “Sobre la mens rea del genocidio, la Comisión concluye que las declaraciones hechas por las autoridades israelíes son evidencia directa de la intención genocida”.

A principios de este mes, el Washington Post publicó un plan secreto, que fue objeto de una extensa discusión en la Casa Blanca.

Presentó la destrucción y la limpieza étnica de Gaza como una empresa financiera, declarando que cada palestino que salga de Gaza le generará $23.000 a los ocupantes del enclave. En este marco, el genocidio se presenta como un esquema para hacer dinero, en el que cuantas más personas mueran y más edificios sean arrasados, más dinero ganarán los Estados Unidos, Israel y sus multimillonarios “socios” de inversión.

El informe presentaba el genocidio en el contexto del plan estadounidense-israelí para un “nuevo Oriente Próximo”, bajo el dominio estadounidense, que sirve como centro militar y logístico para los planes de guerra estadounidenses contra China.

El genocidio de Gaza es una advertencia: el imperialismo estadounidense, frente a una crisis social, económica y geopolítica de la que no puede encontrar salida, es capaz de cualquier crimen, ya sea contra los pueblos del mundo o la clase trabajadora dentro de los Estados Unidos.

Nada de lo que digan o hagan las Naciones Unidas alterará la trayectoria de las acciones de Israel. Israel no está restringido por la opinión internacional ni las resoluciones diplomáticas. Es un régimen criminal, dirigido por criminales de guerra acusados, que considera el genocidio como un instrumento legítimo de la política estatal.

Pero los crímenes de Israel son los crímenes del imperialismo. El genocidio de Gaza se inició bajo el Gobierno de Biden, con el pleno apoyo del Partido Demócrata. Ahora se está llevando a cabo bajo Trump y su régimen de fascistas. La matanza ha sido armada, financiada y justificada por todas las potencias imperialistas: Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá y otros, todos los cuales tienen sangre en sus manos.

La aniquilación de Gaza es parte de una ofensiva imperialista más amplia. Desde Ucrania hasta Oriente Próximo, desde África hasta Asia, las élites gobernantes están desatando la guerra y la destrucción en un intento por volver a dividir el mundo en condiciones de profunda crisis económica y política. Su objetivo es la reimposición de la dominación de estilo colonial y el aplastamiento de toda resistencia por parte de la clase trabajadora. En pos de este objetivo, no hay límites para sus delitos.

La experiencia de Gaza, en casi dos años de asesinatos en masa y castigos colectivos, demuestra una lección decisiva: el genocidio no puede detenerse apelando a los poderes capitalistas que lo perpetran y defienden. Solo se puede detener mediante la movilización independiente de la clase trabajadora en todos los países, en un movimiento de masas que ponga en la mira la causa raíz de la guerra y la opresión: el propio sistema capitalista.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de septiembre de 2025)

Loading