El asalto israelí contra la ciudad de Gaza alcanzó un nuevo nivel de intensidad el miércoles, cuando los ataques aéreos fueron acompañados por tanques que avanzaban por lo que queda de las calles del último núcleo urbano del enclave que no ha sido controlado por el ejército sionista.
Durante casi dos años, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han llevado a cabo una operación de limpieza étnica que ha diezmado a la población palestina junto con la destrucción de la infraestructura y prácticamente todas las edificaciones en Gaza.
Las tropas terrestres israelíes, respaldadas por un poder aéreo y artillero implacable, lograron penetrar en el corazón de la ciudad de Gaza. Testigos presenciales describieron la última oleada de terror desatada, con cientos de tanques y vehículos blindados que avanzaban metódicamente a través de barrios densamente poblados.
Evidencia fotográfica y de video obtenida por Reuters, el New York Times, Al Jazeera y la BBC muestra columnas de tanques y excavadoras entrando en Sheikh Radwan, un distrito que alguna vez albergó a decenas de miles de personas y que ahora no es más que escombros y polvo.
Wahid abu Ramadan, un residente local, dijo a Reuters: “Pasamos la noche en la oscuridad, con los sonidos de las bombas y los gritos por todas partes. Cuando amaneció, los tanques estaban por todos lados, el aire era irrespirable por el humo, y la casa de mi vecino, donde todos se habían refugiado, fue destruida en segundos”.
Un informe del New York Times documentó los intentos inútiles de los residentes por encontrar seguridad mientras misiles “destruían varios edificios de gran altura” y “las ambulancias iban de un ataque a otro mientras sacaban cuerpos de entre los escombros”.
Al Jazeera habló con Samia Jamal, quien sobrevivió al bombardeo: “Los edificios colapsaban con familias enteras aún dentro. El ejército no deja de bombardear y avanzar”.
Los más recientes ataques de Israel, realizados bajo la doctrina militar de “victoria total”, mataron al menos a 65 personas en toda la Franja de Gaza el miércoles, según el Ministerio de Salud de Gaza y periodistas que corroboraron los datos.
Treinta y siete de estas muertes ocurrieron en la ciudad de Gaza tras un bombardeo que destruyó una escuela en Sheikh Radwan, donde decenas de civiles desplazados buscaban refugio. Un testigo contó a Al Jazeera: “Recién habíamos terminado las oraciones matutinas cuando cayeron los misiles. Niños, mujeres, ancianos—todos gritaban pidiendo ayuda. Encontramos al menos 12 cadáveres bajo las carpas y los escombros”.
La carnicería continuó con ataques de misiles dirigidos contra el hospital al-Ahli y el barrio de Tuff, mientras los bombardeos nocturnos en sectores centrales y del sur de la ciudad aniquilaron familias enteras. Periodistas del New York Times y Al Jazeera describieron las secuelas sangrientas: “La sangre cubría los pisos del hospital, muchos murieron mientras intentaban poner a salvo a los heridos”.
El Ministerio de Salud palestino listó y nombró a decenas de los asesinados, entre ellos niños, maestros y trabajadores de la salud. El ataque contra instituciones médicas se ha vuelto rutina para los bárbaros de Tel Aviv. Lo mismo ocurre con los ataques a periodistas que informan al mundo sobre estas atrocidades.
Las últimas escenas de aniquilación se desarrollan mientras el Ministerio de Salud de Gaza registra oficialmente más de 65.000 palestinos asesinados desde que comenzó el genocidio en octubre de 2023. Aunque las Naciones Unidas y organizaciones de monitoreo reconocen estas cifras como precisas, es ampliamente conocido que el número real de muertes supera las 200.000 personas, con dos tercios aún sepultados e incontables bajo los escombros.
Las víctimas, junto con la destrucción casi total de viviendas civiles, escuelas y hospitales, han forzado al 90 por ciento de la población de Gaza a un desplazamiento perpetuo. La hambruna y la falta de atención médica se han cobrado cientos de vidas más en las últimas semanas.
En medio de esta devastación sistemática, Israel anunció la apertura de una nueva ruta de evacuación temporal desde la ciudad de Gaza, ofreciendo una “ventana” de 48 horas supuestamente para permitir a los civiles huir antes de lo que políticos israelíes llaman la “ocupación final” de la ciudad.
Otro indicio del asesinato masivo de palestinos por parte de Israel, los llamados “corredores humanitarios” o “rutas seguras”, se manifiesta en los bombardeos y tiroteos a lo largo de todas las carreteras principales hacia el sur, obligando a los desesperados gazatíes a atravesar un campo minado de tanques, francotiradores y explosivos sin ubicar.
“Intentamos salir cuando lanzaron los panfletos, pero las bombas nos siguieron por la carretera costera”, contó un sobreviviente. “Si volvemos atrás, morimos. Si avanzamos, quizás todavía muramos”. El ejército israelí afirma que 350.000 personas ya han huido de la ciudad de Gaza, pero hasta medio millón siguen atrapadas bajo asedio y bombardeo, incapaces o reacias a abandonar sus hogares y seres queridos.
En palabras de un maestro de Gaza a Al Jazeera: “Prefiero morir aquí, en mi barrio, que convertirme en refugiado otra vez”.
La ofensiva terrestre no tiene precedentes por su escala y poder de fuego, con al menos tres formaciones blindadas operando “en el corazón de la ciudad de Gaza”, según informes directos de ABC News y múltiples medios internacionales. Nubes de humo y fuego se alzan sobre distritos enteros, mientras drones y ataques de artillería golpean zonas que Israel ha designado como “sitios terroristas”.
Comandantes entrevistados por ABC News confirmaron que columnas de tanques han rodeado el centro de la ciudad y la prensa israelí ha celebrado la entrada de fuerzas especiales en las ruinas del complejo gubernamental municipal, sin mención alguna de planes de retirada más allá del “desmantelamiento total de Hamás”. El ministro de Defensa israelí declaró: “Gaza está ardiendo”.
El inmenso crimen perpetrado por Israel, evidente para la población mundial desde hace 23 meses, fue finalmente reconocido el miércoles por el senador estadounidense Bernie Sanders, quien declaró por primera vez desde el estrado del Senado que Israel “está cometiendo un genocidio en Gaza”.
Sanders citó el informe de la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre genocidio y las crecientes conclusiones jurídicas y de derechos humanos que documentan el asalto israelí como una política de exterminio y desplazamiento deliberado. “La intención es inconfundible”, dijo Sanders, “la conclusión es innegable”.
La declaración de Sanders fue secundada por otros, como la representante demócrata de Vermont, Becca Balint, de ascendencia judía, quien escribió: “El sufrimiento trasciende la pérdida trágica de vidas típica de la guerra; a estas alturas, las acciones del gobierno de Netanyahu parecen una aniquilación deliberada y calculada del pueblo palestino”.
El uso de la palabra “parecen” sabotea la seriedad de tales declaraciones. Mientras tanto, las palabras de Sanders y otros funcionarios del Partido Demócrata llegan en el momento en que el ejército sionista avanza para completar la operación de limpieza étnica dirigida por las administraciones de Biden y Trump.
Como el informe sobre Gaza publicado por los senadores demócratas Van Hollen y Merkley la semana pasada, estas declaraciones forman parte de un esfuerzo de último minuto por parte de un sector del Partido Demócrata para salvar su imagen mientras Palestina está siendo borrada de la faz de la tierra.
Un día antes, el secretario de Estado de Estados Unidos Marco Rubio, de pie junto al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en Jerusalén, describió a los palestinos como “animales bárbaros”, una retórica que resuena con el exterminio nazi de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
El plan imperialista de Israel y Estados Unidos es la expulsión forzada de todos los palestinos de Gaza, seguida de la privatización y reconstrucción de la región para el turismo de élite y el desarrollo empresarial.
La propuesta de una “Riviera de Gaza”, detallada en documentos filtrados del Departamento de Estado y confirmada por medios como CNBC y CNN, contempla la reubicación de más de dos millones de residentes, intercambios digitales de “reasentamiento voluntario” y la construcción de “ciudades inteligentes impulsadas por IA” para reemplazar las ruinas de las comunidades palestinas.
En un grotesco video promocional generado por IA, Donald Trump se jactó de un complejo turístico frente al mar que sería construido sobre la devastación. La negativa a permitir el regreso de los refugiados, la destrucción de registros y la prohibición del ingreso de periodistas u organizaciones de ayuda humanitaria a Gaza apuntan a un crimen monstruoso que señala el futuro que la humanidad enfrenta en el siglo XXI bajo el capitalismo mundial.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de septiembre de 2025)
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