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El presentador de talk show Jimmy Kimmel condena a Trump en un monólogo de regreso visto por millones

El presentador estadounidense de talk show nocturno Jimmy Kimmel volvió al aire la noche del martes, después de haber sido suspendido por la cadena televisiva ABC el 17 de septiembre por sus comentarios sobre el asesinato del podcaster fascista Charlie Kirk. El regreso de Kimmel, como resultado de la indignación generalizada ante el acto de censura de ABC y la enorme audiencia que generó, representa una bofetada a Donald Trump y sus cohortes fascistas.

Jimmy Kimmel acepta el Emmy por mejor presentador de programa de concursos el domingo 7 de septiembre de 2025 en el Teatro Peacock de Los Ángeles. [AP Photo/Phil McCarten]

En sus comentarios, el comediante condenó al “presidente de Estados Unidos [quien] dejó muy claro que quiere verme a mí y a las cientos de personas que trabajan aquí despedidas de nuestros trabajos. Nuestro líder celebra que los estadounidenses pierdan sus medios de vida porque no puede soportar una broma”.

Kimmel señaló que Trump también está persiguiendo a otros presentadores de talk show y a los “cientos de estadounidenses que trabajan en sus programas y que no ganan millones de dólares”. Añadió: “Espero que si eso pasa, o si hay siquiera una insinuación de que podría pasar, alcen sus voces 10 veces más fuerte que esta semana. Tenemos que oponernos a esto porque él no se detendrá”.

Kimmel continuó:

Y no se trata solo de la comedia. También va contra nuestros periodistas. Los demanda. Los intimida. El fin de semana, su amiguito de Fox, Pete Hegseth, anunció una nueva política que exige que los periodistas con acreditaciones del Pentágono firmen un compromiso de no informar nada que no haya sido autorizado para su divulgación. Eso incluye información no clasificada. Quieren decidir qué es noticia y qué no. Sé que eso no es tan interesante como silenciar a un comediante, pero es muy importante tener una prensa libre, y es una locura que no le prestemos más atención.

Luego de señalar que había hecho casi 4.000 programas en ABC, una división de la corporación de entretenimiento Disney, y que hasta entonces no había tenido ninguna interferencia con su “derecho a burlarse de nuestros líderes y hablar sobre los temas que considero importantes usando su plataforma”, Kimmel prosiguió:

Dicho eso, no me agradó que me [los ejecutivos de ABC] sacaran del aire el miércoles. No estuve de acuerdo con esa decisión y se los dije; tuvimos muchas conversaciones. Yo expuse mi punto de vista. Ellos expusieron el suyo. Lo hablamos y, al final, aunque no estaban obligados—realmente no lo estaban, esta es una empresa enorme, con una memoria corta y yo soy una parte diminuta de la Corporación Disney—me acogieron de nuevo al aire y les agradezco por eso porque sé que, lamentablemente y, en mi opinión, injustamente, eso los pone en riesgo.

Kimmel es un comediante, no un dirigente político. Sin embargo, al negarse a inclinarse ante ABC, Disney, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) presidida por Brendan Carr, o Trump, y al llamar a protestas públicas contra la purga de Trump, Kimmel contrasta fuertemente con la dirección del Partido Demócrata, el New York Times y todos aquellos que se adaptaron rápida e incondicionalmente a la histeria pro-Kirk.

Ningún demócrata prominente ha llamado a movilizar la oposición contra los intentos de Trump de usar el asesinato del podcaster abiertamente racista y fascista como pretexto para criminalizar la oposición política. De hecho, posibilitan la dictadura de Trump. Los demócratas, la “oposición” oficial, pero también partido de los multimillonarios, temen más que nada fomentar la ira de la clase trabajadora, que perciben que está creciendo y amenaza con salir a la superficie.

De hecho, esa oposición se manifestó en la respuesta a la suspensión de Kimmel. Unos 6,26 millones de televidentes sintonizaron Jimmy Kimmel Live! el martes, en comparación con un promedio de 1,42 millones de espectadores por noche durante la temporada de septiembre a mayo de 2024-2025.

CNBC explicó que, además

de las calificaciones lineales [la audiencia de programas transmitidos en un horario fijo], el monólogo de Kimmel, que duró más de 28 minutos, obtuvo más de 26 millones de visualizaciones en YouTube y redes sociales, según informó Disney el miércoles. La empresa también destacó que el programa del martes logró su mayor audiencia entre adultos de 18 a 49 años en más de una década.

El jefe de análisis de datos de CNN, Harry Enten, calificó el video del monólogo de Kimmel como “el video [de YouTube] más visto en al menos seis meses”. Señaló que las búsquedas en Google de “¿A qué hora pasa Jimmy Kimmel?” aumentaron un 10.000 por ciento a nivel mundial el martes.

Dos grandes grupos de emisoras televisivas, Nexstar y Sinclair, notorios por las posturas derechistas de sus propietarios, siguen sin transmitir a Kimmel, lo que afecta a unos 60 mercados (aproximadamente el 25 por ciento de la audiencia televisiva en EE.UU.), incluyendo Washington, D.C., Seattle, St. Louis, Salt Lake City, Nueva Orleans, Tulsa, Little Rock y muchas otras ciudades.

La campaña derechista que llevó a la suspensión de Kimmel se lanzó tras sus comentarios del 15 de septiembre. En su monólogo de apertura esa noche, comentó que la pandilla MAGA de Donald Trump estaba “desesperadamente tratando de caracterizar a este chico que asesinó a Charlie Kirk como algo diferente a uno de ellos y haciendo todo lo posible por sacar rédito político del hecho”.

Las “indignantes” palabras de Kimmel desataron o sirvieron de pretexto para un ataque sin precedentes contra la libertad de expresión, una cacería de brujas contra críticos, figuras mediáticas, académicos y trabajadores, impulsada por fuerzas fascistas dentro y alrededor del gobierno de Trump. El propio Trump, el presidente de la FCC Brendan Carr (cercano a Elon Musk), y una horda de políticos derechistas amenazaron a Kimmel con represalias y celebraron su suspensión “indefinida” por parte de ABC.

Sin embargo, a pesar de los mejores esfuerzos de los medios para legitimar o minimizar la destitución de Kimmel, que insinuaban deseablemente que sería permanente, la acción provocó indignación como un infame ataque contra los derechos democráticos, con el presidente estadounidense —un aspirante a dictador— diciéndole a la población a quién podían o no ver por televisión. Trump pasó a amenazar con procesar a cualquier otro crítico suyo.

Disney y ABC se enfrentaron a protestas, cancelaciones de suscripciones y amenazas de boicot por parte de artistas y productores. Una carta abierta de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), firmada por 400 figuras de la industria del entretenimiento, fue publicada el lunes condenando a Trump y a ABC-Disney. Los firmantes son la crema y nata de Hollywood, entre ellos Meryl Streep, Tom Hanks, Robert De Niro, Jason Bateman, Bryan Cranston, Selena Gomez, Frances McDormand, Martin Short, Joaquin Phoenix, Ben Stiller, Julia Louis-Dreyfus, Michael Keaton y muchos más.

La carta decía en parte:

Nosotros, el pueblo, jamás debemos aceptar amenazas del gobierno contra nuestra libertad de expresión. … La semana pasada, Jimmy Kimmel fue sacado del aire después de que el gobierno amenazara a una empresa privada con represalias, marcando un momento oscuro para la libertad de expresión en nuestro país. En un intento de silenciar a sus críticos, nuestro gobierno ha recurrido a amenazar los medios de vida de periodistas, presentadores, artistas, creativos y trabajadores del entretenimiento en general. Esto va en contra de los valores sobre los que se fundó nuestra nación y que nuestra Constitución garantiza. … Maestros, empleados públicos, bufetes de abogados, investigadores, universidades, estudiantes y tantos más también están enfrentando ataques directos a su libertad de expresión.

Frente a la indignación pública y sintiendo peligros reales en la situación, Disney y ABC se vieron obligados a recular y permitir el regreso del programa de Kimmel, esencialmente en los términos del propio comediante.

Cuando salió frente a la audiencia del estudio el martes por la noche, Kimmel fue recibido con una ovación de pie que duró varios minutos. Comenzó diciendo: “Como decía antes de que me interrumpieran…”.

El comediante de 57 años agradeció a todas las personas que lo habían contactado “de todas partes del mundo en los últimos seis días… Cualquiera con quien alguna vez he hablado se comunicó 10 o 11 veces”. Añadió, dirigiéndose a la audiencia del estudio y la televisiva: “Y también quiero agradecerles a todos ustedes. Gracias a los que apoyaron nuestro programa, que se preocuparon lo suficiente para hacer algo al respecto, para hacer oír sus voces para que la mía pudiera ser escuchada. Nunca lo voy a olvidar”.

A su crédito, Kimmel no se retractó de sus observaciones. Tras aclarar que no fue su intención “hacer una burla” del asesinato de Kirk, se refirió a los peligros que enfrentan los comediantes en países donde los encarcelan por burlarse de los poderosos:

Nuestra libertad de expresión es lo que más admiran de este país. Y me da vergüenza decir que la daba por sentada hasta que sacaron del aire a mi amigo Stephen [Colbert] y trataron de coaccionar a los afiliados que emiten nuestro programa en sus ciudades para que dejaran de transmitirlo. Eso no es legal. Eso no es estadounidense. Eso es antidemocrático y es muy peligroso.

Kimmel reprodujo un videoclip de Trump vociferando incoherentemente:

Él [Kimmel] no tenía talento. Está loco, pero no tenía talento. Y más importante que el talento, no tenía… porque mucha gente no tiene talento (pero) tiene ratings… pero él no tenía ratings.

Bromeó Kimmel: “Bueno, esta noche sí los tengo… Casi da pena. Él [Trump] lo intentó, hizo su mejor esfuerzo para cancelarme. En cambio, obligó a millones de personas a ver el programa. … Quizás hasta tenga que revelar los archivos de Epstein para distraernos de esto ahora”.

Tras una pausa comercial, Kimmel y Robert De Niro hicieron un sketch en el que el veterano actor fingía ser el nuevo presidente de la FCC—un jefe mafioso.

A pesar de su carácter siniestro y sumamente peligroso, el intento de convertir al antisemita y racista Charlie Kirk en un héroe nacional ha fracasado rotundamente entre la mayoría del pueblo estadounidense. Un silogismo elemental, pero con una lógica de clase infalible, pasa por la mente de muchos: “Trump está con los ricos, odio a Trump. Él dice que hay que celebrar a Charlie Kirk—quien sea que haya sido. Eso es suficiente para desconfiar de todo este alboroto sobre Kirk”.

Este fracaso al intentar convencer al público sobre Kirk solo enciende aún más la histeria de las fuerzas ultraderechistas. Trump estalló el martes por la noche:

No puedo creer que la Falsa Noticias ABC haya devuelto su trabajo a Jimmy Kimmel. A la Casa Blanca le dijeron que su programa estaba cancelado. Algo pasó entre entonces y ahora porque su audiencia DESAPARECIÓ y nunca tuvo “talento”. ¿Por qué querrían de regreso a alguien que le va tan mal, que no es gracioso y que pone en peligro a la cadena con BASURA Demócrata al 99%?

¡Una confesión extraordinaria, que ABC aseguró a la Casa Blanca que Kimmel estaba “cancelado”!

Junto con todo lo demás, el episodio de Kimmel debería ayudar a disipar más el mito de que Trump es todopoderoso, y mucho menos popular. Un comediante nocturno desarrolló una audiencia masiva de la noche a la mañana por enfrentarse a Trump. Esto ayuda a poner las cosas en perspectiva.

Trump y la oligarquía que representa—los Ellison, Musk, Bezos, Zuckerberg—son despreciados con profundo odio por decenas de millones. La administración en crisis se mantiene principalmente gracias a la negativa de los demócratas, los sindicatos y la “izquierda” oficial a actuar. Su único papel es sofocar, asfixiar y aplastar todo signo de protesta y rebelión. Tampoco eso durará “indefinidamente”.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de septiembre de 2025)

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