Cuando la empresa prestamista de autos subprime con sede en Texas, Tricolor Holdings, se declaró en bancarrota a principios de este mes, el Wall Street Journal se preguntó si podría ser “el canario en la mina de la deuda subprime”.
Esta semana se reveló que la empresa automotriz estadounidense First Brands, dedicada a la fabricación de autopartes y altamente dependiente de la deuda, se enfrenta a la quiebra, con acreedores involucrados por miles de millones de dólares.
Entre ellos se encuentran la firma de crédito privado Jeffries y UBS O’Connor, con sede en Chicago.
Un informe del Financial Times el martes señaló: “La velocidad con la que se ha deteriorado la situación financiera de First Brands ha conmocionado a los inversionistas de deuda, quienes ya estaban inquietos por el colapso repentino en bancarrota del prestamista de autos subprime estadounidense Tricolor Holdings”.
El FT indicó que la empresa había “tomado prestados casi 6.000 millones de dólares en préstamos privados y tiene miles de millones más en financiamiento vinculado con las facturas de clientes y proveedores, gran parte del cual no se refleja en sus cifras oficiales de deuda”.
La cifra total de deuda de la empresa podría ascender a 10.000 millones de dólares.
Los problemas surgieron por primera vez el mes pasado cuando First Brands informó que había detenido una operación de refinanciamiento planificada porque los inversionistas habían expresado preocupaciones sobre sus informes financieros. Una persona involucrada dijo al FT que los intentos por revivirla estaban “muertos”.
First Brands empleaba un método conocido como “factoring”, mediante el cual una empresa vende facturas pendientes de cobro a bancos e inversionistas para obtener liquidez. También estaba involucrada en una técnica llamada “factoring inverso”, en la cual un inversionista paga a los proveedores de la empresa y luego recupera el dinero de esta más adelante.
Este tipo de operaciones generalmente no se incluyen en los estados financieros publicados de la empresa y se consideran “fuera de balance”.
First Brands, con sede en Ohio, es una firma de propiedad privada que comercializa autopartes como limpiaparabrisas, filtros de agua y bombas de combustible. En los últimos cinco años creció rápidamente mediante lo que la agencia calificadora Moody’s denominó a principios de este año una “política financiera agresiva de adquisiciones totalmente financiadas con deuda” de otras empresas.
Aún no está del todo claro cómo ni por qué surgieron tan rápidamente los problemas financieros, pero la presión sobre la industria automotriz y de autopartes derivada del aumento de aranceles impuesto por Trump y la disminución del gasto de los sectores más empobrecidos de la población son sin duda factores clave.
Las dos quiebras en la industria automotriz en menos de un mes han llamado la atención sobre el papel de las firmas de capital privado que financian empresas medianas altamente apalancadas que no pueden obtener financiamiento bancario para emprendimientos de mayor riesgo. Estas firmas de capital privado son atraídas por el financiamiento de alto riesgo debido al mayor rendimiento que proporciona.
Un colapso aislado podría haberse descartado como un hecho puntual, pero dos en solo dos semanas apuntan a problemas más profundos en el mercado crediticio.
Los principales bancos, incluidos JP Morgan Chase y Fifth Third, se han visto envueltos en el colapso de Tricolor y se espera que pierdan cientos de millones de dólares. Un inversionista en Tricolor dijo que el colapso de la compañía fue una de las “peores cosas que he visto” en el mercado de valores respaldados por activos.
En declaraciones al FT, otro inversionista cuestionó cómo JPMorgan no detectó los problemas potenciales en Tricolor.
“Esa es la parte impactante. JP Morgan es uno de los prestamistas más sofisticados del mundo. ¿Cómo demonios pudieron no haber visto esto?”
Además, los problemas en el crédito privado se han venido gestando a plena vista.
A principios de este año, un informe sobre el sistema de crédito privado realizado por Moody’s en colaboración con la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) y un exasesor principal del Tesoro advirtió que este sistema está tan entrelazado con el sistema bancario que podría ser un “foco de contagio” en una futura crisis financiera.
Esto se debe a que, aunque los bancos han sido restringidos por regulaciones más estrictas tras la crisis de 2008, continúan prestando dinero a fondos de cobertura y a otros proveedores de crédito privado, que luego financian iniciativas de mayor riesgo.
El informe encontró que los fondos de crédito privado estaban profundamente entrelazados con los bancos, lo que creó niveles de conexión que introducen “modos de estrés sistémico”.
La opacidad del sistema de crédito privado y su papel en hacer que la red financiera esté “más densamente interconectada” significa que podrían amplificar desproporcionadamente una crisis futura.
La posición oficial de las autoridades financieras es que las regulaciones introducidas después de 2008 han hecho que los bancos sean más seguros y protegen contra una repetición de esos eventos. Pero esta podría ser una situación de “generales luchando la última guerra”, ya que el panorama financiero ha cambiado drásticamente en los últimos 15 años y el crédito privado desempeña ahora un papel mucho mayor en el otorgamiento de préstamos.
“Hoy, la red de interconexiones en el sistema financiero está más distribuida, con una red más densa de conexiones que la que existía antes de la crisis, cuando el sistema funcionaba más como un modelo ‘radial’ con los bancos en el centro”, señaló el informe.
Se concluyó que los bancos están “cada vez más involucrados con el crédito privado y otras instituciones financieras no bancarias a través de asociaciones, financiamiento de fondos y transferencias de riesgo estructuradas que les permiten mantener exposición económica al mercado crediticio al tiempo que trasladan activos fuera del balance contable”.
En otro informe publicado en mayo, economistas de la Reserva Federal de Boston llegaron a las mismas conclusiones sobre el aumento del riesgo. Afirmaron que los bancos estaban expuestos a un nuevo canal de riesgos al financiar a organizaciones no bancarias que otorgan préstamos a empresas.
“Los amplios vínculos de los bancos con el mercado de crédito privado podrían ser motivo de preocupación porque esos vínculos exponen indirectamente a los bancos a los riesgos tradicionalmente mayores asociados con los préstamos de crédito privado”, señaló el informe.
Las normas establecidas tras la crisis de 2008 buscaron desalentar a los bancos de prestar a empresas altamente apalancadas que tenían dificultades para cumplir con el pago de sus deudas. Los bancos entonces comenzaron a prestar a fondos de crédito privado que otorgaban los préstamos.
La agencia calificadora Fitch ha informado que los préstamos a instituciones financieras no bancarias, que incluyen fondos de crédito privado, aumentaron a 1,2 billones de dólares al finalizar marzo, lo que representa un incremento del 20 por ciento en un año.
Los organismos reguladores financieros están preocupados por este aumento porque, como han señalado numerosos informes, incluido el del Fondo Monetario Internacional, tienen poco conocimiento, y mucho menos control, sobre las actividades de los fondos de crédito privado y sus conexiones con los grandes bancos, describiendo estos vínculos como “opacos”.
Los temblores en los mercados financieros debido al colapso de dos empresas altamente apalancadas en el lapso de solo un par de semanas son una señal de que el tipo de caos advertido podría tomar proporciones aún mayores.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de septiembre de 2025)