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Perspectiva

La interceptación ilegal israelí de la flotilla humanitaria Sumud y la lucha por detener el genocidio en Gaza

Manifestantes propalestinos atacados con gases lacrimógenos por la policía en Barcelona, España, 3 de octubre de 2025, en solidaridad con la Flotilla Global Sumud después de que los barcos fueran interceptados por la Armada israelí. [AP Photo/Emilio Morenatti]

El bloqueo ilegal por parte del régimen sionista respaldado por el imperialismo de la flotilla Sumud para entregar ayuda a los palestinos sometidos al genocidio en Gaza ha producido una ola de indignación mundial.

Desde que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) comenzaron a interceptar el convoy de 42 barcos el miércoles por la noche, han estallado manifestaciones en numerosos países europeos y del resto de mundo, incluidos España, Suiza, Reino Unido, Francia, Alemania, Brasil, Argentina y Turquía. El viernes, más de dos millones de trabajadores en Italia se unieron a una huelga general de un día convocada por la Confederación General Italiana del Trabajo (Cgil, por sus siglas en italiano).

Los imperialistas permitieron a Israel llevar a cabo el equivalente de piratería en alta mar. Las FDI tomaron el control de las vastas cantidades de ayuda transportadas por los barcos y detuvieron a más de 400 activistas por el “crimen” de ayudar a los palestinos que enfrentan un exterminio. Los buques de las armadas italiana y española, que habían alardeado sobre acompañar a la flotilla pero en realidad buscaban desviarla de Gaza, fueron calculadamente retirados para facilitar el trabajo sucio de las FDI. Los activistas serán deportados a Europa, mientras que Israel retendrá la ayuda mientras la población de Gaza sigue muriendo de hambre.

La respuesta a este último crimen de guerra perpetrado por Israel revela el vasto abismo que existe entre los gobernantes en los centros imperialistas de América del Norte y Europa y la clase trabajadora. La negación sistemática de Israel de la ayuda a millones, mientras la matanza diaria de palestinos por parte de las FDI continúa sin cesar, se enfrenta al rechazo de la gran mayoría de la población. Mientras tanto, los imperialistas respaldan la hambruna de Gaza al continuar suministrando a Israel equipo militar y organizando ataques brutales contra las protestas y huelgas espontáneas que han estallado en apoyo de la flotilla.

En Italia, hasta 100.000 personas se manifestaron en Milán como parte de la huelga de un día. Los puertos fueron bloqueados en Génova y Livorno. Las autoridades italianas consideraron la huelga “ilegal”, y el viceprimer ministro de extrema derecha Matteo Salvini declaró: “Aquellos que organizan huelgas ilegales deben pagar los daños”.

La policía atacó violentamente a los manifestantes en Barcelona, donde se reunieron 15.000 personas el jueves. El mismo día, la policía cargó contra los manifestantes en Bolonia, Italia, y más de 100 fueron arrestados en Marsella, Francia, después de que intentaran bloquear el acceso a un equipo de envío de armas a Israel. El viernes, los trabajadores del puerto del Pireo, Grecia, abandonaron el trabajo y declararon en una declaración sindical que se negaban a ser “engranajes de una máquina de guerra”.

Los trabajadores y los jóvenes están horrorizados por el crimen masivo de lesa humanidad que se está llevando a cabo en Gaza. En las últimas seis semanas, unos 446.000 palestinos han sido limpiados étnicamente de la ciudad de Gaza durante la ofensiva terrestre de las FDI, más de 10.000 por día, según el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés). “En la ciudad de Gaza, cientos de miles de personas están sitiadas por bombardeos, drones y tropas terrestres, se les niega la ayuda y se les ordena moverse sin un traslado seguro. La vida se ha reducido a una lucha por el agua y el pan”, dijo el jueves el director del NRC, Jan Egeland.

En todo el enclave, se han registrado oficialmente más de 65.000 muertes desde que comenzó la embestida de Israel en octubre de 2023, pero las estimaciones sugieren que el número real de muertes es muchos múltiplos de esta cifra.

El horrible crimen del régimen sionista, comparable a la brutalidad del Holocausto nazi de los judíos europeos, ha tenido lugar con la colaboración activa de las potencias imperialistas desde el principio. Liderados por Estados Unidos y Alemania, han suministrado enormes cantidades de armamento a Israel. Este equipo militar se ha utilizado para masacrar indiscriminadamente a hombres, mujeres y niños, y para hacer cumplir el criminal bloqueo naval de Gaza que se ha impuesto continuamente desde 2007.

El llamado “plan de paz” del presidente estadounidense Donald Trump continuaría la complicidad de las potencias imperialistas en el genocidio al establecer un Gobierno de estilo colonial en Gaza. Trump declaró el viernes que Hamás tiene hasta el domingo para aceptar la derogación total de los derechos de los palestinos o “todo el infierno” se desatará.

Es decir, Trump se está preparando para dar luz verde al criminal de guerra Netanyahu para escalar el genocidio, todo en nombre de la “paz”. Trump y los principales consultores del imperialismo estadounidense han insistido sin rodeos en la necesidad de despejar Gaza de sus habitantes para que pueda funcionar como una parte clave de un corredor económico, denominado Corredor India-Oriente Próximo-Europa, dominado por Estados Unidos y sus aliados. La seguridad de esta ruta comercial y un acuerdo entre Israel y los regímenes árabes despóticos, ninguno de los cuales ha hecho nada para detener el genocidio, permitiría al imperialismo estadounidense lograr su objetivo de hegemonía regional indiscutible al marginar a China, Rusia e Irán.

Lejos de ser una aberración, la disposición de las potencias imperialistas a sancionar el genocidio de Gaza en pos de sus intereses en todo Oriente Próximo corresponde al giro de las élites gobernantes en todas las grandes potencias hacia la guerra mundial y la dictadura. Estos son regímenes responsables solo ante la oligarquía financiera, que prioriza la acumulación de una gran riqueza a expensas de la clase trabajadora de cada país y sus competidores nacionales por encima de todo.

A medida que se intensifica un nuevo reparto del mundo, como los que produjeron las dos guerras mundiales en el siglo pasado, los oligarcas financieros y sus portavoces en el Gobierno recurrirán a cualquier cosa para asegurar el acceso a las materias primas, los mercados, la mano de obra para la explotación y la influencia geoestratégica, incluso arriesgando la supervivencia misma de la humanidad en una tercera guerra mundial librada con armas nucleares.

El estallido global de indignación por el bloqueo de la flotilla de Sumud, especialmente las huelgas de los trabajadores en Italia y Grecia, apunta a la fuerza social capaz de poner fin a esta locura: la clase obrera internacional. Pero la clase trabajadora primero debe establecer su independencia política de todas las burocracias socialdemócratas, estalinistas y sindicales que la han vinculado a la estrategia en bancarrota de la política de protesta durante los últimos dos años. Las potencias imperialistas no serán persuadidas a cambiar de rumbo por llamados morales. Como admitió el canciller alemán Friedrich Merz en junio, “Israel está haciendo el trabajo sucio por todos nosotros”.

Las huelgas de un solo día, como la convocada el viernes por la Cgil, son por sí solas inadecuadas. Lo que los trabajadores necesitan son nuevas organizaciones bajo su control, comités de base, para que puedan planificar y dirigir un movimiento de masas capaz de detener la maquinaria de la guerra imperialista y el genocidio. Los trabajadores de la logística, el transporte y la manufactura, así como otros de todos los sectores económicos, deben asumir esta lucha con las siguientes demandas:

  • Un cese inmediato del envío de todas las armas a Israel.
  • El boicot de todo comercio y otra actividad económica con Israel.
  • Las corporaciones estadounidenses, europeas y de otro tipo que están asistiendo a Israel a llevar a cabo el genocidio deben ser sometidas a cargos y procesadas.
  • El arresto de funcionarios israelíes por crímenes de guerra.
  • El fin de la represión de la oposición al genocidio de Gaza.
  • El acceso inmediato y sin obstáculos a Gaza para el suministro de ayuda a través de todos los cruces terrestres disponibles y el fin del bloqueo naval de 18 años.

Estas demandas deben vincularse con el movimiento más amplio que ya se está desarrollando en la clase trabajadora a nivel internacional contra la austeridad, la guerra y la destrucción de empleos. Los mismos Gobiernos criminales que armas sumamente letales al régimen sionista están erigiendo formas dictatoriales de gobierno en casa para suprimir la oposición popular al dominio oligárquico, el rearme militar y la guerra mundial.

La lucha para detener el genocidio requiere necesariamente un movimiento comprometido con la expulsión de la oligarquía financiera del poder y el derrocamiento del capitalismo, la causa fundamental de la barbarie imperialista que encuentra su expresión más espantosa en Gaza. Esto significa establecer el poder de los trabajadores para llevar a cabo la transformación socialista de la sociedad.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 3 de octubre de 2025)

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