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Target, GM, Ford anuncian más despidos mientras los recortes de empleos en EE.UU. para 2025 se acercan al millón

Una persona camina hacia una tienda Target, 15 de julio de 2025, en Nashville, [AP Photo/George Walker IV]

El minorista estadounidense Target anunció el viernes 1.800 despidos de puestos corporativos, el más reciente ataque en la guerra en curso contra el empleo tanto en Estados Unidos como a nivel internacional.

La empresa justificó la medida como una respuesta necesaria a una prolongada caída en las ventas y en el valor de sus acciones frente a Walmart y otros grandes competidores. “¿Es este nuestro momento tipo Kmart/Sears?”, preguntó un trabajador en el foro The Layoff, en referencia al colapso de esas dos cadenas minoristas.

Otro empleado corporativo escribió:

No es una fábrica, pero nos acaban de tratar como piezas desechables. Esa etiqueta de ‘profesional’ no vale nada frente al empleo ‘a voluntad’, que es solo una forma bonita de decir ‘puedes ser despedido en cualquier momento por cualquier razón’… No somos ‘números’ para recortar; somos las personas que construyen esta compañía, y ya es hora de que tengamos el poder para demostrarlo.

Los despidos en Target siguen a una serie de recortes importantes en la industria automotriz, impulsados por las decepcionantes ventas de vehículos eléctricos. General Motors anunció 200 despidos en su división de ingeniería de diseño, mientras que la startup Rivian despedirá a 600 personas. Los trabajadores también informan que Ford planea cerrar su Centro de Vehículos Eléctricos Rouge y suspender la producción del F-150 Lightning eléctrico. Se espera que un incendio el mes pasado en una planta del estado de Nueva York que suministra aluminio a la compañía le cueste a Ford hasta 2.000 millones de dólares.

Otros despidos recientemente anunciados incluyen:

  • 1.200 trabajadores de la gigante del cable Charter;
  • 1.400, o el 4 por ciento de la fuerza laboral, en el fabricante de equipos para semiconductores Applied Materials;
  • 600 en la división de riesgos de Meta, la empresa matriz de Facebook, que atribuyó los despidos a “avances significativos en nuestro enfoque de gestión de riesgos y cumplimiento”;
  • 100 en la división de computación en la nube de Google;
  • 200 en Texas Instruments, debido al cierre de una línea de fabricación en Dallas;
  • cientos de despidos en universidades importantes en todo Estados Unidos. Según Forbes, las causas incluyen “descensos en la matrícula, el impacto de diversos recortes federales orquestados por la administración Trump y el aumento de los costos debido a la inflación”;
  • 153 puestos en las Escuelas Públicas de Montclair, uno de los incontables distritos escolares en todo el país que enfrentan una crisis de financiamiento agravada por el corte de fondos públicos, primero bajo Biden y ahora con Trump.

La ola de despidos expresa una guerra masiva contra la clase trabajadora, con una redistribución de la riqueza hacia Wall Street y el complejo militar-industrial. A comienzos de esta semana, Amazon anunció el despido del 15 por ciento de su división global de recursos humanos, mientras que el New York Times informó de los planes de la compañía para utilizar automatización para evitar contratar a 600.000 personas durante los próximos ocho años. A principios de este mes, se implementaron 4.000 “reducciones de personal” (RIF) en agencias gubernamentales de EE.UU., ya que Trump utiliza el cierre gubernamental en curso como pretexto para atacar los programas sociales y consolidar el control personal sobre el poder ejecutivo.

Esta semana, cientos de trabajadores federales suspendidos de sus funciones hicieron fila en despensas de alimentos ya que el cierre entró en su cuarta semana. Federal News Network habló con trabajadores que habían sido despedidos en los recortes del Departamento de Energía a principios del año, recontratados y ahora despedidos nuevamente. “Estoy reviviendo la pesadilla del primer RIF”, dijo una trabajadora, quien recibió la primera notificación de despido mientras estaba hospitalizada por una convulsión inducida por el estrés.

Se prevé que la financiación para cupones de alimentos se agote a fin de mes, pero incluso más allá del cierre, se han recortado 180.000 millones de dólares del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP). Se implementarán importantes nuevos requisitos para restringir el acceso al programa el próximo mes.

La escala de los despidos no tiene precedentes en años recientes. Según la firma de recolocación ejecutiva Challenger, Gray & Christmas, Estados Unidos avanza hacia el mayor número de despidos anunciados por empleadores desde 2020. Un factor importante es la masacre de empleos dentro del gobierno federal.

Hasta septiembre de 2025 se han contabilizado 946.426 recortes de empleo, “un aumento del 55 por ciento con respecto a los 609.242 despidos anunciados en los primeros tres trimestres del año pasado y un aumento del 24 por ciento en comparación al total anual de 761.358 en 2024”. El informe señala que “el total acumulado hasta la fecha en 2025 es el quinto más alto en los 36 años que Challenger ha reportado”.

El desempleo ha aumentado de forma continua desde principios de 2023, del 3,4 al 4,3 por ciento. Las cifras de septiembre no han sido publicadas, irónicamente, porque los empleados de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) están suspendidos de sus funciones. Pero incluso las cifras oficiales subestiman el verdadero impacto. A principios de este año, la BLS hizo una importante corrección a la baja de sus datos de empleo de 2024, eliminando casi 1 millón de empleos previamente informados.

Mientras tanto, continúa una orgía especulativa en Wall Street. El promedio industrial Dow Jones ha subido más de 9.000 puntos desde su fuerte caída en abril tras el anuncio de Trump de aumentos generales de aranceles.

El país está al borde de una recesión provocada por la especulación desenfrenada y el afán de lucro empresarial, cuyos costos ya se están imponiendo íntegramente sobre la clase trabajadora. El mes pasado, la firma de servicios financieros UBS estimó en un 93 por ciento la probabilidad de una recesión en EE.UU. para fin de año. Según un análisis de un economista de Moody’s, 22 de los 50 estados, además del Distrito de Columbia, ya se encuentran en recesión. El estado más recientemente agregado a esta lista es Míchigan, el histórico centro de la industria automotriz estadounidense. ABC News habló con economistas que predicen que el cierre del gobierno podría ser el factor que empuje toda la economía de EE.UU. hacia la recesión.

La clase dominante pretende utilizar esta desaceleración para llevar a cabo una amplia reestructuración de la economía. Los despidos masivos, los recortes salariales y de beneficios, la eliminación de sectores productivos menos rentables y la automatización de millones de empleos forman parte de un esfuerzo por intensificar la explotación y proteger las ganancias corporativas.

La expresión política del dominio de la oligarquía financiera sobre la economía es la campaña dictatorial de Trump, que cuenta con el apoyo de multimillonarios tecnológicos como Jeff Bezos, Elon Musk, Mark Zuckerberg y Sam Altman. Se están discutiendo planes dentro del gabinete para desplegar la Guardia Nacional y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en ciudades importantes en coordinación con ejecutivos corporativos, incluido el director ejecutivo de Union Pacific. Trump afirmó en su cuenta de Truth Social que los despliegues planificados en San Francisco fueron cancelados porque “amigos míos que viven en la zona llamaron anoche”.

El viernes, Trump publicó una ráfaga de mensajes promoviendo sus políticas arancelarias, anunciando una ruptura abrupta en las negociaciones con Canadá. Afirmó que Ford y GM le agradecieron personalmente porque estaban teniendo grandes aumentos en ventas de camiones gracias a los aranceles. “¡ESTADOS UNIDOS ES RICO, PODEROSO Y SEGURO NUEVAMENTE, TODO GRACIAS A LOS ARANCELES!” escribió.

Pero los aranceles funcionan como un impuesto regresivo, pagado por los importadores y, en última instancia, por los consumidores en forma de precios más altos. Su impacto apenas comienza a sentirse, con la inflación alcanzando el 3 por ciento en septiembre, un aumento de 0,7 puntos desde abril.

La única respuesta progresista a este ataque cada vez más intenso es el desarrollo de un movimiento en la clase trabajadora, independiente de las burocracias sindicales y del Partido Demócrata. La lucha en defensa de los empleos y del nivel de vida debe combinarse con la lucha contra la dictadura y la guerra.

Los trabajadores deben defender sus derechos democráticos y sociales mediante una lucha contra la oligarquía empresarial cuyos intereses económicos están impulsando la emergencia del fascismo. Esto requiere la expropiación de los multimillonarios y las grandes corporaciones y la reorganización de la vida económica para satisfacer las necesidades de la sociedad, no las ganancias privadas.

(Artículo originalmente publicado en inglés el 24 de octubre de 2025)

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