Español
Perspectiva

El conspirador fascista Steve Bannon le dice a The Economist “tenemos un plan” para el tercer mandato de Trump

El aliado neonazi de Trump, Steve Bannon, dijo a la revista The Economist en una entrevista el jueves que el presidente Trump tendrá “al menos” un mandato más y que los líderes de su movimiento MAGA “tienen un plan” para desafiar la 22ª Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, que dice que los presidentes pueden ser elegidos por solo dos mandatos.

En la entrevista de 40 minutos publicada en el sitio web de The Economist, tanto Bannon como sus interlocutores, el editor en jefe Zanny Minton Beddoes y el editor adjunto Edward Carr, ignoraron las protestas masivas “Sin Reyes” o “No Kings” que llevaron a más de 7 millones de personas a las calles en todo Estados Unidos el 18 de octubre. Bannon afirmó que era la “voluntad del pueblo estadounidense” que el ampliamente odiado aspirante a dictador permaneciera por un tercer mandato en 2028 y posiblemente más allá.

El exasesor de la Casa Blanca, Steve Bannon se pronuncia durante la Conferencia de Acción Política Conservadora en National Harbor, 21 de febrero de 2024, Oxon Hill, Maryland [AP Photo/Jose Luis Magana]

Las declaraciones de Bannon equivalen a una admisión de que él y sus cómplices dentro y alrededor de la Casa Blanca de Trump están involucrados en traición. Están conspirando para derrocar la Constitución e imponer una dictadura presidencial. Sin embargo, su entrevista no ha provocado una respuesta seria del Partido Demócrata ni de los medios de comunicación de la élite política, incluido el órgano no oficial de los demócratas, el New York Times .

A continuación, incluimos parte de la entrevista transmitida en línea:

Bannon: Bueno, va a obtener un tercer mandato, así que Trump 2028. Trump va a ser presidente en 2028, y la gente debería acomodarse a eso.

Zanny Minton Beddoes: ¿Y qué hay de la 22ª Enmienda?

Bannon: Hay muchas alternativas diferentes. En el momento apropiado, presentaremos cuál es el plan, pero hay un plan, y el presidente Trump será el presidente en 2028. Tuvimos mayores probabilidades en 2016 y mayores probabilidades en 2024 que en 2028, y el presidente Trump será el presidente de los Estados Unidos, y el país lo necesita para ser presidente de los Estados Unidos.

Tenemos que terminar lo que comenzamos, y la forma en que lo terminamos, con Trump. Trump es un vehículo. Sé que esto los volverá locos, pero él es un vehículo de la providencia divina... Lo necesitamos por al menos un término más, y lo obtendrá en 2028.

Bannon dejó claro que estaba hablando de una guerra civil. Dijo: “Ya no se trata de debate. No vas a razonar con estas personas ... Estamos en una guerra política. El punto final es que estamos a cargo”.

Tomando una página del libro de jugadas de su héroe, Adolf Hitler, Bannon dijo que la estrategia era “apoderarse de las instituciones y luego purgarlas”. Después del fracaso de su “Putsch de la cervecería” de Múnich de 1923, Hitler determinó que llegaría al poder a través de las instituciones de la República de Weimar, con el apoyo de secciones decisivas de la clase capitalista alemana. Eso es lo que ocurrió en enero de 1933, cuando la clase dominante en crisis llegó a la conclusión de que ya no podía gobernar por medios democráticos y recurrió a los nazis para aplastar a la clase trabajadora.

Trump está implementando los objetivos de su fallido golpe de Estado del 6 de enero de 2021, habilitado por la cobardía y la complicidad de los demócratas. Después del 6 de enero, Joe Biden pidió un “Partido Republicano fuerte” y no hizo nada serio para procesar a Trump ni a sus cómplices. En el período previo a las elecciones de 2024, Biden, Kamala Harris y otros demócratas líderes advirtieron que Trump era un fascista e impondría una dictadura, pero ahora que Trump está haciendo precisamente eso, los demócratas han abandonado estas advertencias.

En la entrevista, Bannon hizo la absurda afirmación de que Trump gobierna en interés de los trabajadores y del “hombre pequeño” al poner fin al “corporativismo” y restaurar el capitalismo. Esto se dijo de un gánster multimillonario que es el representante abierto de la oligarquía financiera en los Estados Unidos. La entrevista se publicó un día después de que Trump indultara al multimillonario Changpeng Zhao, ex director ejecutivo de la criptobolsa Binance. Zhao, quien tiene amplias relaciones comerciales con los hijos de Trump, se declaró culpable de lavado de dinero durante la Administración de Biden.

La entrevista también coincidió con la demolición por parte de Trump del Ala Este de la Casa Blanca, la expresión física de su desmantelamiento del legado de las revoluciones democráticas de Estados Unidos, para construir un salón de baile masivo. Esta monstruosidad al estilo de Mar-a-Lago está siendo pagada por donantes corporativos, incluidos Meta, Amazon, Apple, Caterpillar, Comcast, Google, Lockheed Martin, Microsoft, Palantir, Union Pacific, la familia Lutnick, Stephen Schwarzman (Blackstone) y los hermanos Winklevoss.

El hecho de que The Economist, un bastión del establishment mediático británico, le diera a Bannon una plataforma para difundir su mugre fascista es muy significativo. La promoción de Bannon se vio subrayada por el hecho de que el editor en jefe y el subdirector de la revista fueron elegidos para realizar la entrevista. A lo largo de la entrevista mostraron una enorme deferencia hacia el demagogo neonazi.

La publicación dedica su edición actual a un informe especial titulado “La próxima emergencia de la deuda” y “Los Gobiernos van a la quiebra”. El extenso artículo argumenta que los Gobiernos de todo el mundo deben llevar a cabo ataques masivos contra los programas sociales y se queja de que los jubilados viven demasiado tiempo. En un momento de la entrevista, Bannon, declara: “Estamos en una guerra para restaurar el capitalismo”, planteó a The Economist y dijo: “En esta revista, me dices que nos dirigimos al Armagedón financiero”.

Esta es la verdadera agenda de guerra contra la clase trabajadora detrás de las políticas de la clase dominante a nivel internacional y la retórica de Bannon. Estas políticas son incompatibles con las formas democráticas de gobierno. Solo pueden implementarse por medio de la dictadura.

En su entrevista, Bannon habló de su movimiento “populista y nacionalista” (es decir, fascista) como parte de una ola internacional, citando al Partido Reformista de Nigel Farage en Reino Unido, la RN de Le Pen en Francia, Alternativa para Alemania, Vox en España y los Hermanos de Italia de Meloni.

Bannon, que se cree un gran estratega de la contrarrevolución fascista, basa su plan en una suposición crítica, que es que el Partido Demócrata no hará nada para defender la Constitución., más allá de presentar apelaciones legales impotentes ante la Corte Suprema y murmurar su desaprobación verbal. Cuando llegue el momento, los demócratas se inclinarán descaradamente ante Trump.

Esto es totalmente cierto. El viernes, el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, se quejó de que los comentarios de Bannon eran “un discurso autoritario peligroso” y representaban una continuación del patrón de Trump de “desafiar el estado de derecho” y “poner a prueba los límites de nuestra Constitución”. El líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, calificó las declaraciones de Bannon de “escalofriantes” y una prueba de que el movimiento MAGA está “erosionando las salvaguardas constitucionales”.

Ninguno pidió el enjuiciamiento y arresto de Bannon ni le exigió que revelara las identidades de sus cómplices. Como siempre, se rehusaron a hacer un llamado a acciones de masas para detener el avance hacia la dictadura.

Para el domingo, la entrevista de The Economist había desaparecido de los medios del establishment. Al aparecer en el programa de entrevistas dominical “Face the Nation”, Jeffries no mencionó las declaraciones de Bannon ni las acciones dictatoriales de Trump. La anfitriona Margaret Brennan tampoco preguntó al respecto.

Ninguna facción de los demócratas, incluida su llamada ala “progresista”, moverá un dedo para detener el impulso de Trump hacia la dictadura. La semana pasada, Bernie Sanders, cuyo oportunismo cínico no conoce límites, apareció en el pódcast del partidario de Trump, Tim Dillon, y respaldó la guerra de Trump contra los inmigrantes, diciendo que “Trump hizo un mejor trabajo” que Biden en la seguridad de la frontera.

La indiferencia de los demócratas hacia los derechos democráticos ya fue demostrada en 2000, cuando Al Gore aceptó el robo de la elección por parte de la mayoría republicana en la Corte Suprema, lo que detuvo el conteo de votos en Florida para otorgar la Casa Blanca a George W. Bush, el perdedor del voto popular. Como escribió el World Socialist Web Site en ese momento, esto demostró que no existe una base de apoyo para la defensa de los derechos democráticos dentro de la clase dominante de los Estados Unidos.

La declaración de Bannon de que Trump se mantendrá en el poder a través de métodos inconstitucionales, es decir, ilegales, significa una ruptura con la democracia y sus procesos políticos tradicionales. Pero de este hecho se deriva una conclusión política crítica: si Trump está decidido a aferrarse al poder ilegalmente, esto significa que su destitución solo es posible a través de una acción de masas, fuera de los límites del proceso electoral. Tal vez Bannon no ha pensado hasta el final las implicaciones de su estrategia criminal, pero no se puede escapar del hecho de que está legitimando una revolución por parte de la clase trabajadora.

La conspiración de Bannon y sus cómplices en la Casa Blanca ha creado las premisas políticas para precisamente la situación prevista en 1776 por Jefferson en la Declaración de Independencia:

Que siempre que una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios [la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad], es el derecho del pueblo reformarlo o abolirlo, e instituir un nuevo Gobierno fundado en dichos principios, organizar sus poderes de tal forma como les parezca que ofrezca las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad.

En términos contemporáneos, la lucha contra la dictadura depende de la movilización de la clase trabajadora como fuerza social independiente. Debe quitar le el poder a la clase capitalista, cuyos intereses son incompatibles con la democracia. La “seguridad y felicidad” de la clase trabajadora, que comprende la abrumadora mayoría de la población, exigen la formación de un G obierno obrero, basado en principios socialistas.

La condición previa para esta lucha es una ruptura total con el Partido Demócrata. Cualquier subordinación de la lucha por la defensa de los derechos democráticos y sociales al Partido Demócrata, en sí mismo un partido de la oligarquía corporativa, es fatal. Los demócratas están petrificados de que cualquier movimiento de los trabajadores se salga de su control y desafíe los cimientos mismos del sistema capitalista. Temen eso mucho más que la posibilidad de un régimen fascista.

En su declaración para las protestas del 18 de octubre, el Partido Socialista por la Igualdad señaló la profunda hostilidad en la población hacia el intento de Trump de establecer una dictadura fascista. “Sin embargo”, explicó, “la ira y la indignación no bastan para detener la dictadura. Lo que se requiere, y lo que es más crítico, es un programa y una estrategia claros para dirigir esta lucha”.

Desde el 18 de octubre, Trump ha intensificado su guerra contra los inmigrantes y sus defensores, desatando a la Gestapo del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para atacar a los manifestantes en Chicago, Nueva York y otras ciudades y amenazando con invocar la Ley de Insurrecciones, que le dará el poder de desplegar tropas en servicio activo en todo el país. Ha continuado bombardeando ilegalmente barcos frente a las costas de América Latina y envió un portaaviones y su grupo de ataque asociado para preparar un ataque contra Venezuela.

El Socialist Equality Party (SEP; Partido Socialista por la Igualdad) llama a los trabajadores a organizarse colectivamente formando comités de base en cada lugar de trabajo, fábrica y vecindario para coordinar su lucha y vincularse con las luchas de los trabajadores a nivel internacional. Esta lucha está siendo encabezada por la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB). Estos comités deben vincular la defensa de los derechos democráticos con la lucha contra la guerra y por el empleo, los salarios, la salud y la igualdad social.

La lucha contra el fascismo no puede separarse de la lucha contra el capitalismo y por el socialismo. La defensa de la democracia requiere la expropiación de la oligarquía financiera y la transformación de las corporaciones y los bancos en servicios públicos bajo el control democrático de los trabajadores. La inmensa riqueza concentrada en manos de unos pocos debe utilizarse para satisfacer las necesidades humanas, no el lucro privado. Instamos a todos aquellos que quieran luchar por este programa a unirse al Partido Socialista por la Igualdad.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 27 de octubre de 2025)

Loading