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La guerra de chips entre Pekín y Bruselas se convierte en un nuevo frente de la rivalidad entre EE.UU. y China

El 30 de septiembre de 2025, el Ministerio de Asuntos Económicos de los Países Bajos invocó la Ley de Disponibilidad de Bienes de 1952 para tomar el control de Nexperia, una empresa fabricante de semiconductores de propiedad china con sede en Nimega, alegando que la compañía representaba una amenaza para la “seguridad económica” holandesa y europea.

Las autoridades holandesas posteriormente destituyeron al director general de Nexperia, Zhang Xuezheng, también fundador de Wingtech Technology, la empresa que adquirió Nexperia en 2019.

Sede de Nexperia en Nimega, Países Bajos [Photo: RadhaKrishna R/Google Maps]

Esta empresa china es un proveedor clave de chips tradicionales ampliamente utilizados en la industria automotriz y en dispositivos de consumo. Opera plantas de fabricación en Reino Unido y Alemania, así como instalaciones de ensamblaje y empaquetado en China, Malasia y Filipinas, enviando “más de 110.000 millones de productos anualmente” según el sitio web de la compañía.

En diciembre de 2024, el Departamento de Comercio de Estados Unidos añadió a Wingtech a su Lista de Entidades, una lista negra que somete el acceso de corporaciones extranjeras a la tecnología estadounidense a complejas exigencias de licencias.

La Oficina de Industria y Seguridad de Estados Unidos, una dependencia del Departamento de Comercio, extendió recientemente las restricciones al control de exportaciones a las empresas cuya propiedad supere el 50 por ciento por parte de entidades ya listadas. Como resultado, Nexperia se ha visto atrapada en la guerra comercial entre EE.UU. y China.

Documentos del Tribunal de Apelaciones de Ámsterdam contradicen las afirmaciones del primer ministro neerlandés Dick Schoof y del ministro de Asuntos Económicos Vincent Karremans, quienes aseguraron que la incautación de Nexperia no fue una medida dirigida contra China y que no existía presión estadounidense.

Washington advirtió a Ámsterdam en junio pasado que el director general chino de Nexperia debía ser reemplazado por un ciudadano no chino si la empresa quería evitar ser incluida en la Lista de Entidades y las sanciones estadounidenses, según reportó el South China Morning Post.

Tras la incautación de Nexperia, el 4 de octubre el Ministerio de Comercio de China prohibió que la filial china de la empresa y sus subcontratistas exportaran componentes empaquetados y probados en el país.

Las prohibiciones de exportación impuestas por Beijing provocaron de inmediato preocupación en los países europeos. Según datos de la Comisión Europea, el sector automotriz es un pilar de la economía del continente, empleando a 13 millones de trabajadores y representando el 7 por ciento del PIB de la Unión Europea.

En respuesta al aumento de tensiones, la Asociación de Fabricantes de Automóviles Europeos instó el 16 de octubre a solucionar de forma rápida el conflicto, advirtiendo que las interrupciones en el suministro de chips podrían “amenazar con paralizar la producción”, dado que “la homologación de nuevos proveedores para componentes específicos [incluidas las pruebas de compatibilidad electromagnética] y el aumento de la producción llevaría varios meses”.

Los fabricantes de automóviles que adoptaron el enfoque de producción just-in-time (justo a tiempo) tenían reservas de chips de Nexperia sólo para unas semanas, siendo este el caso de Tesla. Esto también aplica a Apple y Samsung, que son clientes de Nexperia.

El episodio recuerda a la escasez de chips provocada por la pandemia de COVID-19 en la industria del automóvil y los cierres de fábricas, pero con una diferencia crucial: no existe una salida capitalista al colapso de todos los mecanismos y acuerdos de la posguerra basados en el libre comercio.

Citando a Zhou Chao, investigador del think tank radicado en Beijing Anbound, el South China Morning Post advirtió que el modelo de negocios de Nexperia “desarrollado en Europa, fabricado en China” se volvería “insostenible”, ya que la aceleración de las tensiones geopolíticas ha intensificado la desconexión tecnológica y la ruptura de las cadenas de suministro.

China está preparada para responder a cualquier escalada por parte de Estados Unidos y/o Europa. En una carta fechada el 18 de octubre, Nexperia China dio instrucciones a su plantilla de seguir las órdenes de la dirección local e ignorar las instrucciones de la sede neerlandesa.

El 21 de octubre, el ministro de Comercio de China, Wang Wentao, realizó una videoconferencia con el comisario europeo de Comercio y Seguridad Económica, Maroš Šefčovič. Wang se pronunció contra la sobredimensión del concepto de “seguridad nacional” y Šefčovič prometió facilitar una solución entre Ámsterdam y Pekín, según reveló el Global Times, tabloide estatal chino.

La rivalidad entre la UE y China continuará intensificándose. Lejos de la ilusión de que “un mundo multipolar, igualitario y ordenado” se había convertido en “una inevitabilidad histórica” y “una realidad” en la que China trabaja para promover “la igualdad entre todos los países” y evitar que “los fuertes intimiden a los débiles”, como proclamó el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, en la Conferencia de Seguridad de Múnich a comienzos de este año, la guerra comercial global lanzada por Washington contra China y la UE sólo alimentará las tensiones entre Beijing y Bruselas.

Un comentarista del South China Morning Post afirmó que, con la Casa Blanca de Trump clausurando simultáneamente las exportaciones chinas de alta tecnología y levantando barreras comerciales contra la UE, Europa se había convertido en “el único lugar suficientemente rico y abierto para absorber exportaciones [chinas], dejando a los productores locales [europeos] luchando por competir”.

Los datos de la UE muestran que la región mantiene un enorme déficit comercial con China, que alcanzó los €305.800 millones en 2024 y €297.000 millones en 2023.

Europa, al igual que Estados Unidos, ha quedado muy por detrás de China en innovación y manufactura. Tanto EE.UU. como la UE ven a China como una amenaza existencial a su dominio global y regional. Pero el hecho de ser intimidada por el régimen pandillero de Trump no convierte a las élites gobernantes europeas en defensoras auténticas de la multipolaridad.

Por el contrario, el aumento de las tensiones geopolíticas entre Washington y Pekín exacerbará la histórica fractura entre Bruselas y Beijing.

Europa bien podría no querer entrar en una guerra comercial simultánea con Estados Unidos y China, pero, impulsada por las exigencias de expansión del capital europeo, Bruselas podría no tener otra opción, según el South China Morning Post.

En su editorial, el Global Times escribió que la intervención del gobierno neerlandés “viola los principios de la economía de mercado y la competencia justa” y “contraviene las normas internacionales de comercio que la UE dice promover”.

Sin mencionar la confiscación de los fondos del banco central ruso realizada por la UE, el medio chino insinúa que la intervención del gobierno neerlandés “no solo perjudica los derechos e intereses legítimos de empresas chinas, sino que también mina la confianza de los inversores internacionales en el mercado europeo”.

Dicho sin rodeos: si los gobiernos europeos pueden apoderarse unilateralmente de activos rusos y chinos bajo el pretexto de “seguridad nacional” sin consecuencias, ¿qué harán a continuación con China? ¿Qué sector chino será el siguiente blanco de Bruselas?

Shen Yi, director del Centro de Estudios BRICS y profesor de Relaciones Internacionales y Asuntos Públicos en la Universidad de Fudan en Shanghái, comparó el lanzamiento por parte de los Países Bajos de la Coalición Semicon en Bruselas en marzo con una “fiesta de piratas”.

Los Países Bajos “han pasado de ser un pirata a dirigir flotillas piratas” y siguen creyendo que se puede acumular capital a través del saqueo de China, añadió.

En respuesta, China debe “cortar por lo sano” con esos “canallas” que solo entienden el lenguaje de la fuerza. Las empresas chinas deben proteger sus intereses en el exterior mediante una “cooperación pragmática” con Beijing para sobrevivir en un mundo donde “los fuertes se comen a los débiles”, afirmó Shen.

La promoción de la multipolaridad sirve para desarmar y anestesiar al proletariado internacional frente al peligro inminente de enfrentamientos militares directos entre EE.UU. y China.

Elementos de tierras raras

China, que domina la producción de elementos de tierras raras (ETR), ha aplicado prohibiciones a su exportación para uso militar. Pero Beijing no ha jugado su carta más fuerte: imponer restricciones a las exportaciones de tierras raras utilizadas en aplicaciones civiles como chips automotrices, turbinas eólicas, aleaciones y componentes eléctricos. Está llamando a Ámsterdam y Bruselas a desescalar el conflicto.

La guerra de chips entre Pekín y Bruselas solo puede entenderse como parte de la guerra tecnológica más amplia entre EE.UU. y China, que inevitablemente se intensificará.

China tiene el monopolio de la minería global de tierras raras (aproximadamente el 70 por ciento), así como sobre su refinado y procesamiento (alrededor del 90 por ciento). Además, la segunda economía mundial es la única capaz de producir ETRs con pureza 5N (99,999%) a escala industrial. “N” significa nueve y representa la pureza en porcentaje. Las ETR utilizadas en los chips más avanzados fabricados por la Taiwan Semiconductor Manufacturing Company Limited deben alcanzar o superar el 5N para garantizar un rendimiento fiable y máximo.

Yacimientos de elementos de tierras raras (ETR) en China [Photo by Kevnmh / CC BY-SA 4.0]

Ninguna empresa estadounidense puede satisfacer la demanda interna de ETR en términos tecnológicos o de escala. En enero de 2025, USA Rare Earths, un proveedor norteamericano de imanes de tierras raras, solo logró producir “una muestra de óxido de disprosio (Dy₂O₃) con una pureza del 99,1%”. Este experimento 2N fue anunciado por la empresa como “un avance en la producción nacional de tierras raras”, según mining.com.

Tal como señaló el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, las ETR son cruciales para diversas tecnologías de “defensa”, que comprenden “aviones de combate F-35, submarinos nucleares de las clases Virginia y Columbia, misiles Tomahawk, sistemas de radar, drones Predator y bombas inteligentes de la serie Joint Direct Attack Munition”.

La escasez de minerales de tierras raras necesarios para fines militares solo reforzará la determinación del imperialismo estadounidense de librar una guerra y “ganarla” de la forma más bárbara. A fines de septiembre, el secretario de Guerra Pete Hegseth dio un discurso fascistoide ante generales y oficiales en Quantico, Virginia, donde afirmó que el imperialismo estadounidense se negaría a seguir “reglas de combate estúpidas” y lucharía para infligir “letalidad máxima”. “Intimidamos, desmoralizamos, cazamos y matamos a los enemigos de nuestro país”.

El 24 de octubre, la filial china de Nexperia desafió las órdenes de su sede neerlandesa de expulsar al vicepresidente de Ventas y Marketing Global, John Chang, ejecutivo chino de la empresa.

Resta por ver cómo continuará la disputa en torno a la empresa china de semiconductores entre EE.UU., la UE y China, y cómo provocará interrupciones en el suministro.

Lo que sí es evidente es que, al igual que las medidas arancelarias del Smoot-Hawley adoptadas por Washington en 1930, y la política de autarquía del Tercer Reich, la guerra económica global iniciada por la pandilla fascista de Trump es preludio de guerras totales en todos los frentes entre potencias nucleares.

La única forma de poner fin a la guerra comercial internacional y frenar la deriva hacia guerras reales es mediante la unidad internacional de la clase obrera en China, Europa y Estados Unidos en un movimiento socialista contra la guerra y contra el capitalismo.

(Artículo originalmente publicado en inglés el 28 de octubre de 2025)

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