El secretario de Transporte de EE.UU., Sean Duffy, advirtió el jueves que el gobierno de Trump despediría a los controladores aéreos que no se presenten a trabajar, a pesar de que no están recibiendo salario debido al cierre del gobierno. Los comentarios provocadores de Duffy se produjeron pocos días después de que se hiciera público un borrador de memorando de la Casa Blanca en el que se afirmaba que los trabajadores federales con licencia no tienen garantizada la compensación por el tiempo forzado sin trabajar durante el cierre.
El viernes marca el día 10 del cierre del gobierno, que la administración Trump ha aprovechado para acelerar sus planes de despedir a cientos de miles de trabajadores federales, eliminar agencias enteras, desmantelar los programas de prestaciones sociales y consolidar aún más el poder en manos de la presidencia como parte de su plan para establecer una dictadura policial-militar.
Trump se ha apoyado en la cobardía y complicidad de los líderes congresuales demócratas, quienes han tratado la crisis como un regateo rutinario sobre programas, suplicando a los republicanos por un acuerdo bipartidista que proporcione fondos para que Trump continúe con su conspiración fascistizante.
Se estima que unos 13.000 controladores aéreos y alrededor de 50.000 agentes de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) han sido obligados a trabajar sin salario. Dado que la Administración Federal de Aviación (FAA) tiene al menos 3.500 controladores menos de los necesarios, muchos de ellos han tenido que trabajar horas extras obligatorias y seis días a la semana incluso antes del cierre.
Duffy arremetió contra los controladores que no se presentaron al trabajo, acusándolos de ser responsables por los aproximadamente 15.000 vuelos retrasados desde el lunes. “Si tenemos a un pequeño grupo de controladores que no se presentan, y son los problemáticos”, dijo Duffy en Fox Business, “…si tenemos personal que no está comprometido como necesitamos, los vamos a despedir. No puedo tener gente que no se presenta a trabajar”.
Duffy añadió: “Es una pequeña fracción la que no trabaja, pero puede causar una interrupción masiva, y eso es lo que estamos viendo propagarse por nuestros cielos hoy”.
Lejos de condenar estas amenazas, los dirigentes de la Asociación Nacional de Controladores Aéreos (NATCA) emitieron un comunicado advirtiendo a sus miembros que “participar en una acción de trabajo podría resultar en la expulsión del servicio federal” y es “ilegal”. A ojos de la burocracia sindical, es perfectamente “legal” obligar a sus miembros a trabajar gratis como esclavos.
Los controladores enfrentan los mismos problemas —falta de personal, horarios extenuantes, equipos obsoletos— que llevaron a la huelga contra el gobierno de Reagan en 1981. La decisión de Reagan de despedir a más de 11.000 huelguistas y destruir el sindicato PATCO provocó una enorme oposición, con medio millón de trabajadores marchando en Washington D.C. y un amplio apoyo a una huelga general. Pero la AFL-CIO traicionó la lucha, aprobando la represión antisindical de Reagan y allanando el camino a décadas de ataques del capital y del gobierno contra la clase trabajadora.
El ataque actual de Trump contra los trabajadores federales, sin embargo, va mucho más allá de PATCO.
Trump y el director de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca (OMB, por sus siglas en inglés), Russ Vought —uno de los principales arquitectos del cuadernillo derechista de gobierno “Proyecto 2025”— actúan como gánsteres, regocijándose por el despido de miles de trabajadores federales y amenazando con negar el pago retroactivo a hasta 750.000 trabajadores federales después del cierre.
El viernes, Trump publicó un video generado por inteligencia artificial con Vought como la Muerte, portando una guadaña a través de los edificios federales en Washington D.C. mientras los trabajadores federales hacen fila en oficinas de desempleo.
Negar el pago retroactivo a los trabajadores federales sería una violación flagrante de la “Ley de Tratamiento Justo de los Empleados Gubernamentales de 2019” (GEFTA, por sus siglas en inglés), firmada por el propio Trump durante el último cierre del gobierno, que duró un récord de 35 días. La ley, conocida como GEFTA, “ha sido ampliamente interpretada como una garantía de que los empleados con licencia recibirían compensación automáticamente después de futuros cierres”, señaló Axios.
La nota continúa: “Pero el nuevo memorando de la Casa Blanca, de la Oficina de Presupuesto, argumenta que GEFTA ha sido malinterpretada o, en palabras de una fuente, es ‘deficiente’ porque fue enmendada nueve días después, el 25 de enero de 2019… [La enmienda] agregó una frase que dice que los empleados con licencia deberán ser compensados ‘sujeto a la promulgación de leyes de apropiación que terminen con la interrupción’… Para la Casa Blanca, eso significa que el dinero para esos trabajadores debe ser específicamente asignado por el Congreso”.
Consultado el martes por un periodista de la Casa Blanca sobre si era posición del gobierno que los trabajadores con licencia recibirían pago retroactivo, Trump respondió como un capo de la mafia: “Yo diría que depende de quién estemos hablando. Puedo decirte esto, los demócratas han puesto a muchas personas en gran riesgo, pero realmente depende de a quién te refieras. Pero en la mayoría de los casos, nos vamos a encargar de nuestra gente. Hay algunas personas que realmente no merecen ser atendidas, y nos encargaremos de ellas de otra manera”.
Frente a este ataque sin precedentes, la Federación Americana de Empleados Gubernamentales (AFGE, por sus siglas en inglés) ha presentado un puñado de demandas legales y les pide a sus miembros que escriban a sus congresistas. La presidenta de la Federación Americana de Maestros (AFT), Randi Weingarten, emitió un mensaje: nada de qué preocuparse, quédense en sus aulas. Otros dirigentes sindicales están saltando abiertamente al campo de Trump.
Este cuello de botella debe romperse mediante la formación de comités de base, democráticamente controlados por los propios trabajadores federales, para organizar una resistencia colectiva frente a los despidos masivos y el robo de salarios. Estos comités, afiliados a la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB), deben vincularse con los sectores más amplios del proletariado para preparar acciones masivas, incluyendo una huelga general, para expulsar a Trump y a su camarilla fascista del poder. Este movimiento debe ser políticamente independiente del Partido Demócrata, que defiende la misma oligarquía financiero-empresarial que los republicanos.
El desarrollo de comités de base es la única manera en que la enorme oposición a Trump, que se expresa en el creciente apoyo a las protestas “No a los reyes” del 18 de octubre, puede asumir una forma políticamente consciente.
Varios trabajadores federales hablaron con el WSWS sobre la lucha.
“Seguimos trabajando por el momento, pero sujetos a licencia en cualquier momento”, dijo un trabajador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA). “Que Trump diga que no nos va a pagar realmente me preocupa. Lo peor es que la ley está completamente clara. No puede ser más obvio que los empleados con licencia deben recibir el pago. No hay margen para interpretaciones. Terminará en los tribunales, pero ni siquiera eso lo detiene. Tiene a la Corte Suprema de su lado, y de todos modos están ignorando los tribunales.
“Muchísima gente vive de cheque en cheque, y ahora ni siquiera sabemos si vamos a cobrar. Al final, nos paguen o no, esto muestra lo que está pasando en este país. Es una locura. Están convirtiendo la protesta en crimen, incluso cosas como llamar a boicots. Esto no va a terminar bien”.
Una trabajadora del Instituto Smithsonian en Washington D.C. dijo: “Todavía tenemos fondos para mantenernos abiertos hasta fin de semana. Hay mucha preocupación sobre despidos porque no hemos recibido ninguna directiva de la Casa Blanca.
“Ahora dicen que no hay garantía de pago retroactivo, ese es el gran problema ahora, sumado a la incertidumbre sobre cuánto durará el cierre del gobierno.
“Existe la posibilidad de que Trump decida no financiar más al Smithsonian. Estamos bajo revisión. Prácticamente pueden cerrar todo el Smithsonian, y entonces no habrá más institución. No más empleos, ni oportunidades para educar a los estadounidenses. Smithsonian es uno de los educadores más importantes del país, por eso la preocupación es enorme.
“Podemos hacer una declaración más fuerte si todos se unen y luchan contra esto. Es así como, si lo piensas en la historia de Estados Unidos, no ha habido grandes logros sin la unión de todos para luchar”.
Un trabajador escribió en Reddit sobre la publicación del vídeo de Trump con la figura de la Muerte: “Más bien parece una secta de la muerte oligárquica. ¿De verdad creen estos tipos que un Estado de vigilancia y una policía militarizada los protegerán de otro evento al estilo Revolución Francesa?”
(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de octubre de 2025)